Intenta recuperar centralidad después de la votación dividida por el FMI. Su contacto con los gobernadores.
Cristina Kirchner pretende aprobar con una mayoría contundente la ley que modifica la composición del Consejo de la Magistratura, para demostrar que sigue en pleno control del Seando, luego d ela votación dividida por el acuerdo con el FMI.
La vicepresidenta tomó personalmente las gestiones para conseguir la aprobación de la ley enviada por Alberto Fernández para cumplir con el fallo de la Corte Suprema que ordenó revisar la composición del órgano encargado de seleccionar y sancionar a los jueces.
Según confiaron a LPO fuentes al tanto de las negociaciones, Cristina habría establecido diálogos con distintos gobernadores para asegurar la sanción de la norma en el Seando, con una votación que exhiba que al menos en esa cámara se mantiene la unidad del peronismo.
Como anticipó LPO, el proyecto tuvo dictamen este jueves con la firma de todos los oficialistas, que esperan aprobarlo en la sesión de la semana que viene. Resta definir algunos cambios que convenzan al aliado Alberto Weretilneck, vinculados a una mayor federalización del organismo.
"Cristina espera aprobar el proyecto de reforma de la Magistratura con una mayoría aplastante para demostrar que al menos en el Senado el peronismo sigue unido bajo su conducción."
El proyecto viene a cumplir con un fallo de la Corte del 16 de diciembre, que declara inconstitucional la actual composición del Consejo de la Magistratura, vigente desde 2006 por una ley impulsada por Cristina, por entonces senadora, que redujo su integración de 19 a 13 y le quitó al titular del máximo tribunal la presidencia del organismo.
El fallo cuestiona la falta de "equilibrio" entre la representación política y los estamentos (jueces, abogados y académicos) y pide que antes del 16 de abril haya una ley que lo corrija. De lo contrario, vuelve la anterior con el presidente de la Corte a cargo, que le permite además controlar el presupuesto de la justicia.
El proyecto de Fernández suma 4 consejeros pera cumplir con el fallo pero no incorpora a la Corte, como si lo hace el de Juntos por el Cambio, que le devuelve a su presidente la titularidad del organismo. De todos modos, Horacio Rosatti ocupará ese cargo si no se aprueba ninguna ley en dos semanas, porque en ese caso se aplicará la ley vigente hasta 2006. Parece el escenario más probable, porque en Diputados no hay acuerdo ni para armar las comisiones.
Con ese final anunciado, Cristina quiere aprovechar el paso de la ley por el Senado para fortalecerse en la interna del Frente de Todos y mostrarse como líder de un bloque unido, capaz de ayudar al presidente si lo necesita.
En este caso, claro está, la ley que pide es de su agrado, porque la Corte es uno de sus blancos predilectos. Esta semana llamó a los gobernadores para pedirle que la aprueben, por si Alberto no se movía y el lobby del máximo tribunal se hacía sentir.
Tanta es la necesidad de mostrar unidad, que los cambios al proyecto se dejaron para el debate en el recinto, para debatirlos bien en el bloque y evitar malos entendidos. Serían cuestiones menores, pero necesarias para garantizar la sanción.
Hay otro dato no menor: una mayoría en el Senado (a la que el oficialismo llega con los aliados Weretilneck y Magdalena Solari Quintana) sirve además para aprobar pliegos de jueces y ascensos militares y diplomáticos.
"Un dato no menor abona la intención de Cristina de mostrar que mantiene el control: una mayoría en el Senado (a la que el oficialismo llega con los aliados Weretilneck y Magdalena Solari Quintana) sirve además para aprobar pliegos de jueces y ascensos militares y diplomáticos."
En las reuniones previas a la votación dividida con el FMI, los kirchneristas que iban a votar en contra, como Anabel Fernández Sagasti y Juliana di Tullio, llevaron pedidos de unidad y evitaron discusiones. Ninguno de ellos habló en el recinto y Oscar Parrilli insertó su discurso.
Alberto Fernández operaba con varios senadores para garantizar su voto e ir al choque si fuera necesario, como el entrerriano Edgardo Kueider, cercano al gobernador Gustavo Bordet, quien junto a sus colegas había presionado en el Senado para doblegar a Cristina y consiguieron dejarla en un segundo plano.
Con el voto de la oposición garantizado, evitar la ruptura de bloque fue más sencillo para la vicepresidenta. Tanto entusiasmo hubo en lograrlo, que en la reunión de bloque previa a la sesión le cantaron el cumpleaños a la fueguina María Eugenia Duré.
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