La matancera y el radical tienen perfiles distintos, pero también diversos mecanismos a la hora de relacionarse con su compañero de fórmula. Cómo fue el andar del actual vicegobernador y cómo será el de la candidata del Frente de Todos.
Por: Juan Alfaro (ALFA)
No sólo una es peronista y el otro es radical. No sólo una es mujer y el otro varón. No sólo una es de La Matanza y el otro de San Fernando. Las diferencias antagónicas entre Verónica Magario y Daniel Salvador se posan sobre todo en el rol y lugar que ocupan con su candidatura y sobre todo en el accionar que despliegan sobre el tablero político. El sillón de la vicegobernación bonaerense es estratégico para las maniobras políticas de todo gobernador, pero el perfil de quien lo ocupa puede variar en sus formas. Puede ser de permanente sintonía y rosca propia como lo hizo Alberto Balestrini en parte del primer mandato de Daniel Scioli. También de oficiar como “comisario político” de la Casa Rosada, como ejerció Gabriel Mariotto en el segundo mandato del exmotonauta, pero que al final terminó alabando a Scioli, para transformarse en una espada fiel. O también puede ejercer el papel dócil y de extrema subordinación, como lo hizo Daniel Salvador con María Eugenia Vidal. Ser vicegobernador es ser titular del Senado bonaerense, la Cámara Alta donde se definen leyes, pliegos y designaciones estratégicas para cualquier gobernante. El lugar siempre es observado, porque en los hechos ese sillón tiene una pata en el Poder Ejecutivo y la otra en el Legislativo. La composición del binomio.
Elegir un compañero de fórmula tiene variantes. En general se trata de equilibrar a las distintas partes de un espacio político electoral: una especie de pago. Una vez nombrado al candidato o candidata, parte del perfil de cada uno y el espacio que se le otorgue para ver cómo se desenvuelve. Este año Salvador apunta a renovar su mandato, aunque los números de las PASO hacen que su sueño esté lejos de la realidad. Magario debuta como postulante para la vicegobernación y los resultados del 11 de agosto, hacen suponer que será ella quien se siente en ese preciado sillón. Por un lado, el andar de Salvador en su rol de vicegobernador ha estado marcado por cómo fue la relación entre el PRO y la UCR dentro de Cambiemos. El ninguneo que María Eugenia Vidal aplicó hacia su vice no tuvo una situación aislada, sino fue la marca de la mayoría de los acontecimientos en el tablero político bonaerense. No es novedad el lugar “de segunda” que los radicales ocuparon en el gobierno vidalista y Salvador no estuvo ajeno a esa situación. Sin embargo, el también titular de la UCR bonaerense siempre ofició de alumno aplicado e hizo todos los deberes que requirió la gobernadora, pese a que “Mariú” ni siquiera lo sigue en Instragram. Sin embargo, el “destrato” (palabra usada por vario correligionarios), cobró tensiones este año, cuando Vidal dejó abierta la posibilidad de que Salvador no sea nuevamente candidato a vicegobernador y su lugar sea ocupado por un “PRO puro”. Los rencores acumulados de los radicales estallaron con esa siquiera posibilidad y, tras una cumbre, lanzaron su apoyo y pedio explicitó por la candidatura de Salvador. Finalmente, presa por cumplir acuerdos políticos, Vidal tuvo que aceptar nuevamente que Salvador sea su candidato a vice, pero dato no menor, ni siquiera se hizo un anuncio oficial, ni una gacetilla, ni un tuit. Para completar la escena, desde el vidalismo decidieron que para las PASO, la imagen de Salvador no tenía que estar en la boleta de Vidal. El Vicegobernador, por esos días, se enteró de la noticia por los medios y estalló en furia. Sobre todo, porque había ido entusiasta a sacarse las fotos de rigor. El compañero no deseado.
La situación de Salvador se coronó cuando con los resultados de las PASO y la casi imposibilidad de una reelección de Vidal, desde Gobernación decidieron darle el lugar merecido a su candidato y ponerlo en la boleta para las generales de octubre. “Quieren socializar la derrota”, dijo más de un radical ante la novedad. Esta semana, Vidal tuvo otro gesto con los radicales y asistió a una cumbre organizada en La Plata, pensando en lo que se viene: el armado del vidalismo pos Macri y en el rol de oposición a un eventual gobierno de Axel Kicillof. Eso sí, por las dudas, desde el radicalismo avisaron que para estar adentro de ese armado, tienen que estar en “igualdad de condiciones”. El cambio de postura.
Desde el otro lado de la vereda, el perfil que asoma Magario es completamente distinto al de Salvador. La intendenta de La Matanza sonó como posible candidata a gobernadora desde el primer minuto que se sentó en el sillón municipal matancero. Pero las peripecias políticas y la decisión de Cristina Fernández de ocupar el rol de candidata a vicepresidenta, hicieron que el elegido sea el exministro de Economía. De todas formas, Magario anuncia que su rol no va ser opaco o de completa docilidad. Durante la campaña, más allá de compartir actos junto a Kicillof, la alcaldesa encabeza recorridas y actos sola en distintos distritos de la provincia de Buenos Aires. Dato no menor, en muchos recorridos se vieron carteles donde su imagen sobresale sobre la de Kicillof. En una entrevista, la candidata anunció: “Tengo carácter, Axel va a tener una vicegobernadora en serio”. Sobre ese plano, desde La Matanza destacan que Magario no va a ser una simple figura que se apegue a encabezar las sesiones en el Senado bonaerense y lograr acuerdos legislativos. Dato no menor, desde esas tierras aseguran que Kicillof y Magario tienen un acuerdo: si bien el candidato (y posible gobernador) sea Kicillof, Magario va a tener una figura “más que presente” en el eventual gobierno bonaerense. “Axel va a necesitar ayuda para gobernar, porque no tiene el perfil político aceitado”, deslizan en voz baja desde el distrito más grande de la provincia. Los preanuncios que salen desde el entorno de la matancera se vieron durante la campaña para las PASO. En las primeras entrevistas que dieron en conjunto, la figura de Magario muchas veces opacó o se interpuso a la de Kicillof. Si todo sale como indican los resultados de las PASO, desde el 11 de diciembre se verá a una vicegobernadora de perfil alto, con voz dentro de las decisiones de gobierno y con fuerte poder de influencia. El gen peronista y matancero.
Todo inicio de mandato reconfigura el tablero de gobierno para cualquier mandatario electo. Magario y Salvador, dos estilos distintos, dos métodos diversos a la hora de relacionarse con su compañero de fórmula. La matancera avisa cuál será su rol y estamos a punto de ver un nuevo capítulo en la particular relación que siempre hubo entre un gobernadora y su vice.-
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