Malas lenguas 950

La rosa de los vientos I. Fabián Uriel Fernández Garello es parte de la herencia de la reforma procesal urdida en 1998 por la gobernación de Eduardo Duhalde,  reforma que tuvo entre sus inspiradores a Alberto Binder, otra perlita del pasado que bien podríamos saber ahora cuánto le pagó la comuna por un proyecto de reforma policial nunca llevada a cabo.

 

Retornando a Garello, reapareció luego de su actuación en la historia de las licencias truchas, ocasión en la que se había ocupado en señalar que “por encima de Belmonte, no busquen a nadie más”. Este mismo sujeto hoy hace operación de prensa -que bobamente medios de corte y pegue caracterizan de “imponente”- en tema drogas. Nada serio, todo para “la gilada”, o dicho menos bárbaramente, para engañar al lego.

La rosa de los vientos II. Fabián Uriel Fernández Garello echó a un fiscal al que primero persiguió administrativamente, para cumplir con el pedido del ex intendente GAP, que reclamaba que era “una vergüenza” que Mar del Plata estuviera encabezando la lista de ciudades con procedimientos de drogas a consumidores. La queja la llevaban adelante el fiscal general de cámaras Daniel “Quesito” Adler y el exintendente, creando, junto a Garello, un ficcional programa para tratar adicciones denominado FRENAR, que jamás frenó nada ni rescató adicto alguno.

Hoy, ante los nuevos vientos que soplan en la Provincia, Garello pretende ser adalid en el combate a las drogas y se para, con la complicidad o connivencia de medios manejados aún por el kirchnerismo, como fiscal anti drogas titular de una investigación con allanamientos y detenciones y secuestro de un kilo de droga. Un magro resultado rodeado de su vacua retórica.

Un retiro indeseado. El traspaso no fue ni amable ni sencillo. Se tardó más de veinticuatro horas en acordar el acta de traspaso, toda vez que el intendente saliente no quería aceptar las observaciones que surgían de algunas cuestiones ligadas a la hacienda municipal. Funcionarios electos y designados tuvieron que ir en tres ocasiones porque no se terminaba de resolver la confección de los decretos; a tal grado llegó el estado de negación de fin de ciclo por parte de los accionistas marplatenses.

Una preocupación adicional de quienes integran  el nuevo gobierno es el “meloneo” que le hizo Pulti a Carlos Fernando Arroyo, generando una empatía que pretende conquistar espacio para derribar de antemano cualquier acometida en su contra. Curioso, que quien ha hecho de maltratar a los demás todo un estilo, busque compasión. Propio de sociópata.

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