Toneladas de vidrio, de papel y cartón, de metales y demás contaminan día a día el planeta y nuestras vidas. Pero tambien representan una fuente de riqueza.
Por: Carlos Pagura.
Vista aérea de uno de los basurales en Santiago del Estero, donde se desarrollará un centro ambiental.
Todos vimos las islas de plástico que flotan en el océano. Unas 13 millones de toneladas de ese material terminan en el mar cada año pero, para llegar allí, antes estuvieron en nuestras casas, en las fábricas, en las calles; el 80% de los residuos plásticos en los océanos son de fuentes terrestres. Una imagen para ilustrar esta vorágine: a nivel global, se compran 1 millón de botellas por minuto. Pero el plástico no es el único villano en esta historia.
Hay toneladas de vidrio, de papel y cartón, de metales y demás que día a día contaminan el planeta y nuestras vidas en los basurales a cielo abierto, pese al trabajo de los recuperadores por hallar en las montañas de desechos los combustibles vitales de la máquina de la economía circular.
Entre 150.000 y 200.000 personas trabajan en los 5.000 basurales a cielo abierto de la Argentina, sitios donde el 40% de los materiales son reciclables, pero que al mismo tiempo liberan hasta 5% de las emisiones de Gases de Efecto Invernadero.
De todo esto se habló en la Conferencia internacional de residuos sólidos urbanos y economía circular, organizada por el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible en conjunto con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), la provincia y el municipio de Santiago del Estero. Allí expusieron funcionarios locales e internacionales, expertos ambientales y recuperadores que dieron cuenta de la dura tarea de trabajar sobre el manto de basura, a la intemperie, a merced de temperaturas de 50º, la lluvia y los peligros de moverse entre los camiones recolectores y los tractores con palas que remueven el material volcado en el terreno.
Abrió la conferencia fue José Agustín Aguerre, representante del BID en Argentina, quien expuso la relevancia del financiamiento como eje clave para la transformación del sector de residuos sólidos y el avance hacia una economía circular más sostenible. Aguerre recordó que “la Argentina es el 5° país productor de residuos sólidos de la región, y eso contamina suelo, napas, océanos y desvaloriza la tierra. Nadie quiere la basura en la puerta de su casa, pero lo cierto es que los residuos generan riqueza y por eso hay que gestionarlos”.
En ese marco, el viceministro de Ambiente Sergio Federovisky, subrayó que en definitiva se trata de decisión política e hizo hincapié en la recuperación de un crédito del BID que antes de la actual gestión “se había caído por una subejecución del 78%”. “Gracias al acuerdo que hicimos, hoy podemos ceder maquinaria a más de 150 municipios de todo el país para que puedan tratar sus residuos adecuadamente”, afirmó.
La Conferencia internacional de residuos sólidos urbanos y economía circular en Santiago del Estero.
Ya se invirtieron más de u$s100 millones en distintos centros ambientales, algunos terminados como Formosa o Concordia, y otros en proceso, como los de Villa María, Mendoza, Luján, Chascomús, Moreno y Quilmes.
En ese punto, se anunció el segundo tramo del Programa de Gestión Integral de Residuos Sólidos Urbanos (GIRSU) II, una línea de crédito para proyectos de inversión de hasta u$s 350 millones aprobada por el BID para la creación de nuevos centros ambientales en el país. "Con este segundo tramo del préstamo, damos inicio a las tareas de cierre de basurales a cielo abierto, tanto en la ciudad de Santiago del Estero y La Banda, como la construcción del centro ambiental en 60 días, obras que ya están adjudicadas", destacó el viceministro junto al gobernador Gerardo Zamora.
En los dos días de la conferencia se abordaron temas vinculados a la economía circular a través de experiencias en otros países de la región como Chile, Brasil, México, Colombia y Ecuador, y se abordó la temática de género, inclusión y diversidad.
Pero, sobre todo, fue una oportunidad para tener de primera mano la experiencia del trabajo de los recuperadores, con las visitas a los basurales de Santiago y La Banda, así como a la planta de transferencia de residuos sólidos urbanos en Moreno y al complejo socio ambiental Ecoparque de Quilmes.
Los centros ambientales son mucho más que meras plantas de separación y reciclaje.
El cerrar los basurales es solo el primer paso, lo que sigue es la radicación de centros ambientales, que son en la práctica mucho más que plantas para separar y procesar los residuos y contarán, según su superficie y complejidad, con estaciones de transferencia, oficinas de control, salas para recolectores, sanitarios y equipamiento para la sustentabilidad del establecimiento, como sistemas para la recolección de agua de lluvia, iluminación led y paneles solares.
En otros casos incluyen una planta de compactación y transferencia de residuos domiciliarios, otra planta de separación y clasificación, un galpón de materiales recuperados, vestuarios, sector de mantenimiento y lavado de camiones, planta de clasificación y tratamiento de neumáticos usados, área de tratamiento de restos de poda, nave de compostaje y un centro de interpretación ambiental.
Comentá la nota