La candidata apalancada por Larreta incorporó al exestratega de Macri para mejorar su performance en el bastión de Pro; la amenaza que representa el papel de Milei.
Por: Matías Moreno.
Con la necesidad de resurgir de cara a 2023, María Eugenia Vidal busca imprimirle su sello a la campaña porteña de Juntos por el Cambio. Después de sortear el escollo de las PASO, la exgobernadora bonaerense, una de grandes apuestas" class="com-link" data-reactroot="" style="box-sizing: border-box; margin: 0px; padding: 0px; border: 0px; font: inherit; vertical-align: baseline; outline: none; text-decoration-line: none; color: rgb(2, 80, 201); transition: all 0.2s ease-in-out 0s;">las grandes apuestas electorales de Horacio Rodríguez Larreta, pretende disipar las dudas que aún genera su mudanza política. Con un mensaje cada vez más combativo y una estrategia renovada, a la que pretende ponerle su impronta personal, Vidal se fijó una meta ambiciosa para la contienda del 14 de noviembre con el kirchnerismo: quiere mejorar la performance del espacio respecto de las PASO para garantizarle a JxC nueve de las diez bancas nacionales que pone en juego. “Hay que ir a buscar esos votos”, arenga a su manada.
Para lograr su objetivo, Vidal lidiará con un doble reto. Por un lado, necesita conservar en su canasta el aporte que hizo Ricardo López Murphy, quien ocupará el cuarto casillero en la nómina porteña de JxC, y evitar que Javier Milei pesque en la fuente de sufragios de la coalición oficialista. En paralelo, requiere aumentar seis puntos el caudal de votos que cosechó la alianza en las PASO para llegar al 53%. De esa manera, JxC le garantizaría un escaño a Sandra Pitta, quien quedó novena en la boleta tras el ensamble con la lista de Republicanos Unidos.
Como parte del plan para apuntalar su armado proselitista, Vidal convocó a Marcos Peña, quien se alejó de la política partidaria para dedicarse a la consultoría privada. A sabiendas de que la figura del exjefe de Gabinete genera resistencias internas, Vidal sondeó a varios referentes de la fuerza en el distrito. Desde Martín Lousteau hasta Patricia Bullrich no tienen buenos recuerdos de Peña. La propia Vidal tuvo profundas diferencias con el exestratega de Macri, pero ella valora que Peña haya hecho autocrítica de sus errores en su incursión por la Casa Rosada. Por eso, Vidal no quiso prescindir de los servicios de Peña, a quien considera un experto en campañas políticas, para el tramo crucial de su lucha por resurgir.
El exconsiglieri de Macri fue presentado como “asesor externo”, un rol que despierta comentarios suspicaces en la UCR y Pro. Al cada vez más nutrido comité de campaña de Vidal, que conduce el larretista Fernando Straface, también se acopló Pablo Knopoff, de Isonomía Consultores. Guillermo Oliveto, especialista en tendencias sociales y de consumo, ya se había incorporado para las PASO.
Dispuesto a “dar una mano”, Peña pidió información antes de dar un veredicto. Sin embargo, según pudo saber la nacion, el exfuncionario sugirió que la campaña carecía de un concepto claro y un criterio unificado en las distintas plataformas. La exgobernadora ya había admitido ante algunos dirigentes de Pro que no estaba cómoda con la estrategia. “Ella quiere un perfil más político, menos técnico y enlatado”, dice una fuente porteña. Días atrás, Peña cenó con Straface -participó de manera virtual- y Vidal. En Uspallata señalan que el exjefe de Gabinete no tendrá un rol orgánico en la mesa de estrategas. “No va a cambiar el perfil de la organización de campaña”, aseguran cerca de Larreta.
Straface se ocupó del proceso de integración de los equipos técnicos de López Murphy y Adolfo Rubinstein, quien hizo aportes de su plataforma pese a que su lista no pasó el filtro de las primarias. “Desde el domingo de las PASO nos propusimos trabajar para integrar las listas y que el espacio refleje una unidad consistente”, señala Straface.
La amenaza de Milei
Vidal no teme que haya una migración de votos de López Murphy a Milei. Considera que los seguidores del exministro son fieles, y más proclives a quedarse bajo el paraguas de JxC que a inclinarse por el economista liberal. Tampoco, dicen cerca suyo, se inquieta ni se sorprende por el fenómeno Milei. Considera que el economista representa a la franja del electorado porteño que no vota al kirchnerismo ni a JxC. “Siempre hubo terceras fuerzas en la Capital. En algún momento lo representó [Jorge] Telerman y después Lousteau”, sostienen en su entorno. De todos modos, Vidal redobló esta semana su apuesta por el voto útil, al advertir que JxC tiene la oportunidad de pelear por la presidencia de la Cámara de Diputados, cargo que ostenta Sergio Massa, si se convirtiera en la primera minoría después de las elecciones generales. “Si votás a Milei te podés sacar la bronca, pero con dos o tres diputados en el Congreso no frenas al kirchnerismo. Necesitamos un bloque de 120 para ponerle un límite al autoritarismo”, dicen cerca de Vidal.
Convencida de que el plan “platita” de la Casa Rosada será infructuoso, Vidal sale a cazar más votos opositores en la fortaleza electoral de Pro, con un tono belicista. “No es que tuvo que endurecerse, la pelea cambió“, justifican en el vidalismo.
A partir de un estudio de segmentación de los votos, el equipo de campaña de la Ciudad busca “maximizar” el potencial de sus candidatos. Por ejemplo, López Murphy se enfocará en el norte, y Martín Tetaz (UCR), en el centro y en el sur.
En el vidalismo se jactan de que JxC ganó en catorce de las quince comunas. En la 8 (Villa Soldati y Lugano), donde Larreta también cayó en 2019, la boleta del oficialismo perdió por 400 votos ante el Frente de Todos. En cambio, el Pro logró revertir el resultado de 2019 en la 4 (Pompeya, La Boca y Parque Patricios). Sorteada la interna de JxC, Vidal prevé dedicarle mayor atención a la campaña en la zona sur.
Vidal prefiere no hablar de 2023, pero mantiene latente su deseo de pelear por la presidencia. En la intimidad dice que quiere hacer la “mejor elección posible” en la Capital y que se alista para ocupar una banca del Congreso.
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