Verano 2020. Enero se fue, dejó gusto a mucho. Pero, a no enloquecer: el dólar a ochenta y tantos fue un cepo para los viajes al exterior, y la situación en Chile frenó a muchos, entre ellos los cuyanos, que retornaron a la Costa Atlántica.
El dato de cuánta gente vino, es un galimatías: el concejal Horacio Taccone pide que se actualicen los mecanismos para hacer evaluaciones para que estén acordes a la realidad. Deberían prestarle atención a su pedido. Un dato: el corte de entradas fue menor que en enero 2019, lo van a negar, pero es lo cierto. Mucho tiene que ver la propuesta en escena que, como en el caso de Antonio Gasalla, era paupérrima y anticuada. Todo cambia.
UCR playera. Dirigentes radicales en Mar del Plata se dieron panzada de correligionarios en el club Quilmes, un lugar ya sentido como propio por quienes alguna vez llevaron boina blanca. Muchos ex juventud de los ‘80 añorando dirigentes pasados, y otros rechazados hoy por sus posiciones, como el caso de Ricardo Alfonsín. Preguntado por el hijo notorio del ex presidente, Alfredo Cornejo —presidente de la UCR a nivel nacional y diputado por Mendoza— señaló que “es una determinación personal de él y no es un tema partidario”, con lo que queda claro que nadie va a cometer la herejía política de echar al individuo que porta el apellido del padre de la democracia.
UCR playera II. Muchos dirigentes que de nutrida historia se hicieron presentes en Mar del Plata: Juan Carlos Baylac —(a) “el francés”, siempre abogando por la unidad dentro de Juntos por el Cambio—, Ernesto Sanz —fue cortito y al pie: “sólo vine a acompañar”— y otros de menos cartel, como el ex intendente de Villa Gesell Luis Baldo, hoy concejal, quien fue requerido sobre la compleja realidad que atraviesa la mítica villa balnearia.
Dato. La diputada nacional Karina Banfi anunció en la 99.9 que van a investigar las maniobras con el bono BP 21 que, al flujo de los dichos de Axel Kicillof, dejó ganancias astronómicas para quienes hacen negocios en los mercados. Su frase “alguien hizo mucha plata con los vaivenes de Kicillof”, trae cola.
Qué se paga y qué no. El Concejo Deliberante de Mar del Plata tiene su propia dinámica: al no tener mayoría propia, y depender de terceros, es una sopa agria de la que tuvo que beber de prepo Carlos Fernando Arroyo durante cuatro años. Ahora, es el turno de Guillermo Montenegro. A Alejandro Rabinovich le toca articular con los grupos que integran la bancada oficial. Hace unos días preguntó: “¿Che, los votos de mayores contribuyentes, también se pagan políticamente?”. La carcajada de su interlocutor fue tan estentórea que en el café de la esquina de la manzana de las sombras más de uno se dio vuelta creyendo que Moldavski estaba contando chistes en el lugar.
Qué se paga y qué no II. Es obvio que los votos tienen precio. No es la Banelco, como popularizó desde un atril falso de moral publica el camionero Hugo Moyano. Suelen ser cargos, ascensos, o también obras puntuales. Cortos de módulos, los ediles que van para su última parada en el Concejo Deliberante (2021 esta tan cerca), piden por si las dudas. Eso sí, tomarlo de pichi al porteño vivo que se las sabe todas… quieren cobrar por algo que es free. Casi parece la venta del obelisco al palluca del cuento popular.
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