El aspirante radical ratifica que a él lo eligieron “por ser distinto” y que no necesita que se confunda un gesto institucional con alguna complicidad con el actual “concejal a cargo” del populoso departamento.
El intendente electo de Guaymallén es un hombre frontal, que no le escapa a decir lo que siente. Desde su visión, él no ganó sino que hubo varios factores que incidieron para que lograra una diferencia de casi 12 puntos sobre su principal rival, el hoy jefe comunal, en realidad “concejal a cargo”, Luis Lobos, con quien no se reunirá para la transición porque “es una foto innecesaria”.
De 62 años, licenciado en Bioquímica, separado, padre de dos hijos adultos, dice que milita en la UCR “desde que estaba en la panza” de su madre, en su Córdoba natal, donde recibió la influencia fundamental del ex presidente Arturo Illia.
- ¿Cómo se siente?
- Con una serena alegría porque yo vi venir este resultado claramente en la última semana, por la recepción de la gente que visitábamos. Era muy fuerte.
- ¿Cómo lo supo antes?
- Por las notas de los fiscales. A mí me tocó ir a varias escuelas. Recorrí 28 de las 75, creo que es un buen muestreo. Y la mayoría de zonas difíciles como Rodeo de la Cruz, Colonia Segovia, Bermejo. En Dorrego sacamos más de 40 puntos y hubo mesas de hasta 50 puntos. Sabía que había un pequeño fraude informativo del PJ y por eso salí a las 6 de la tarde, para cortarlo. Por eso no estaba eufórico. No fue sorpresa para mí.
- ¿A qué atribuye el triunfo?
- La primera razón fue la fuerte vocación de cambio de la gente, que está cansada de un modelo ineficiente. En el caso de Guaymallén, al hartazgo de la gente de las sospechas fundadas de corrupción, del enriquecimiento del concejal a cargo de la Intendencia, del manejo feudal y nepótico en el municipio y de las denuncias. En tercer lugar, nosotros hicimos una campaña boca a boca, muy esforzada pero muy eficiente. Recorrimos todo Guaymallén 6 veces.
- ¿Y cuál fue su virtud?
- Representamos el cambio y la transparencia. También hubo factores aleatorios, como que muchos peronistas, “asqueados” de la persona de Lobos, nos votaron. No dejaron de ser peronistas. Seguramente en la próxima elección votarán al PJ, y en ésta tal vez hubieran votado a Elizalde o a Abraham. Algunos me lo dijeron.
- ¿Cornejo no traccionó?
- Cambia Mendoza es un equipo. Nos ven así con Alfredo y Laura. Además, en Guaymallén pesó el factor Julio Cobos, al igual que en Las Heras.
- ¿Ya definió el equipo de trabajo?
- Los equipos de trabajo vienen funcionando desde hace rato. Lo que hay que definir son los cargos de funcionarios, pero será más adelante.
- ¿Cómo encarará la tarea?
- En esta etapa vamos a hacer un buen diagnóstico para saber qué ocurre puertas adentro del Municipio. Conocemos la situación departamental, las principales falencias, pero adentro hay un estado crítico. En menos de 48 horas, ya tenemos información de que no cuadran los datos que se exhiben. Queremos un diagnóstico de las cuentas.
- ¿Cómo será la transición entonces?
- Habrá una reunión de Alfredo con los intendentes electos para escuchar lo que charló con Pérez y alguna normativa general para la transición común en los departamentos. Pero advierto que en Guaymallén es una situación única.
- ¿Por qué?
- Primero porque no hay un intendente; hay un concejal a cargo gobernando con su familia, como un feudo, el municipio. Segundo, porque este hombre está denunciado en la Justicia por tres causas. Tercero, porque ha habido una campaña muy sucia, con lo cual no hace creíble ni necesaria una reunión con él. Yo no lo voy a invitar a tomar un café en mi casa. Eso tiene que quedar claro. Haremos la transición así. Es innecesaria la foto con Lobos. La gente me votó por ser distinto, no quiero que me confunda.
- ¿Será un intendente con iniciativa propia u obedeciendo directivas del gobernador?
- Fui elegido intendente para gobernar como tal. Pero vamos a tener una excelente relación con Alfredo, Laura y los otros intendentes del Gran Mendoza, porque sabemos que los problemas de Guaymallén no se resuelven sólo en el ámbito departamental. Los que más me preocupan son agua y cloacas, transporte, basura, vivienda. La lista es larga. Trabajaré con toda la autonomía del municipio, pero en excelente relación con la provincia.
- ¿Cuál será su primera acción de gobierno?
- Transparencia. Es a lo único que me comprometo para el día cero.
- ¿Qué transformaciones le gustaría lograr para quedar en la historia de Guaymallén?
- Es una vanidad, que no tengo, quedar en la historia de Guaymallén. Prefiero contribuir a que otros pasen a la historia haciendo las tareas, porque vamos a tener que empezar desde “menos cero”, con un claro retroceso frente a otros departamentos del Gran Mendoza, como Capital y Godoy Cruz. Yo sueño con dejar a Guaymallén ordenado. Con pequeñas y medianas obras en todos lados. Con mejoramiento de los servicios en general y entregar al próximo intendente una plataforma de trabajo previsible. No se hace de la noche a la mañana pero la idea es que, poco a poco, el habitante de Guaymallén recobre el orgullo de vivir en el departamento que ahora no tiene.
- Parece que su ambición no son las obras sino las finanzas.
- No quiero anunciar cosas que no prometí en campaña. Ahora estoy en una etapa de diagnóstico. Tengo un fundado temor de encontrarme con una sorpresa. En general, los municipios están equilibrados, con una deuda de arrastre razonable. Pero esta formidable “operación maquillaje” que ha lanzado Lobos, estoy seguro que dejará cuentas en la banquina.
- ¿Cómo será el Marcelino intendente?
- Como fui de subsecretario, ministro o director de la OSEP. La falta de energía se suple con experiencia.
- ¿Un Municipio abierto?
- Si alguien dice que hará una gestión a puertas abiertas significa que no sabe nada. Es una excusa para quedar bien con la gente. Yo voy a ser el intendente con la personalidad que tengo. Tomaré las decisiones y hablaré con todas las personas que crea conveniente, a través de las áreas que correspondan. Pero si digo que hablaré con todos los vecinos, es una mentira. Trataré de hacerlo en la medida que pueda Y no en la oficina: en los barrios, donde sea más cómodo para ellos.
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