Después de la derrota aplastante de Carlos Mac Allister en La Pampa, la UCR amaga con ir por todo. En varias provincias, el Pro decidió retirar a sus candidatos a gobernador, conformándose con negociar el segundo puesto en las fórmulas, para evitar nuevas palizas.
En el gobierno nacional saben que están en caída libre y que jamás fue su especialidad el control del territorio, por lo que dar batalla en todas partes, sobre todo en muchos lugares en donde Cambiemos cuenta con chances escasas, no vale el esfuerzo.
Lo que sí les dolió, en cambio, fue la decisión del radicalismo cordobés de imponerle internas, presentar como candidato a Ramón Mestre (h) y que, además, le abofetearan en la cara al postular a Diego de Loredo, el yerno del ministro de Defensa Oscar Aguad, a la intendencia de Córdoba Capital.
Y es que si bien Aguad es ministro del gobierno, la relación de Marcos Peña Braun con Diego de Loredo está quebrada hace rato, y el propio jefe de Gabinete mordió el polvo al tratar de hacerlo bajar de la lista. Más aún cuando el gobierno nacional descontaba que la candidatura a gobernador sería impuesta a dedo por la Casa Rosada. El favorecido era Mario Negri, como pago a sus servicios como operador dentro de la UCR a lo largo de estos tres años.
Con la evidencia de la rebelión cordobesa, y en vista de que las chances de Negri son reducidas en una interna con Mestre, Peña Braun estalló de ira y decidió demostrarle su poder de fuego a la UCR, interviniéndole prácticamente el gabinete a Aguad. Para esto dispuso la cesantía del número dos de esa cartera, el secretario de Estrategia y Asuntos Militares, Horacio Chighizola, para colocar a alguien de su propio riñón, Paola di Chiaro.
Ni lerdo ni perezoso, Ricardo Alfonsín, devenido en outsider del radicalismo institucional, decidió echar leña al fuego tanto contra la conducción partidaria, cuanto contra el afán reeleccionario del presidente Mauricio Macri. En una entrevista radiofónica, Alfonsín se despachó a gusto: “Yo no responsabilizo al Pro por el papel pasivo de la UCR”, aseguró. Y allí tiró el primer mazazo a la conducción partidaria: “La conducción nacional de la UCR está más preocupada por la disputa de los cargos que por las ideas. Quienes no respetaron a la UCR fue la conducción nacional de la propia UCR”, concluyó.
A continuación, enfocó su mira en la alianza Cambiemos: “La UCR debe competir en las PASO con propuestas radicales, que no se trate de un simulacro de interna. Si lo hace, gana como ocurrió en La Pampa”. Y agregó, por si hiciera falta que: “Un candidato de la UCR le ganaría a un candidato del Pro y después sería más fácil ganar en las elecciones nacionales. Martín Lousteau sería un gran candidato, porque la economía es una de las cuestiones que más le preocupa a la gente”.
Después de La Pampa, la acción se traslada a Córdoba. Y en el gobierno nacional saben que, en caso de una vitoria de Mestre y De Loredo, no les resultará fácil contener la demanda de los radicales para definir en las PASO al candidato presidencial del espacio.
Sobre todo cuando, en opinión de muchos, Lousteau cuenta con excelentes posibilidades de derrotar a Macri en esa instancia y que, seguramente, sería un candidato mucho más competitivo que el actual presidente.
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