De cambios y decepciones. Lo que viene es intenso. Presentado el gabinete nacional, siguen las incógnitas al respecto del gabinete provincial. Hay nombres que ya son una fija. Sergio Berni estará en el ministerio de Seguridad y Carmen Moureau tendrá un ministerio de Género a su cargo. El hombre fuerte de la novel gestión es Carlos Moreno (a) “el cuto”, quien lidera la movida para quedarse con todos los cargos de la cámara baja y ya puso en tensión a Juntos por el Cambio, que analiza paralizar la votación del presupuesto 2020. Como es de estilo, el PJ va por todo.
Triunfo pírrico. La justicia le dio la razón al ex secretario de Hacienda, Hernán Mourelle, en lo referido al presupuesto del que puede disponer el Concejo Deliberante. La trifulca política que terminó eyectando a Mourelle de la gestión, cuando el debate se tornó personal entre el secretario de Hacienda y el concejal Guillermo Arroyo, estaba dado por el porcentaje del presupuesto que debe asignarse al funcionamiento del deliberativo. Llevados por una voracidad en aumento que se inicio en el segundo gobierno de Gustavo Arnaldo Pulti, la discusión no fue por unos cospeles más o menos. La Asesoría General de Gobierno ha dictaminado que, de acuerdo a las normas vigentes, el límite del 2% de los gastos presupuestarios del Concejo comprende sólo a los gastos corrientes, “sin contabilizar los otros recursos específicos”. Ergo, sólo sobre el monto presupuestario que surge del cobro de tasas y gabelas propias de la comuna. Mourelle tenía razón.
Triunfo pírrico II. El dictamen llega tarde. El ciclo se cierra, los recursos derivados de partidas asignadas para otros fines ya están en el bolsillo de la extensa lista de parientes, amigos, y favorecidos por un sistema que se ha corrompido. La Asesoría General de Gobierno clavó el aserto en el siguiente párrafo: “en la medida en que la ordenanza de presupuesto de recursos y gastos para el ejercicio fiscal 2019 —en la que se hubieran previsto gastos totales del Concejo Deliberante hasta una extensión del 3%— hubiere sido sancionada válidamente antes del 31 de diciembre de 2018 (…) no corresponderá la readecuación respectiva (reducción al 2%)”, toda vez que la disminución dispuesta por la provincia rige “a partir del 1 de enero de 2019 inclusive”. La propia torpeza del deliberativo, que sancionó en 2019 el presupuesto que debió sancionar en diciembre de 2018, hizo aplicable el criterio alegado por la secretaría de Hacienda.
Lo que viene. Está claro que el apoderamiento de los recursos que debían ir a obras o gastos generales ahora tendrá sanción del Tribunal de Cuentas. ¿Pero alcanza? Es imperioso que tamaña impudicia no quede en el olvido. Se tomaron un dinero de la gente que no correspondía por sevicia, por la impudicia que provoca el saber que trasgredir, no trae consecuencias. En el Concejo Deliberante debe darse una nueva dinámica que ponga su energía al servicio de la sociedad, y no al de la resolución económica de sus integrantes.
Ejemplo necesario. Avanza raudamente la reconstrucción del ex hotel Royal, hoy Park Royal, una inversión al pie de la loma de Stella Maris sobre la diagonal Alberdi que, con una inversión de U$22 millones está cambiando ya la dinámica del área céntrica, tan golpeada por el abandono en estos pasados cuarenta años. El que iba a ser el hotel gremial más grande Mar del Plata parecía estar para la piqueta, y vuelve travestido de edificio con amenities y área comercial, reconstruido con las más modernas tecnologías. Un esfuerzo y una visión que no se pueden dejar de mirar con admiración.
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