De cambios e internas agobiantes. Cuando uno piensa en una figura al estilo de Don Quijote, aparece como inexorable también la figura de su escudero, Sancho Panza. La destitución de Hernán Mourelle en el cargo de secretario de Hacienda deja claro que no hay Fernando Arroyo sin Guillermo Arroyo. Ambos viven una épica propia, incomprensible hasta para sus propios familiares. En una reunión realizada en el despacho principal de la comuna ante periodistas de medios de la ciudad servida con café y facturas (ricas, por cierto), el intendente reveló las razones de su NO acuerdo con Sergio Masa en 2015 y del rol —a su decir, negativo— que tuvo en dicha circunstancia el empresario teatral Javier Faroni. Tras esto, pidiéndole permiso al páter para hablar, el hijo pródigo se lanzó en un soliloquio enrevesado en el que reveló que aprendió del Cholo Ciano a escribir gacetillas, lo que ciertamente explica muchas cosas. Guillermo dejó algo clarito como el agua: “hay plata para pauta y yo voy a coordinar para que no haya atrasos en los pagos”. Varios de los presentes rápidamente aclararon que sólo están en la actividad por amor al divino arte de la difusión, y que hablar de dinero es casi tan poco propio como hablar de la soga en la casa del ahorcado.
De cambios e internas agobiantes II. La otra interna (una más) entre el contador Guillermo Costanzo y Mourelle es vivida por el primero como un triunfo propio. A punto tal está de lo más feliz el loberense, que agitó las aguas para generar una piccola multitud en la jura del cargo del reemplazante, Alfredo Osorio. Osorio, que es relativamente nuevo en la contaduría municipal, está detrás de varios dictámenes negativos que fueron motivo de debate entre los funcionarios y Mourelle. En la Liga Marplatense de Fútbol es recordado no con agrado tras su paso por dicha institución representando a Deportivo Norte. Detalles más o menos, también destacaba por oponerse.
De cambios e internas agobiantes III. No sólo hay ruido en el conventillo de los agrupados atlánticos. En el variopinto grupete que lidera Fernanda Montoto Raverta hay ruido sostenido. En el sector que se expresa en la persona del edil Daniel Rodríguez, el malestar es intenso: están fuera de todo, sin espacio a decisiones, lo que lleva al curul a anunciar “y eso que aún no son gobierno”. El último chiste fue la fotito de Monto Raverta con Fernando Maraude, que no agrega un voto pero sí sirvió para molestar al ex casinero, quien introdujo al mencionado en la política para luego quedar, por disputas menores, alejados en la vida y la política.
De cambios e internas agobiantes IV. En el armado de la campaña de Fernanda Montoto Raverta hay mucha plata. Se sostiene que unos treinta mil dólares por día bajan para el aparato que recorre sectores específicos en donde buscan dar vuelta los votos del ex intendente cospelito (GAP), quien, en los barrios clave de la ciudad, no reúne caudal alguno en la urna. Lo que llama la atención es que en Mar del Plata hay un grupo propio que responde directamente a Alberto Fernández reuniendo información de la ciudad y aspectando un reclutamiento propio para ocupar cargos en el eventual triunfo por la intendencia. De la existencia de este grupo no sabe nada ni el mismo Pablo Obeid, esposo de Montoto Raverta, y armador de campaña.
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