Malestar entre los intendentes del PJ por el fin de la tregua entre Kicillof y Máximo

Malestar entre los intendentes del PJ por el fin de la tregua entre Kicillof y Máximo

Sin conducción, la gran mayoría está “tironeada” entre ambos bandos. Ferraresi (Avellaneda) avanza mientras La Cámpora le pide un gesto al gobernador. El lugar que dejó vacante Insaurralde.

Lucía Aisicoff

Atrapados en una interna que no se resolverá en el corto plazo, los intendentes peronistas de la provincia de Buenos Aires no ocultan su incomodidad ante el fin de la tregua entre el gobernador Axel Kicillof y el presidente del PJ Bonaerense, Máximo Kirchner.

El reciente cruce entre la intendenta de Quilmes, Mayra Mendoza, y su par de Avellaneda, Jorge Ferraresi, marcó la ruptura del acuerdo de paz que habían aceptado ambos bandos —el de los intendentes que trabajan para levantar la figura de Kicillof y los alineados a La Cámpora— para mostrarse compactos a la hora de enfrentar al gobierno de Javier Milei. 

“Sos un cagón”, le dijo Mendoza el martes pasado a Ferraresi. La miraban, desconcertados, otros ocho intendentes, Kicillof y algunos de sus funcionarios, reunidos en La Plata por la firma de contratos de leasing con la Provincia. El insulto de la intendenta camporista fue a raíz del acto que Ferraresi había organizado 24 horas antes en Bernal, partido de Quilmes, con dirigentes peronistas enfrentados a su sector. Mendoza y su entorno interpretaron a ese acto como una provocación.

El enojo escaló también contra el gobernador: “Kicillof no puede estar ajeno a estas movidas”, repitieron sobre los actos de Ferraresi, pidiéndole un “gesto” a Kicillof para que se exprese contra el accionar del intendente. Pero Ferraresi no se echó atrás sino que redobló la apuesta en un encuentro similar el último viernes en Lanús, distrito gestionado por el camporista Julián Álvarez. 

En diálogo con elDiarioAR, un dirigente que responde a la intendenta aseguró que la bronca se extiende más allá de las fronteras de La Cámpora, porque Ferraresi hizo lo mismo en Merlo y San Fernando, gobernados por el peronista Gustavo Menéndez y el massista Juan Andreotti. Lo acusaron sin eufemismos de querer “romper el peronismo”.

Kicillof buscó mantenerse al margen de la disputa, una maniobra compleja ya que la convocatoria de Ferraresi tiene como objetivo levantar la figura de Kicillof. Hubo, sí, una directiva: los flyers oficiales del acto de Quilmes no incluyeron ninguna foto ni alusión al gobernador. El único eslogan fue “La patria no se vende”. 

El ministro de Desarrollo de la Comunidad, Andrés Larroque, hoy parado en la vereda de enfrente de Máximo Kirchner en la interna, defendió a Ferraresi el domingo en Radio Con Vos: “Jorge es una figura emblemática del peronismo, un apellido. En tiempo de triunfo del macrismo Jorge fue un puntal del Instituto Patria y nunca renunció a su identidad política. Tiene todo el derecho a caminar, a construir. No lo leería en términos de interna. En Avellaneda también se hicieron actos donde a Jorge no lo convocaron, protagonizados por compañeros de La Cámpora”. 

Kicillof admitió el lunes que la interna existe pero intentó aplacarla. “La intención es lograr la unidad, la unidad fuerte en base a puntos en común y en eso estamos trabajando permanentemente”, explicó en el marco de una conferencia de prensa que llevó adelante en La Plata.

Intendentes en stand-by: fraccionados y sin jefe

Los intendentes peronistas se encuentran en un momento de máxima fracción. Por un lado, Ferraresi y Mario Secco (Ensenada) construyen para Kicillof sin despegarse de Cristina pero en oposición a Máximo. La pelea tiene que ver, una vez más, con el poder de la lapicera para las próximas elecciones de medio término y la intención de que no sea La Cámpora la que monopolice el armado de listas. 

En el respaldo a Kicillof se suman, con menor exposición, intendentes como Julio Alak (La Plata), Andrés Watson (Florencio Varela) y Mariano Cascallares (Almirante Brown). Con ellos se mueven funcionarios de Kicillof como Larroque y el ministro de Infraestructura, Gabriel Katopodis, que mantiene un perfil más dialoguista y no suele ser foco de ataques de La Cámpora. Enfrente, los alineados a La Cámpora, como Mendoza, Álvarez y Damián Selci (Hurlingham). 

En el medio de ambos bandos hay una liga de intendentes de buen vínculo con Kicillof que no está dispuesta a erosionar la relación con Máximo. Tienen matices, algunos están más volcados al gobernador y otros al presidente del PJ. Leonardo Nardini (Malvinas Argentinas), Ariel Sujarchuk (Escobar), Federico Otermín (Lomas de Zamora) y Mariel Fernández (Moreno) integran este grupo. 

Las discusiones entre ambos sectores dejan a esa gran mayoría silenciosa en un estado de incomodidad, tironeada, en un intento de equilibrio. Uno de ellos planteó a elDiarioAR que las dificultades que atraviesan responden también al corrimiento de Martín Insaurralde de la escena política: “Se nota su ausencia, porque él era un gran impulsor de armar grupos entre los intendentes, reunirnos, buscar mostrarnos como un bloque. Hoy no hay nadie que ocupe ese rol”, analizó. 

Los intendentes tendrán pronto un nuevo desafío: la mesa política de Kicillof prepara un acto para el 1° de julio en la Quinta de San Vicente por los a 50 años de la muerte de Perón. Todos serán invitados a este evento en el que las presencias y ausencias serán una señal de la distribución de poder en la Provincia.

 

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