La gobernadora suma al concejal del Frente Renovador en Quilmes a su gabinete. Mañana, acto con el Presidente y Larreta en Constitución.
¿Quién tiene los derechos de autor en la confección de la boleta de candidatos nacionales para la provincia de Buenos Aires? ¿Mauricio Macri o María Eugenia Vidal? El dilema, que desvela a la cúpula del poder tanto en la Casa Rosada como en La Plata, cobra una importancia estratégica clave de cara al 26 de octubre, día posterior a las legislativas cuando, con la elección ya consumada, deberá definirse quién fue el/la el padre o la madre del triunfo o de la derrota electoral del oficialismo.
El Presidente ya decidió que su futuro electoral estará inexorablemente atado a la gobernadora de Buenos Aires. El lunes pasado, Macri desbordó en elogios explícitos a Vidal, primero en Saladillo -"la admiro cada día más por las batallas que está dando-, y 48 horas más tarde en el estadio único de La Plata junto a 20 intendentes-"en la Provincia de los machotes bravos tuvo que venir una mujer a cambiar la historia". La cohesión del eje Macri-Vidal, sumado a Horacio Rodríguez Larreta, es el principal activo que demuestra el Gobierno en la campaña para opacar las deficiencias de gestión.
La unidad de este tridente de Gobierno -Nación-Buenos Aires-Capital Federal- quedará ratificada escénicamente mañana en la estación de trenes de Constitución, donde el Presidente, la gobernadora y el jefe de Gobierno porteño inaugurarán una estación de trasbordo. Hoy, además, Vidal encabezará el estreno oficial de una nueva bajada de la autopista Buenos Aires-La Plata a la altura de Ensenada. El oficialismo tiene puesto el foco de campaña en la provincia de Buenos Aires de manera casi obsesiva. El ministro del Interior y Obras Públicas, Rogelio Frigerio, aportará volumen político con recorridas una vez a la semana por el conurbano para acelerar obras de hábita y colacas a través de AYSA. Hoy estará en Lanús, tercera sección electoral, junto al intendente PRO, Néstor Grindetti.
En este contexto, el Presidente y la gobernadora deberán definir si la boleta bonaerense conserva autonomía o se mantiene atada de manera indivisible a la figura de Macri. Esa definición modifica el reparto de costos y beneficios de acuerdo al resultado electoral. Si Vidal se queda con la lapicera, la Casa Rosada se expone a que un eventual triunfo sea capitalizado por Vidal. Si, en cambio, Macri monopoliza el armado de la boleta bonaerense, la Casa Rosada no sólo desperdiciaría la figura de Vidal sino que también se expone, en caso de una eventual derrota, a cargar con los costos de un resultado adverso. Una síntesis Macri-Vidal asoma como el equilibrio perfecto para un reparto salomónico de costos y beneficios en 26 de octubre.
En ese laboratorio electoral, todavía sin definiciones, el único nombre que garantiza un híbrido político perfecto entre el jefe de Estado y la mandataria bonaerense es Carolina Stanley. La ministra de Desarrollo Social integra el gabinete nacional de Macri, es la esposa del jefe de Gabinete de provincia -Federico Salvai- y además es amiga personal de la gobernadora. Un rol y perfil similar se le atribuye a Gladys González, actual titular de ACUMAR, esposa del presidente de la Cámara de Diputados bonaerense -Manuel Mosca- y amiga personal de Rodríguez Larreta. Es decir, el perfil apunta a un/a candidato/a lo más cercano posible a Vidal pero que represente políticamente a Macri. Un delicado equilibrio para que, el día posterior a los comicios, no haya división de responsabilidades.
La figura femenina que representa a Cambiemos en la pelea por dos bancas bonaerenses para el Senado de la Nación deberá ir acompañada por un hombre. Tampoco hay definiciones pero un intendente PRO del conurbano comenzó a ganar posiciones. Diego Valenzuela asoma con una gestión prolija en 3 de Febrero y tiene el atributo, al igual que Martiniano Molina en Quilmes, de haber destronado a un barón peronista del conurbano como Hugo Curto. Un simbolismo político que fascina a Marcos Peña. Valenzuela no sólo puede exhibir gestión sino también un manejo cómodo y aceitado de los medios, a partir de su pasado como historiador y periodista con acceso frecuente a radios y pantallas de TV. En ese lote también se mantiene Esteban Bullrich, de gira por Holanda con Macri, quien sin embargo aparece más asociado al conflicto docente y a la Casa Rosada que a la figura de Vidal. No está descartado como candidato a senador Emilio Monzó, cada vez más lejos de la mesa chica del Presidente y del jefe de Gabinete pero cada vez más activo en la campaña bonaerense. El presidente de la Cámara de Diputados tiene como plusvalía electoral su condición de peronista, su conocimiento del territorio y su vínculo aceitado con los intendentes. Monzó viene de reunirse en presunto secreto con Florencio Randazzo a quien alienta para que sea candidato: "Los intendentes del PJ te necesitan, si no les queda otra que ir con Cristina no van a poder meter ni un solo candidato. Va a decidir todo ella con La Cámpora". El esquema Monzó candidato se completa con la entrega a Elisa Carrió del primer lugar de la lista de candidatos a diputados nacionales para Marcela Campagnoli para garantizar la presencia de la jefa de la Coalición Cívica en la campaña bonaerense. Y, de confirmarse la candidatura de Diego Santilli en Capital Federal, el hijo del expresidente de River Plate podría recaer en la Presidencia de la Cámara como principal terminal de negociación con los bloques peronistas, un trabajo que ya realiza en la Legislatura porteña.
Ayer, Vidal le sopló a Massa su principal referente en Quilmes, el periodista deportivo Walter Queijeiro, último candidato a intendente del Frente Renovador en ese distrito. El massismo padece una nueva crisis dirigencial en la estratégica tercera sección electoral donde sin intendentes propios, Martín Insaurralde (Lomas de Zamora) y Verónica Magario (La Matanza) se disputan la supremacía peronista. Queijeiro asumirá como subsecretario de Turismo y reemplazará en el cargo a Ignacio Crotto, que cumplía esa función en el Gobierno de Daniel Scioli. Queijeiro llega de la mano del ministro de Gobierno provincial, Joaquín de la Torre, uno de los exmassistas que se incorporó al gabinete de Vidal.
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