El jefe de gabinete mencionó los tres pilares económicos del gobierno y salieron a reclamarle que baje el gasto.
Marcos Peña difundió hace unos días un documento sobre el modelo económico de Mauricio Macri en el que defiende el rol del Estado para contener la situación social hasta que el crecimiento tome fuerza, lo que encendió las críticas de economistas liberales que enseguida salieron a pedirle que el Gobierno recorte el gasto y afloje la carga impositiva.
Peña habló de los tres pilares sobre los que el gobierno busca trabajar para lograr su objetivo central, que definió como "reducir la pobreza". En ese documento público, el Jefe de Gabinete los enumeró: un piso mínimo de ingresos para las familias que lo necesitan, mejorar la calidad de vida en las ciudades y barrios y más movilidad social para romper el círculo vicioso de la pobreza.
En fila le llovieron críticas de economistas liberales como Roberto Cachanosky, que le pidió dejar de "exprimir" al sector privado con impuestos para financiar la pobreza o Carlos Rodríguez, que le aconsejó que activamente disminuya la interfencia del Estado en la economía.
El reclamo no es disparatado si se tiene en cuenta que el déficit de la Argentina -que se agravó en los dos primeros años de Macri- ronda los ocho puntos del PBI y la presión impositiva permanece en niveles récord.
Por eso, fue bien recibido el discurso de Macri en el CCK en el que pidió bajar el gasto, aunque hasta ahora lo que el gobierno mostró fue una suba de impuestos y una eventual baja de las jubilaciones, que es verdad, concentran más del 40 por ciento del gasto del Estado.
Los economistas Carlos Melconian y Miguel Bein, en un seminario brindado luego del discurso de Macri celebraron que haya concluido el período de "inacción fiscal", pero los economistas más ortoxodos subrayan que hasta el momento no se vio una reducción similar de las enormes estructuras del gobierno nacional, que incluso se expandieron.
"Nuestra política social se basa en la convicción de que no se puede esperar a los resultados del crecimiento económico, al que consideramos insuficiente para terminar con la pobreza, y que para lograr resultados profundos es indispensable un rol dinámico del Estado", defendió Peña.
Sobre ese aspecto opinó también el economista mediático Javier Milei, que acusó al jefe de Gabinete de desconocer las reglas básicas de la economía y le recordó que el crecimiento en los últimos dos siglos y medio llevó "la pobreza extrema desde el 95% al 5%, con una población mundial que se multiplicó por 7,5 veces".
En su carta, Peña afirma que el desafío de "Pobreza Cero" va a llevar tiempo y que la tarea "recién comienza", pero aclara que en el Gabinete estamos convencidos de que "no hay desarrollo económico posible sin desarrollo social".
Las duras críticas de esos economistas liberales abren el interrogante de si acaso no sería ese el efecto que buscaba Peña. Es que los dichos colaboran en correr a Macri de la derecha más dura y lo empujan hacia un lugar de centro más moderno, justamente aquel en el que quiere ubicarlo el jefe de Gabinete. Una suerte de tercera vía como los modelos de Tony Blair, Bill Clinton o Barack Obama, que desde el gobierno miran como ensayos a seguir.
En ese sentido, Peña jamás ocultó que espera que el gobierno de Macri sea similar al demócrata norteamericano. En rigor, el jefe de Gabinete cultiva mucho esas relaciones y el propio Macri en su última visita a Nueva York visitó todos los think tanks de ese partido, ninguno republicano.
Esa es la línea que Peña promovió desde el inicio del gobierno y que incluso se potenció durante la gestión de Susana Malcorra al frente de la Cancillería. Una premisa a la que Macri se pliega.
No es nuevo: en su última visita Macri habló por segunda vez en el Council of the Americas. En visitas anteriores había visto al ex alcalde demócrata de Nueva York, Michael Bloomberg, y se mostró en un homenaje junto al alcalde actual, el también demócrata Bill de Blasio. En rigor, el Presidente jamás fue a visitar un think tank republicano y con eso también da indicios de cuál es la línea económica que Peña impulsa.
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