Las PASO eran consideradas como la instancia de definición del gravísimo conflicto desatado desde meses atrás entre el gobernador Juan Manzur y su vice, Osvaldo Jaldo. La crisis institucional estimuló también las expectativas de la oposición, que esperaba que el quiebre le permitiera llevar agua para su molino. Pero nada de esto sucedió.
La interna entre la lista del gobernador y la que llevaba al vice como candidato a primer diputado nacional no cumplió ninguna de esas expectativas. Manzur se quedó con el 60 por ciento de los votos y Jaldo con el 40 restante. Para el gobernador, la elección fue interpretada como la confirmación de su liderazgo. Pero Jaldo obtuvo un 50 por ciento de votos más de lo esperado, por lo que se garantizó un lugar expectable en la boleta de diputados nacionales, manteniendo intactas sus posibilidades de acceder a la gobernación de Tucumán en 2023.
A tal punto la elección modificó las cosas –sobre todo ante el calamitoso desempeño electoral del Frente de Todos en las PASO-, que inmediatamente se restableció el diálogo entre ambos contendientes. La necesidad de supervivencia lo justificaba.
En la oposición de Juntos por el Cambio se quedaron con las manos vacías. Los guarismos no fueron muy satisfactorios, sobre todo para los macristas José Cano y Silvia Elías de Pérez, que aspiraban a continuar en el Congreso Nacional y fueron derrotados por Roberto Sánchez, intendente de Concepción, y su par en San Miguel de Tucumán, Germán Alfaro.
La lista vencedora en la interna de Juntos por el Cambio es una alianza entre outsiders peronistas y referentes del Pro, que ahora serán candidatos a senadores nacionales.
Por ahora, la intensidad de la confrontación entre Manzur y Jaldo bajó drásticamente su temperatura.
¿Cuánto durará?
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