El Ayuntamiento prevé que estén listos en junio de 2023. El presupuesto, de 1.506 millones de euros, incluye nuevos contratos de limpieza para incrementar la recogida de residuos
Cambio radical del mobiliario urbano madrileño. El Ayuntamiento de Madrid ha aprobado este jueves en la Junta de Gobierno una transformación sin precedentes para el paisaje de las calles capitalinas. Los 30.000 contenedores de la ciudad desaparecerán en julio de 2023. El portal de contratación pública ha calculado el cambio en 1.506 millones de euros para los próximos cinco años. Es decir, que el mantenimiento será de 251 millones al año y compromete al próximo equipo de Gobierno que llegue a la alcaldía en 2023.
El plan del área de Medio Ambiente es sustituir todos los contenedores actuales de la capital en los próximos meses. Con este nuevo contrato también se incrementarán la recogida de basuras en dos contenedores de reciclaje claves: el del cubo amarillo, para los plásticos, que pasará de ser recogida cuatro días, a siete. Lo mismo sucederá con el azul, el de papel y cartón, que pasará de cuatro días a siete y dos veces al día. “Hemos notado un incremento de estos residuos en la ciudad”, ha dicho el delegado de Medio Ambiente, Borja Carabante, durante la rueda de prensa.
La recogida selectiva, que define el proceso de separación de los residuos sólidos urbanos y su depósito en diferentes contenedores para que sean recogidos y posteriormente reciclados, se calcula que ahora mismo está en un 44%. El objetivo que fija la Unión Europea para 2025 es del 50%. “Con este cambio se logrará”, ha afirmado Carabante.
Los nuevos modelos de contenedor serán uniformes, propios, que se distingan frente al resto. Como la papelera de las calles, los contenedores tendrán un mismo molde. Serán, eso sí, unos centímetros más bajos que los actuales. Pasarán de 1,75 metros a 1,50. “Con esto, se mejorará la visibilidad y la accesibilidad”, ha dicho el concejal. También contarán con sensores que avisen del llenado. Un factor clave que priorizará la recogida y, por tanto, la limpieza viaria. ¿Y qué sucederá con los contenedores actuales? “Algunos de ellos serán reutilizados para la fabricación de los nuevos contenedores”, ha explicado el edil.
Los nuevos contratos de basura
El PP ha enfilado a mitad de la legislatura gran parte de su herencia política. Desde el 1 de noviembre, la limpieza de las más de 9.000 calles y las casi 3.800 zonas verdes de la ciudad corresponde ya a la gestión de Almeida. Madrid ha dicho adiós a los polémicos contratos que firmó la popular Ana Botella allá por 2013. La excalcaldesa cerró un acuerdo blindado de limpieza que dividía a la ciudad en seis bloques con calles principales y secundarias.
El caos fue tal que una calle como la de Velázquez, en el distrito de Salamanca, no se consideraba principal; mientras que en barrios como Lavapiés o Malasaña solo las calles de Argumosa, Fuencarral y San Bernardo tenían un trato prioritario. Los contratos fueron adjudicados a cuatro grandes empresas del sector: Cespa, Valoriza, Obrascón y OHL-FCC.
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