Por: Mario Wainfeld. Contrarreloj cerraron las listas para disputar el 11 de agosto las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias. Se inscribieron nueve fórmulas presidenciales. A pesar de la variedad de la oferta electoral, los pronósticos se inclinan por la polarización.
Se presentaron las listas para competir en las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO). Las tratativas excitadas, los armados de último momento signan esas jornadas, siempre. Acá echaremos un vistazo general que se amplía en otras notas de esta edición.
Se anotaron nueve fórmulas presidenciales, con ambiciones muy dispares. Sólo dos, todo lo indica, mantienen aspiraciones firmes de llegar a la Casa Rosada. La oficialista, integrada por el presidente Mauricio Macri y el senador Miguel Pichetto. Por la oposición, la compuesta por el ex jefe de Gabinete Alberto Fernández y la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner.
El binomio que encabeza el ex ministro Roberto Lavagna y completa el gobernador salteño Juan Manuel Urtubey se ilusiona con llegar de escolta en la primera vuelta y vencer en el ballottage. Un escenario que oscila entre el batacazo y el milagro.
El Frente de Izquierda y de los Trabajadores (FIT-Unidad) procura sostener y extender la representación parlamentaria que acumuló en años. Se sumó el MST dejando de lado la arcaica tradición divisiva de la izquierda democrática. Es el único Frente de ese sector con implantación nacional.
Otros pretendientes deberán sortear el escollo de las PASO para llegar a octubre: acumular más del 1,5 por ciento de los votos válidamente emitidos. Presumiblemente, habrá quien quede en el camino.
El economista José Luis Espert procuraba colocarse en el estrecho espacio que media entre el macrismo y la pared ubicada a su derecha. Una borocoteada de Pichetto puede dejarlo sin poder competir, fuera de la cancha antes de empezar.
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El huracán Alberto y después: El paso atrás de Cristina, renunciando a su postulación y quedando segunda de Alberto Fernández causó asombro y convulsionó el tablero. Emitió señales de apertura y de “centrear” que eran necesarias y resultaron suficientes para granjearse el apoyo de la CGT, organizaciones sociales, partidos y referentes de centro izquierda. Y, last but solo en la enumeración, de la mayoría de los gobernadores peronistas, refractarios a bancar un tercer mandato de CFK y mejor dispuestos a formar parte de un peronismo unido a nivel nacional. Mandatarios provinciales en ejercicio más dos electos el domingo pasado: el santafesino Omar Perotti y el fueguino Gustavo Melella. Con color local, el Frente Cívico de Santiago del Estero también banca la fórmula de los Fernández. Solo se mantuvieron afuera del Frente de Todos tres mandatarios provinciales: Urtubey, el chubutense Mariano Arcioni y el cordobés Juan Schiaretti. Los dos últimos presentarán “boleta corta”.
El enroque trituró al espacio Alternativa Federal. Su ex integrante con más votos comprobados, el ex diputado Sergio Massa, se sumó al justicialismo unido. Fue bien retribuido en el reparto bonaerense, a primera vista.
Las adhesiones le otorgan al Frente encabezado por Alberto Fernández un vasto apoyo territorial del que carecía hace un par de meses. Eso implica votos, fiscales, militantes y punteros activos en campaña y los días de elecciones.
Macri dispone de las ventajas de todo oficialismo, recursos materiales incomparables. Más una maquinaria de propaganda experta para manejarse en campaña, potenciada por apoyos fácticos tremendos, jamás vistos desde 1983: los medios dominantes y una facción tan impresentable como poderosa del Poder Judicial. El macrismo sudó la gota gorda para contener a sus aliados históricos, lo que podría costarle al PRO alguna pérdida de las numerosas bancas que logró en 2015. La Unión Cívica Radical (UCR) “cobró” la unción de Pichetto, para un espacio que anhelaba y reclamaba a viva voz. La diputada Elisa Carrió que se va del Congreso, defendió bien a sus huestes en el reparto de candidaturas. La Coalición Cívica fue bien retribuida desde la Casa Rosada.
Lavagna pretende capturar los apoyos ciudadanos antigrieta, como consiguió hacer Massa en 2015. Suena difícil que llegue a tanto: más del 21 por ciento de los votos en primera vuelta. Dependerá de su destreza, arrancando casi desde cero. Y de cómo funcione la polarización luego de las PASO.
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¿La primera será segunda? Por consenso, por dedazos o por rosca ningún Frente o partido dirimirá PASO por la fórmula presidencial. La tendencia de evitar internas se expande a las listas de diputados o senadores, con algunas excepciones. En Chaco, por caso, habrá Primarias en las dos coaliciones más poderosas.
Las Primarias nacionales, entonces, traducirán preferencias y filtrarán listas con pocos apoyos. Dejarán trazado un mapa de las inclinaciones del electorado que servirá para reorientar o confirmar ejes de campaña. Los encuestadores, ciertos precedentes y el sentido común concuerdan: es posible que el resultado de las PASO acelere la polarización. Que muchos ciudadanos “voten en la primera vuelta como si fuera la segunda”, involucrándose en la polarización entre los dos principales competidores en detrimento de terceros o cuartos partidos. El primer pato de esa boda podría ser el espacio liderado por Lavagna. Habrá que ver.
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“La provincia”, de una: Buenos Aires y la Ciudad Autónoma (CABA) definen sus nuevas autoridades el mismo día que la Nación, Están en disputa los tres baluartes de PRO. En la CABA y en la Argentina rige sistema de ballottage, con diferentes exigencias de mayoría para ganar en primera ronda. En Buenos Aires se gana por simple pluralidad de votos, la primera minoría se queda con la gobernación que arriesga María Eugenia Vidal. El método incentiva la polarización entre la fórmula de la mandataria y la que integran el ex ministro Axel Kicillof y la intendenta Verónica Magario ¿Con qué porcentaje conjunto de votos se podría hablar de alta polarización? La respuesta es un poco discrecional o a ojímetro. Solo para conversarlo, digamos del 70 o el 75 por ciento de los votos para arriba.
Cuatro años atrás, Vidal sacó más votos que Macri mientras Aníbal Fernández cosechaba menos que Daniel Scioli y Felipe Solá menos que Massa. La participación en la contienda provincial fue bastante mayor que la de las PASO, circunstancia que puede repetirse porque es limitado el atractivo de un comicio sin competencia.
Cualquier presagio sería aventurado, prematuro. Puede señalarse a cuenta que pinta acentuarse la tradicional diferenciación entre el populoso Conurbano (donde Cristina es figura arrasadora) y el interior (más afín al antiperonismo, radical o cambiemita). La gestualidad de los intendentes PRO del conurbano en especial es mucho más atribulada que la de los peronistas que lucen agrandados. Nadie triunfa por arrancar con fe así como ningún equipo gana partidos cuando canta el Himno …pero algo trasuntan los rostros en esos aprontes…
Nota al pie: dos militantes-diputadas de La Cámpora irán por una intendencia: la marplatense Fernanda Raverta y la quilmeña Mayra Mendoza. Cero profecías, de nuevo.
A subir los techos: En la CABA rige el sistema de ballottage más habitual en el mundo: solo se evita la segunda vuelta con el cincuenta por ciento más uno de los votos. Como lo imaginó el presidente francés Charles De Gaulle décadas ha, el esquema fomenta el voto expresivo en primer turno: cualquier decisión “opositora” le resta al primero. Tan es así que ni Macri en dos ocasiones ni el actual Jefe de Gobierno Horacio Rodríguez Larreta pudieron zafar del ballottage. El ahora presidente lo transitó sin sufrir. Rodríguez Larreta sudó la gota gorda en 2015 ante la embestida de Martín Lousteau, sumado como aspirante a senador por la Capital. Esa banca garantizada para radical que no lo parece acaso porque no lo es más alguna diputación sosiegan y contienen a la UCR. Larreta aspira con eso a subir su techo y el de PRO llegando en primer turno, a la mayoría absoluta.
También el peronismo va en pos de horadar el techo, sensiblemente más bajo. El lanzamiento del out sider Matías Lammens apunta a ampliar el electorado potencial. Rumbea en el mismo sentido la lista de diputados nacionales: muy pluralista y acogedora con aliados de centro izquierda empezando por Fernando “Pino” Solanas y Victoria Donda. Se trata de compañeros de ruta con perfil propio, que no han de ser incondicionales si Fernández desembarca en la Casa Rosada.
La principal función, entonces, es apuntalar la perspectiva nacional tal como sucediera en 2007 con la Concertación Plural y Cristina presidenciable. He ahí, parece, la ambición primordial. La de máxima, es que Lammens repita y mejore “la gran Lousteau”. Sería un sismo inesperado en el bastión inicial y mayor del macrismo.
Las chances de los candidatos de Lavagna parecen escasas. Las aspiraciones del FIT Unidad: entrar legisladores porteños y conseguir que Myriam Bregman vuelva a la Cámara baja.
La representación proporcional mediante el sistema D’Hondt es buen sistema porque permite que el acceso de fuerzas minoritarias a los legislativos nacional y distritales. Por eso y por el ballottage “puro” tal vez en la CABA haya una cosecha mayor de terceros partidos que en otros distritos aunque el aroma a polarización es muy fuerte.
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Lo mejor está por venir: Los cierres de lista motivan ansiedades, desazones, dejan personas heridas, embroncadas… algunas satisfechas también. Con el correr de los días quienes “entraron” bajarán los enconos y empezarán a trabajar en la campaña. Los que quedaron afuera, that is the question.
Habrá entonces contadas primarias nacionales para legisladores. En Buenos Aires por intendencias, Concejos Deliberantes y cargos en la Legislatura. Sin ser lo más restallante tiene importancia. En este año se comprobó empíricamente que es muuuuy arduo para los partidos organizar internas sin la cobertura institucional de las PASO.
Importantes figuras políticas se van al llano, por propia voluntad. El ex gobernador y actual senador chaqueño Angel Rozas, por ejemplo. O el irónico senador Federico Pinedo. Los relegados por decisión de los operadores son muchedumbre. Merecen un abordaje más extenso, en los próximos días.
Las PASO serán la primera etapa, el 27 de octubre el pueblo argentino decidirá sobre su futuro. Una ocasión digna de celebrarse siempre.
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