La apuesta de llegar al 60% en la Provincia de Buenos Aires y hacer una elección pareja en CABA y Santa Fe. El misterio cordobés y la estructura peronista en el Norte Grande.
Por: Gimena Fuertes.
Sergio Massa llega al decisivo balotaje de este domingo con el peronismo ordenado detrás de su candidatura, grupos de la sociedad civil que desplegaron estrategias creativas de militancia espontánea, sindicatos que trabajaron el voto a voto y organizaciones sociales que fueron a buscar el apoyo al territorio. Fue un dispositivo impensado meses atrás que se logró aglutinar contra Javier Milei, que no dejó sujeto social sin ofender.
Una fuente con base en el territorio bonaerense contó a Tiempo que el acting de último momento de la aparición de Milei en el Colón, donde se suponía iba a encontrarse con un público afín, pero terminó siendo abucheado, dio la pauta de que Massa puede cosechar votos en ese «republicanismo» que supo lograr Mauricio Macri en otra época.
Las encuestas, oráculos fallidos, muestran un escenario parejo y no terminan de servir para predecir ningún resultado. Por eso es que la esperanza de Unión por la Patria está puesta en la fiscalización capilar a lo largo de todo el país, en especial, en la Provincia de Buenos Aires, que pesa un 37% dentro del electorado nacional.
Allí, según afirmaron a este diario, «la estructura será exactamente igual a la que se puso en octubre». «El compromiso es total y absoluto. El objetivo es llegar al 60% y con eso ganamos. Los intendentes dicen que en el conurbano los aplastamos».
También está la Ciudad de Buenos Aires, que representa un nada despreciable 7% del padrón nacional, y donde Milei no supo cosechar buenos resultados ni en las PASO ni en las generales, apenas un 19%. «No sumó nada en este tiempo. Quedó desmentido que sea un fenómeno porteño», contó una fuente porteña de UxP.
Jorge Macri, jefe de gobierno electo y primo de Mauricio, principal soporte político de Milei, no se pronunció por el candidato. La estrategia de que Leandro Santoro se bajase del balotaje porteño dio resultado. «No va a haber estructura movilizada del PRO y menos de los radicales», prevé un dirigente capitalino de UxP.
En el norte, al este y al oeste, la estructura peronista está aceitada. A diferencia de lo que sucedió en las PASO, Massa se tomó el trabajo de acordar con los dirigentes regionales para garantizar el voto de las distintas provincias, en especial de Tucumán, la más poblada y con dirigentes como Juan Manzur o Pablo Yedlin, que podrán formar parte de un eventual gobierno.
La zona centro se pone más complicada. En Córdoba el escenario es adverso y en UxP aspiran a lograr un difícil 35%. El trabajo de orfebre que trazó Massa a través de la dirigencia cordobesista mostró el límite de un electorado fiel a su gobernador saliente Juan Schiaretti y a quien fuera su jefe en Socma en los años 90, Mauricio Macri.
En Santa Fe la cosa está más repartida, y si se logra un escenario de paridad, Massa se puede dar por satisfecho.
En la Patagonia, cuyas provincias tienen bajo peso electoral, la cosa está pareja. El gobernador saliente de Chubut Mariano Arcioni hizo una pésima gestión y era el único mandatario que se referenciaba en Massa. Sin embargo, el candidato presidencial supo tejer vínculos con los mandatarios electos de Neuquén, Rolando Figueroa, y Río Negro, Alberto Weretilneck. Habrá que ver si eso se traduce en votos.
Este sábado por la tarde Massa difundió una foto junto a su familia con el objetivo de mostrar «normalidad» en contraste con el inédito perfil de su contrincante. Sin embargo, sobre sus hombros pesan los porcentajes de inflación mensual y deterioro de la moneda nacional, tópicos que quedaron de lado durante la campaña, una estrategia diseñada por los especialistas que aportó el presidente de Brasil Luiz Inácio Lula da Silva.
La reivindicación de la dictadura cívico-militar en voz de la candidata a vicepresidenta de La Libertad Avanza Victoria Villaruel, también sirvió de marco para que Massa se presentara como el único garante de derechos democráticos, en el marco de los 40 años de estabilidad democrática.
Más allá de la convocatoria a «un gobierno de unidad», dirigentes peronistas de distintas extracciones confían en el «músculo» de la organización propia, sin mostrarse triunfalistas antes de tiempo.
Ya habrá tiempo de sacar cuentas sobre cuánto aportó cada espacio para garantizar uno de los más difíciles triunfos del peronismo en muchos años. «Primero hay que cazar la liebre», resumen.
Massa concurrirá este domingo a esperar los resultados en el Centro Cultural C, en Chacarita, el mismo lugar donde festejó el Frente de Todos en 2019 y en el que subió al escenario en las PASO de este año, cuando quedó tercero debajo de Patricia Bullrich y Milei. También es el lugar que lo mostró victorioso en las elecciones generales, tras una remontada histórica que lo ubicó siete puntos arriba del diputado de extrema derecha.
En la organización del evento conviven el Frente Renovador y La Cámpora, dos organizaciones que se cargaron la campaña al hombro y que convivieron con pocas tensiones bajo un mismo objetivo que sintetizó el gobernador bonaerense reelecto Axel Kicillof: «Depositar a Sergio Massa en la Casa Rosada».
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