Se reemplaza por una comisión que seguirá la deuda futura. Solanas se paro y empezó a los gritos.
Fernando “Pino” Solanas perdió el control en el debate por el pago a los holdouts que siguió esta tarde en la Comisión de Presupuesto del Senado: se paró y empezó a los gritos para reclamar que se investigue la legitimidad de la deuda externa, tarea que el año pasado inició una bicameral que ahora Macri eliminará.
El impulso se lo dio el gobernador de San Luis, Alberto Rodríguez Saá, quien sorprendió con un racconto de la deuda externa argentina, desde el primer empréstito de Bernardino Rivadavia hasta la negociación de Kirchner tras el default dispuesto por su hermano, en aquella fugaz presidencia de 2001.
Pino Solanas recordó que desde Videla a la fecha ya se pagaron más de 420 mil millones de dólares de deuda externa, varias veces el PBI anual de la Argentina.
“Que esta ley sea el “Nunca más” de la deuda externa”, cerró el gobernador, aun cuando los tres diputados de su provincia respaldaron ayer por la mañana el acuerdo con los holdouts. Su rebeldía se enmarca en la negociación de Adolfo para agrandar la Corte Suprema y ubicar allí a la senadora Liliana Negre de Alonso.
A Pino no le importa nada de eso. “Sus palabras me esperanzan”, le dijo al gobernador puntano. Recordó que acompañó a Alejandro Olmos hace 20 años cuando lidiaba con su denuncia sobre la ilegitimidad de la deuda. Su lucha derivó en un fallo del juez Jorge Ballestero que obligó al Congreso a revisar el origen de los pasivos externos del país, o sea, quienes son los bonistas, cuando la tomaron y cuánto se les debe realmente.
“Es una vieja cuenta pendiente de este Congreso realizar una Conadep de la deuda. Después de haber pagado mas de 420 mil millones de dólares desde Videla a la fecha, nos merecemos un ‘Nunca más’”, repitió Solanas.
Y de pronto se paró de su silla y siguió hablando con el índice arriba como si se tratara de un discurso político, inapropiado en cualquier reunión de comisión.
Recordó un dato que había pasado inadvertido: como el proyecto que ahora trata el Senado elimina la ley de “pago soberano” borra con eso la bicameral que investiga la deuda externa.
Con el objetivo de persuadir a los sectores de centroizquierda, a pocos días del default Cristina Kirchner anexó esta comisión al final de esa norma, creada en realidad para poder pagarles en el país a los bonistas que ingresaron a los canjes 2005 y 2010 y no podían cobrar por el default de Griesa.
La bicameral fue poco más que un deseo. La presidió el ex diputado Eric Calcagno (ahora prosecretario parlamentario del Senado) y se reunió pocas veces, pero aún así representó la única vez que el Congreso cumplió con el fallo de Ballesteros, una sentencia firme como la del newyorkino Thomas Griesa.
La ley para pagarle a los buitres creó en su reemplazo otra bicameral, pedida por Margarita Stolbizer, pero con la misión de hacer un “seguimiento y control de la gestión de contratación y de pago de la deuda exterior de la nación”.
O sea, desde ahora el Congreso pondrá el ojo en el endeudamiento del Gobierno pero volverá a dejar en el olvido el contraído en las últimas cuatro décadas, que la justicia le pidió revisar.
Demasiado para Pino, un viejo luchador de esta causas. “Lo que no aceptaré es que nos chantajeen y nos corran que si nos firmamos ahora el 14 de abril nos caemos de galaxia, dejemos de farsa y de chiquilinadas”, se exasperó, para fundamentar su rechazo al acuerdo con los holdouts.
“Si esto no les hace ruido estamos mal. Es inaceptable que no se sepa con qué se va a pagar, en un país con graves carencias alimentarias”, desafió a sus pares, que lo miraban azorados.
“Discrepo con el Presidente de la Nación y me duele cuando dice que entramos en ajuste e hiperinflación (si no se acuerda con los fondos buitre). El pueblo argentino no puede aceptar eso. La deuda es un robo a los pueblos”, denunció.
La tucumana radical Silvia Beatríz Elías De Perez, le preguntó a Pino porqué no le había hecho estas preguntas a Prat Gay ayer, durante la visita al Senado. El cineasta no respondió. Todavía estaba enojado.
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