El Toro enfrenta a Leicester Tigers, su club, y destaca el reconocimiento que logró en los Pumas
Como el minotauro en su mitológico laberinto, así está Marcos Ayerza en esta ciudad de dibujo anárquico y pulcritud metódica. Luego de once años y dos Mundiales, llega al de Inglaterra 2015 con sed de revancha y en un escenario idílico para él.
Por fin tiene la posibilidad tener con la camiseta argentina el protagonismo que ostenta en Leicester Tigers, un club que se jacta de contar con los mejores primeras líneas. A los 32 años, llega con la maduración justa y en un escenario en el que se siente a gusto.
"Es un Mundial especial para mí. Me toca jugar en Inglaterra, hay dos partidos en Leicester... y también con aspiraciones a tener más protagonismo. La experiencia de Mundiales anteriores me ha servido para crecer como jugador y hoy soy quien soy por todas las experiencias vividas", dice mientras hace de anfitrión en Welford Road y saluda a los empleados del club.
En esta cancha, los Pumas jugarán hoy su último partido preparatorio previo a la gran cita. A las 15 (11 de la Argentina), se enfrentarán con Leicester Tigers, lo que para Ayerza será un duelo especial, ya que vestirá ambas camisetas (será titular en los Pumas y sobre el final jugará unos minutos para los locales). "Va a ser muy raro. Llegar a Welford Road fue algo muy difícil. Y jugar contra Leicester, ir al vestuario visitante? son todas cosas que van a hacer incluso más especial este partido."
Además, el partido está enmarcado en el Marcos Ayerza Testimonial, "una especie de celebración en la que durante un año el club concede a un grupo de personas la organización de una serie de eventos en los que se homenajea un jugador por su compromiso, su dedicación, su trayectoria durante 10 años en el club", como él mismo describe. "Yo no me veía jugando 10 años acá. Pero cuando me propusieron esto me sentí muy halagado. Viví como se lo hacían a otros jugadores: Martin Corry, Lewis Moody, Ben Kay, Geordan Murphy, leyendas del club".
El Toro Ayerza ganó cuatro títulos locales con los Tigers (con 10, es el más ganador de Inglaterra) y es considerado el mejor pilar de la liga, pero recién en 2013 asumió la titularidad en los Pumas. Llegó aquí en 2006 con un contrato por nueve meses y terminó haciéndolo su hogar. Sin embargo, espera cambiar pronto la serenidad de esta localidad al noroeste de Inglaterra por el bullicio de Buenos Aires junto a su mujer Mercedes y sus hijas Mercedes (un año y 10 meses) y Josefina (siete meses). "Leicester es una ciudad tranquila, ordenada, muy inglesa. Las cosas funcionan bien, se puede vivir tranquilo. Además, vive el rugby de una forma especial. El club es el orgullo de la ciudad y te lo hace sentir con el cariño de la gente y también con la presión por ganar."
-¿Estás seguro de que querés volver?
-Las raíces tiran y hoy la idea es soñar con una Argentina en grande. Ojalá que las cosas cambien para que la vuelta sea mejor. Nos gustaría que nuestros hijos tengan la educación y el cariño de la familia que tuvimos nosotros allá.
-¿Tenés fecha de regreso?
-Tengo tres años más de contrato. Voy a ir viendo como están mi cuerpo, mis ganas, la situación en la Argentina? cualquier cosa puede pasar. Hoy la idea es disfrutar este partido y tener un gran Mundial.
-¿Cómo fue esta primera semana de preparación aquí?
-La sintonía del equipo está puesta en el Mundial. Se vio en la semana: teníamos prácticas de baja intensidad y los entrenadores nos tuvieron que pedir que nos relajemos un poco. Eso habla de lo que es la sintonía del equipo.
-¿La victoria ante Sudáfrica puso al equipo en otro nivel?
-Nos dio la seguridad de saber que en nuestro día somos capaces de ganarle a cualquiera. Pero también sabemos que tenemos limitaciones cuando no tenemos el 100% de entrega y de locura. Somos esclavos de nuestro propio destino.
-Los Pumas están sorprendiendo por la osadía en el ataque. ¿Se puede sostener ese juego en un Mundial?
-En un Mundial se juega a ganar. No vamos a resignar lo que hemos crecido en el juego. Pero hay que tener esa dualidad de jugar clínicamente, hay que bajar ese vértigo y tener decisiones tácticas.
-¿Por qué tardó en llegar tu reconocimiento en los Pumas?
-Cada entrenador tiene su forma de ver el juego. Yo siempre aspiré a lo mejor. Han pasado grandes jugadores por mi puesto y tuve que esperar mucho mi momento. Hoy se me da tener más participación. Después de tanto esperar se disfruta el doble vestir esta camiseta.
-En 2011 los suplentes de la primera línea eran Scelzo, Creevy y vos. En el recambio, hay jugadores poco experimentados. ¿Puede repercutir?
-El rugby sigue evolucionando en exigencia física y en los últimos minutos son importantes las reservas (más que suplentes). Va a ser un Mundial de planteles y estamos confiados de que tenemos uno bueno. Cada uno hace camino al andar. Como me pasó a mí, hacen falta oportunidades y encontrarse situaciones de presión para crecer. Expuestos en situaciones límite es cuando se ve el carácter. Son buenos, por algo están acá.
-En 2016, por disposición de la Unión Argentina de Rugby, los que sigan en Europa no van a poder jugar más en los Pumas, como es tu caso. ¿Te parece injusto?
-La Unión adoptó una política que cree que es la mejor para el rugby argentino. Yo me adaptaré a lo que me toca. Firmé hace un año por cuatro temporadas y voy a respetarlo porque es mi compromiso. Vivo cada partido como que puede ser el último, por lesión, por decisión del entrenador o de la Unión.
-¿Estás abierto a volver en 2018?
-Veré en su momento si tengo ganas de seguir, transmitirle mi experiencia a los más chicos. Hoy estoy pensando en mañana y en el Mundial, pero todo es posible.
-¿Para qué están los Pumas?
-Les podemos jugar de igual a igual a los mejores. Eso invita a soñar. Queremos jugar un Mundial para ganarlo, no tenemos miedo de decirlo. Sabemos que tenemos una zona muy difícil por más que mucha gente descarte a Georgia, Tonga y Namibia. Si pasamos el grupo, después son partidos a todo o nada y en un buen día les podemos ganar a cualquiera.
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