El sector que lideran Gustavo Santos y Soher El Sukaria piden "abandonar la teoría de matar a Schiaretti" y no descartan un acuerdo para el 2023.
El PRO cordobés atraviesa por estos días una situación inédita: una interna expuesta, con sus dirigentes reprochándose por posicionamientos políticos, desconfiando unos de otros y desconociendo los liderazgos internos.
Articulado por Germán Kammerath y conducido por Nicolás Massot, los amarillos cordobeses funcionaron -en general- desde una lógica verticalista, con la voz ordenatoria de Mauricio Macri. La detención del primero y la salida del segundo hacia Tigre alteraron ese mecanismo, dejando la gestión cotidiana del partido en manos de los referentes locales.
Pese a las diferencias, los dos campamentos internos coinciden en tres puntos: el partido no tiene debate interno, nadie quiere crear la Mesa Provincial de Juntos y los liderazgos locales son terminales de los nacionales.
Entre los ejes del conflicto interno aparecen dos: asociarse a Juan Schiaretti y el juego online, cuya sanción propiciada por los legisladores del PRO sigue generando problemas internos: ahora, la senadora nacional Carmen Álvarez Rivero impulsa que se derogue la ley, mientras su principal espada política, Sebastián García Díaz, lanza sospechas sobre la "matufia" de "cuatro pícaros" (por los legisladores) para "hacerle un favor al peronismo" con una ley que "le saca la plata a los pobres".
"El sector que integran los macristas Gustavo Santos, Soher El Sukaria y el legislador provincial Darío Capitani se entusiasma con un acuerdo con el peronismo cordobés en 2023 y colar el vice en la fórmula que es posible encabece el intendente Martín Llaryora".
A la "sombra de los referentes nacionales", como define la situación una diputada nacional, hay dos grupos. De esto depende el mayor entusiasmo en el posible acuerdo con Juan Schiaretti. El que integran Gustavo Santos, Soher El Sukaria y el legislador provincial Darío Capitani -referenciado en Macri- dice que "el PRO debe apelar a una estrategia de crecimiento" y "abandonar la teoría de matar a Schiaretti". Algunos en este grupo se entusiasman con un acuerdo con el peronismo cordobés en 2023, sabiendo que estará atado a la "situación nacional", y colar el vice en la fórmula que es posible encabece Martín Llaryora.
Aunque se trata de un escenario de "especulación pura", uno de los líderes del grupo reconoció a LPO que "entre 2015 y 2019 el PRO se escondió" en Córdoba, para no verse "obligado" a oponerse a Hacemos por Córdoba, la fuerza de Schiaretti.
El otro grupo, alineado con Patricia Bullrich, no apoya esta estrategia y cree que el camino está en consolidar Juntos por el Cambio para enfrentar a Hacemos por Córdoba, aunque no cierran la puerta al acuerdo con Schiaretti. Se trata de quienes estuvieron junto a Luis Juez y Rodrigo de Loredo en la interna: Laura Rodríguez Machado y Álvarez Rivero, dos figuras de peso político distinto dentro de la coalición: varios le reprochan a Álvarez Rivero (y su primo García Díaz) haber "entrado por la ventana" al PRO y "pelearse con los legisladores". Uno de estos se quejó: "No se puede hacer política con los intestinos".
En este grupo analizan que "al ungir a Santos, Macri dinamitó su liderazgo". Del otro lado responden: "Patricia no ayuda al partido, trabaja en post de candidatos propios: sólo le habla al núcleo duro".
"Patricia Bullrich rechaza la estrategia de acordar con Schiaretti y en el sector que lidera sostienen que "al ungir a Santos, Macri dinamitó su liderazgo""
En ambos campamentos admiten la debilidad que les genera la falta de gimnasia en internas: "El PRO se construyó con dirigentes sin participación previa, hay mucha inexperiencia. Los radicales no llevan puestos si llegamos a una Mesa Provincial de Juntos con estos problemas". En el PRO también están enojados con Luis Juez, el otro socio fuerte de Juntos. "Es difícil saber cómo seguimos con un tipo como Juez, que ofendió a los legisladores del PRO", dicen.
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