Periódicamente, una parte del círculo íntimo de Mauricio Macri vuelve a la carga contra Jaime Durán Barba por los malos resultados de lo que llaman la doctrina Doña Florinda (“¡no te juntes con esa chusma!”), que no sólo impidió un acuerdo con el massismo e hizo agua en Santa Fe, sino que ahora anticipa malas noticias desde Córdoba y un descolorido balotaje en la ciudad de Buenos Aires.
Durán Barba, quien reivindica su consejo - “al cabo para eso estoy” suele decir-, se defiende de sus críticos asegurando que el primer convencido de su aplicación fue el propio Macri, quien nunca quiso incorporar a ningún dirigente peronista o, peor, de alguno que hubiera pasado por el kirchnerismo. Hizo sólo algunas excepciones y después cerró la puerta. Ahora esa decisión pesa.
Con el domingo 5 a la vista, las elecciones en la CABA y Córdoba, y con un clima general de campaña que no es el de hace tres meses, los cuestionamientos volvieron. El clima negativo hizo que algunos recordaran la campaña presidencial de 2011, cuando el gurú ecuatoriano, sin anestesia, le dijo al alcalde “no te presentes porque perdés”. Y es manifiesto que Macri ya no contagia optimismo.
Hubo dos apariciones recientes donde ese clima deprimente se abrió paso en su vocabulario y se hizo público. Esta semana reconoció que es “prácticamente imposible” que Horacio Rodríguez Larreta llegue al 50 por ciento de los votos el domingo próximo y que necesariamente deberá ir a un balotaje (seguramente con Martín Lousteau).
Pero lo que fue un hit puertas adentro de la tropa amarilla –obviamente en voz baja-, fue su curiosa queja de hace dos semanas contra el socialismo santafesino por su triunfalismo apresurado (“no está bueno”). Aquella aciaga noche explicó que, según sus números, el PRO ganaba por “una pequeñísima ventaja”, frase increíble que convenció a varios de que todo estaba perdido.
Las fuentes dicen que el alcalde fustigó en privado la calidad de la información política de medios que apoyan su candidatura presidencial. Facturó especialmente los anuncios de triunfos opositores en Neuquén y Chaco, además de los panoramas favorables a Cambiemos en distritos como La Rioja, Córdoba, Tucumán o Formosa, ninguno de ellos verificados por encuestas conocidas.
Con la herida de Santa Fe aún sangrante, el alcalde todavía no puede creer la floja performance de sus bendecidos en Córdoba. Según cuentan, su mayor decepción es su candidato a Gobernador, el radical Oscar Aguad, cuya falta de combatividad quedó evidente en su deserción de un debate televisado, con el argumento de que si el amplio favorito Juan Schiaretti no iba, él tampoco.
Los estrategas macristas repechan la coyuntura gris con críticas a Durán Barba pero también con pinceladas de humor porteño, ligeramente gorila. “¡Te lo dije, Don Ramón es peronista!”, dice uno entre carcajadas. Otro le responde “y obvio, si es vago y de la chusma…”. La Vecindad ya no es lo que era.
Comentá la nota