En la reunión anual de los embajadores franceses, el presidente alcanzó con un golpe retórico a dos figuras: la de Maduro y la de Mélenchon. Sin embargo, uno de los consejeros de Macron, Ismaël Emelien, trabajó para la campaña de Maduro.
PáginaI12 En Francia
Desde París
Sin otra visión más original que la de retomar la sempiterna lucha contra “el terrorismo islamista” y decir que Francia debe preservar “su rango en un mundo que se tambalea”, el presidente francés, Emmanuel Macron, ofreció el primer resumen de su visión de las relaciones internacionales en el curso del cual calificó como “dictadura” el gobierno del presidente venezolano Nicolás Maduro. En lo que fue su participación inaugural en la reunión anual de los embajadores franceses, el Jefe del Estado alcanzó con un golpe retórico a dos figuras: la de Maduro y la de su hoy principal opositor en Francia, el líder de la izquierda radical Jean-Luc Mélenchon, un declarado partidario de la Venezuela de Maduro. Sin nombrarlo pero aludiendo a su posición, Emmanuel Macron dijo: “nuestros conciudadanos no entienden cómo algunos han podido ser tan complacientes con el régimen que se va instaurando en Venezuela. Hay una dictadura que trata de sobrevivir al precio de un desamparo sin precedentes, de radicalizaciones ideológicas preocupantes cuando en realidad los recursos de este país son considerables”. La posición del presidente francés es, hasta hoy, el pronunciamiento más duro hecho por el dirigente de un país de la Unión Europea y se agrega a los 11 países del continente americano que antes denunciaron “la ruptura” del orden democrático en Caracas. Recordemos que el presidente norteamericano Donald Trump ya ingresó en la fase activa de las sanciones con una serie de medidas restrictivas que afectan a Venezuela. Macron no siguió estos pasos pero se sumó al concierto de criticas internacionales contra Maduro. A principios de agosto, la Unión Europea, a través de su Alta Representante, Federica Mogherini, había rehusado reconocer la Asamblea Constituyente y exigido “su suspensión efectiva”.
Por su parte, la semana pasada, la cancillería francesa y la presidencia también habían “deplorado” la evolución de la situación en Caracas y condenado oficialmente el hecho de que la Asamblea Constituyente controlara las facultades de la Asamblea Nacional. París también había denunciado el arresto de los opositores Leopoldo López y Antonio Ledezma, pero nada más. Esta vez, aunque Macron insiste en la opción del diálogo como única solución, el empleo de la palabra “dictadura” podría suponer un giro en las relaciones. “Me gustaría reflexionar, con los gobiernos de América Latina y de Europa, sobre la manera de evitar nuevas escaladas, incluidas regionales”, dijo Macron en París. El pasado 5 de julio, el presidente francés envío una carta manuscrita a Maduro donde la manifestaba la disposición de Francia a elaborar una solución: “estamos disponibles para facilitar las negociaciones a través del dialogo”. Según explicó después el embajador francés en Caracas, Romain Nadal, el jefe del Estado francés tomó esa iniciativa porque Francia aparece en Caracas como “un socio fiable. Se sienten escuchados, tienen confianza en nosotros”. Algo rompió esa dinámica y ahora París se ubica en una posición critica ante Maduro. De hecho, desde el Vaticano, pasando por Francia, España o Canadá, todos los intentos de mediación fracasaron en Venezuela. El pasado fin de semana, Jean Luc Mélenchon dijo que “sin importar qué errores cometan nuestros amigos, nosotros no perdemos de vista que el principal responsable del mal, del desorden y de la guerra civil es el imperialismo estadounidense. Por eso nosotros no perdemos nuestro tiempo arrojando piedras a nuestros amigos. Sabemos que no son perfectos, igual que nosotros”. Venezuela es, de hecho, un tema que se ha deslizado en la confrontación política nacional a raíz de las posiciones amistosas de Mélenchon y la inclusión, en el capítulo 62 del programa electoral de Francia Insumisa (el movimiento de Mélenchon) de la idea de integrar la Alianza Bolivariana. En abril, durante la campana electoral para las presidenciales, Macron habría atacado a Mélenchon por su “defensa” del modelo venezolano. Una vez electo presidente, varios diputados lo interpelaron para que saliera de su “reserva”, entre ellos el ex primer ministro Manuel Valls, con respeto a la situación política en Caracas. Los miembros de Francia Insumisa defienden a Maduro y los adversarios del melenchonismo los acusan de respaldar una dictadura. Venezuela es hoy dos fracturas: la internacional y la nacional. Sin embargo, en política nunca nada es completamente transparente. Resulta que uno de los principales consejeros y brazo derecho de Macron, Ismaël Emelien, trabajó en Caracas para la campaña electoral de… Maduro. Antes de armar el lanzamiento del movimiento de Macron en abril de 2016, Ismaël Emelien trabajaba en la multinacional Havas, donde aparecía como un miembro del equipo encargado de la comunicación de la campaña presidencial de Maduro. Havas obtuvo con Maduro un contrato “global” que incluía la realización de spots publicitarios, un documental, el trabajo en las redes sociales y la organización de los meetings.
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