La cúpula radical rechazó el megadecreto de Milei, pero un sector acuerda con gran parte del contenido y busca impulsar "una aprobación parcial" para discutirlo en el Congreso. El PRO, dividido. Las dudas.
La cúpula radical rechazó el megadecreto de Milei, pero un sector acuerda con gran parte del contenido y busca impulsar "una aprobación parcial" para discutirlo en el Congreso. El PRO, dividido. Las dudas.
Si bien en Juntos por el Cambio no hay acuerdo sobre qué hacer con el MegaDNU hay sectores incluso dentro del radicalismo que parecen estar buscando la forma de poder votarlo a favor sin quedar abiertamente justificando una maniobra antidemocrática. La línea divisoria en la vieja alianza se cortó por el mismo lugar que en los últimos años: Mauricio Macri y los halcones de un lado (a favor de Javier Milei) y Horacio Rodríguez Larreta junto a la conducción de la UCR y Elisa Carrió en contra. No obstante, existen amplios sectores que rechazan el DNU, pero concuerdan con gran parte de su contenido. Eso llevó a que haya radicales estudiando formas de "aprobación parcial" de un DNU (algo que no existe hasta ahora) o pidiendo que lo manden segmentado.
En un escenario donde la fractura de Juntos por el Cambio sigue quedando expuesta, hay algunos matices: como los sectores que, aún clamando por la República, están viendo de qué manera se puede cumplir lo que el DNU dispuso en materia laboral, económica, de salud, etcétera.
Radicales divididos
El radicalismo tomó la semana pasada una posición institucional que coincidió con lo que dijo su nuevo presidente, Martín Lousteau: rechazaron que el presidente Milei se arrogue facultades legislativas y exigieron que de marcha atrás con el megaDNU y, en todo caso, envie las iniciativas como proyectos de ley al Congreso.
No obstante, dentro del radicalismo hay quienes están deseosos de que el DNU, de alguna forma, quede vigente, sin comprometer la posición del partido con respecto a la defensa de las instituciones. Puede sonar retorcido, pero hay quienes buscan los recovecos para que las reformas puedan cumplirse salvando la fachada de división de poderes.
El presidente del bloque de la UCR, Rodrigo de Loredo, sugirió dos posibilidades con las que comenzó a ceder sobre la posición inicial de su partido: “Si el Gobierno no evalúa enviar las leyes correspondientes al Congreso, pueden ayudar las aprobaciones parciales sobre gran parte de las propuestas, o bien que el Gobierno esté dispuesto a remitir las reformas de forma segmentadas en varios DNU para su tratamiento”.
Tanto el senador Victor Zimmerman como el diputado Francisco Monti (ambos posibles integrantes de la Comisión Bicameral de Tratamiento Legislativo) se muestran favorables a esta vía negociadora. Otro de los que la respalda es el secretario parlamentario del bloque, Alejandro Cacace.
Los DNU, según la legislación vigente, se pueden aprobar o rechazar en su totalidad. Pero quienes buscan encontrar un recoveco para que pasen las reformas plantean la idea de "aprobaciones parciales", que hoy no existen por ley. Lo que muestra que estén explorando estas opciones es que la posición de muchos legisladores de la UCR, lejos de la indignación y el rechazo republicano, es la de la coincidencia solapada. La vía elegida por Milei, que desplaza al Congreso, parece ser -en este punto- un obstáculo a resolver, más que un límite democrático.
Esta es la línea del sector del gobernador de Mendoza, Alfredo Cornejo, y del de Corrientes, Gustavo Valdés, mientras que el sector que conduce la UCR, con Martín Lousteau y Gerardo Morales a la cabeza, se muestra más a favor de un rechazo.
PRO decretazo
En el bloque del PRO la situación tampoco es sencilla. Hay dos sectores del bloque -los que responden a Patricia Bullrich y los de Mauricio Macri- que están decididos a aprobar el DNU. Ni Macri ni Bullrich cuestionaron la forma que eligió Milei para aprobar sus reformas sin pasar por el Congreso. Macri hasta la llamó "valiente". Esos sectores, a diferencia de los radicales, no ocultan que coinciden plenamente con lo que hizo Milei, tanto en las formas como en el contenido.
En cambio, Horacio Rodríguez Larreta se mostró abiertamente en contra, en línea con Elisa Carrió y el sector más duro del radicalismo. No es una sorpresa: son los mismos sectores que vienen mostrándose aliados desde hace años en lo que alguna vez fue Juntos por el Cambio.
Pero, pese a su rechazo a las formas, hay que reparar en que Larreta también dejó en claro que coincide con mucho del DNU si saliera por ley: entre los temas que apoyó, están la limitación casi total del derecho a huelga para la educación, la derogación de la ley de góndolas, la eliminación de derechos laborales, del Código Aduanero, del Registro Automotor y la política de "cielos abiertos" con el desguace de Aerolíneas Argentinas. Por lo tanto, tampoco está claro cómo votaría el sector de legisladores que le responde a Larreta. El exjefe de Gobierno ya vio cómo le respondió Bullrich y sabe que si votan en contra, le achacará haberse pegado "al kirchnerismo".
Claramente, tanto los radicales que buscan atajos legales como el larretismo hubieran deseado que Milei presentara todo el paquete como proyecto de ley, pero el Presidente ya les dio la espalda, como el día que asumió.
La posibilidad de que Juntos por el Cambio siga aparentando seguir unido se pondrá nuevamente a prueba cuando el DNU efectivamente se trate.
Comentá la nota