Recién para octubre planean en la Rosada entrar en eje electoral. Mientras, buscan que funcionarios y legisladores sean voceros. Una propuesta por provincia.
Aunque hoy comienza formalmente la campaña, el presidente, Mauricio Macri, no tiene previsto entrar en el “modo electoral” hasta fines de septiembre. Por el contrario, según confirmaron a PERFIL fuentes oficiales, la estrategia será mostrar al jefe de Estado en funciones y “abierto al diálogo” para salir de la crisis económica y social. En este marco, el oficialismo dividió la campaña en dos. Una primera parte donde se muestre al “Macri presidente” intentando paliar las consecuencias nefastas de la devaluación y, a partir de octubre, recién en modo electoral.
“Es momento de mostrar gobernabilidad, la campaña va a quedar para dentro de tres semanas, ahora tenemos que llevar tranquilidad y esa es la prioridad. En todo caso, esta será la forma de hacer campaña ahora”, cuenta uno de los históricos dirigentes del PRO. Y agrega que no habrá actos con escenarios 360, por ahora. El ala “dialoguista”, que encabezan el jefe de Gabinete, Marcos Peña, y el ministro del Interior, Rogelio Frigerio, ganó espacio para zambullirse en esta estrategia. Por ello, el intento, aún sin éxito, de enviar un proyecto de ley al Congreso para el tratamiento de la deuda de largo plazo. Esto explica también por qué Macri y Alberto Fernández siguen en diálogo vía WhatsApp. En lo que refiere a la campaña, el oficialismo evalúa que sea propositiva. Una de las ideas que rondaron Balcarce 50 estos días fue que Macri presente una propuesta por provincia, es decir, 24 propuestas concretas. “Todo va a estar atado al rumbo de la economía. Si se ordena, podemos quizás empezar antes la campaña”, opina otra fuente oficial.
Los equipos están: la sede de Balcarce al 400 y la flamante Mesa de Acción Política (la última innovación en la mueblería macrista) con los radicales y Elisa Carrió, que se reunirán semanalmente todos los lunes, serán quienes lleven adelante los lineamientos políticos. Aunque Macri insistirá en que puede entrar en el ballottage, su mensaje no tendrá el optimismo que les impregnó a otras campañas. “Vamos a tener un mensaje más realista que nunca”, advierten en Balcarce 50. Pero apostarán a darlo vuelta sumando tres o cuatro puntos de otras fuerzas, sumado a los nuevos votantes. Paralelamente, desde hace dos semanas el Presidente se desespera por sumar voceros que defiendan su gobierno. De hecho, se percató de que Hernán Lacunza (Hacienda) lo hacía de manera satisfactoria. En la Provincia no dejan de sorprenderse: Lacunza fue uno de los voceros dilectos para María Eugenia Vidal.
“Es insólito que lo hayan descubierto ahora”, se mofaban en las oficinas de la gobernadora en Retiro. Alejandro Finocchiaro (Educación), Patricia Bullrich (Seguridad) y Frigerio fueron algunos de los que sumaron sus voces en la crisis a la de Lacunza. También Luis Miguel Etchevehere (Agroindustria). El secretario de Salud, Adolfo Rubinstein, permanecía callado pero esta semana habló. Y no eligió mejor escenario que una charla con un ex ministro opositor (Daniel Golián) y una ex ministra bonaerense echada por Vidal (Zulma Ortiz) y hoy muy cercana a Matías Lammens, para postular que había sido un “error” del Presidente reducir el área a secretaría. En este marco, Macri les pidió a varios diputados nacionales (que luego se reunieron con él en Olivos esta semana) y funcionarios que salieran a defender al Gobierno. Uno de los pocos que venía dando la cara, el diputado Daniel Lipovetsky, fue “premiado” en el cierre de listas con un lugar expectante como legislador provincial pese a quedar afuera del Congreso. Otros que supieron defender al macrismo, como Nicolás Massot, siquiera están en la Argentina.
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