El exmandatario medita la idea de presidir la fuerza en 2024 para reorganizarla y darle mayor nitidez a la propuesta; ella exhibe los apoyos a su designación como ministra de Seguridad de Milei
Matías Moreno
¿Macristas o bullrichistas? El Pro, inmerso en una severa crisis desde que Javier Milei fue consagrado como presidente, transita una etapa política que se asemeja a los momentos preliminares del divorcio de una pareja. Aunque nadie se atreve aún a hablar de una separación de bienes, el quiebre en el vínculo personal y político entre Mauricio Macri y Patricia Bullrich por la falta de acuerdo en torno a la integración orgánica del partido fundado en 2002 al gobierno de La Libertad Avanza generó una implosión en el ala dura de Pro, hasta ahora conocido como el bando de los “halcones”.
Es que la ruptura entre Macri y Bullrich, quienes fueron socios en la cruzada para derrotar al modelo dialoguista de Horacio Rodríguez Larreta en las PASO, es novedosa en la historia del espacio. Ambos compartían hasta hoy una tropa de dirigentes de Pro que se sentían apadrinados y protegidos por ambos referentes en el polo más intransigente al kirchnerismo en Juntos por el Cambio. Ante el enfrentamiento entre Macri y Bullrich por la decisión de la titular de Pro de aceptar el ofrecimiento de Milei para sumarse al nuevo gobierno como ministra de Seguridad, una maniobra que el expresidente calificó de inconsulta, comienza a redefinirse el mapa de alineamientos en la fuerza.
Después de ser oficializada en su nuevo cargo, Bullrich exhibió como un trofeo la lista de mensajes de apoyo a su ingreso a la administración de Milei. En la nómina había macristas y bullrichistas, como Federico Angelini o Laura Rodríguez Machado, pero también gobernadores electos, intendentes bonaerenses, como Guillermo Montenegro, y representantes de la UCR y el propio Macri.
Aún disgustado por la actitud de su expupila presidencial, el fundador de Pro publicó un texto cargado de sutilezas. Dijo que lo ponía “contento” que Milei haya optado por sumar la “experiencia” de Bullrich en Seguridad y la “capacidad” de Luis “Toto” Caputo para manejar la economía, pero resaltó que les deseaba el “mayor de los éxitos en este compromiso personal”. De inmediato, los leales a Macri en Pro hicieron notar que él había subrayado que la decisión era de índole personal. “Mauricio no está en el gobierno de Milei, ni pidió por nadie”, remataron.
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Con ese trasfondo, los laderos de Macri pusieron sobre la mesa en las últimas horas la idea de que el expresidente asuma la conducción de Pro a partir de febrero. En el bullrchismo pensaban en disputar una elección interna, pero los seguidores de Macri considera que si él se postula, no habrá lugar para la discusión. “Es una idea a evaluar”, reconoce un allegado al fundador de Pro. Él por ahora se enfoca en su batalla con Juan Román Riquelme para recuperar Boca Juniors y no luce muy seducido por el plan para que asuma de manera transitoria la presidencia de Pro.
Sin embargo, uno de sus figuras leales asegura que lo piensan como una posibilidad para “reorganizar” a Pro y darle mayor “nitidez” a la propuesta. “Estamos felices que se vaya Patricia. Inicia una nueva etapa. Hay que recuperar lo que fuimos y hacer algo más amplio”, resalta un exfuncionario de Cambiemos.
Bullrich tiene un grupo de fieles en Pro que acompañan su apuesta a formar parte del Gabinete de Milei. Además del legislador Juan Pablo Arenaza, su mano derecha, o el radical Luis Petri; Eduardo Amadeo, Alberto Fohrig, Pablo Walter, uno de sus nexos con Victoria Villarruel, están los diputados Damián Arabia, Silvana Giudici, Laura Rodríguez Machado, Gerardo Milman, Sabrina Ajmechet, Maximiliano Guerra, Sergio Capozzi o Patricia Vásquez, entre otros. Por ahora, ellos tienen previsto mantenerse en la bancada de Pro que conduce Cristian Ritondo en la Cámara baja y no conformar un interbloque con los libertarios. “En principio, nos mantenemos del Pro, hay que preservarlo todo lo que aguante”, aventuran desde ese sector. Ya vislumbran que podría haber diferencias a la hora de votar las leyes que envíe Milei al Congreso. Por lo pronto, Bullrich le hizo llegar a Ritondo el mensaje de que no pretendía romper el bloque. “No nos vamos de Pro”, insisten los “halcones” de la nueva ministra de Mieli.
Con la posible elección de Martín Menem como nuevo titular de la Cámara de Diputados, Ritondo y los seguidores de Macri ya no se sienten comprometidos a trajinar para llevar los proyectos del Gobierno al recinto, defenderlos o lograr los votos para aprobarlos. Esa labor, avisan, quedará ahora en manos de los libertarios. “Vamos a pelear todos los lugares de Pro en las comisiones. Que ellos conduzcan la Cámara y construyan la gobernabilidad”, avisan.
En una posición intermedia quedan legisladores, dirigentes o exfuncionarios con trayectoria en Pro como Hernán Lombardi, Federico Pinedo, Laura Alonso, Javier Iguacel o Fernando Iglesias. Varios “halcones” quedaron atónitos cuando se enteraron que Bullrich había explicitado su distanciamiento del expresidente: “No me someto a Macri”.
Un caso similar es el del intendente electo de San Isidro Ramón Lanús, cercano a Esteban Bullrich. “Es como que te hagan elegir entre mamá y papá”, bromea un alfil de Pro. Los que tienen responsabilidades de gestión prefieren surfear la ola y no definirse ni por Macri o Bullrich. Y aquellos que persiguen la chance de integrar el gobierno de Milei sueñan con una rápida reconciliación entre Macri y Bullrich o, al menos, que el expresidente retome el diálogo fluido con Milei. Es la llave, especulan, para recalar en lugares codiciados. Iguacel, por caso, irrumpió esta mañana en el Hotel Libertador, búnker del futuro presidente. ¿Pide pista para colaborar con planes en el área de energía?
Si bien fue electa en la lista porteña que encabezó Bullrich, la economista Daiana Fernández Molero orbita en la galaxia de Macri. Lo mismo ocurre con otros dirigentes de Pro que colaboraron con la campaña presidencial de la exministra, pero que responden al exmandatario, como Federico Angelini o Humberto Schiavoni. Entre los colaboradores más cercanos a Macri están Fernando de Andreis y Darío Nieto; y los exfuncionarios Germán Garavano, Guillermo Dietrich -pese a que apoyó a Larreta en las primarias- Jorge Triaca, Jorge Faurie, Guido Sandleris o Luciano Laspina. Y Cristian Ritondo es su brazo ejecutor en Diputados, y Jorge Macri, en la Ciudad. En la casa matriz de Pro, los primeros encontraron un nuevo socio: Diego Santilli, clave en el armado del acuerdo con los radicales. Santilli hará su propio juego. Defenderá a Bullrich y colaborará desde el Congreso con la gobernabilidad. Una postura similar tiene María Eugenia Vidal, que se movió en sintonía con Larreta para rechazar el pacto de Acassuso, el detonante de la escisión en el partido.
Los chats de dirigentes del ala dura de Pro se convirtieron en las últimas horas en la caja de resonancia del revuelo interno que provocó la pelea entre Macri y Bullrich por sus diferencias en torno a cómo debían cooperar con Milei para garantizar la gobernabilidad. En esos debates se mezclaban los que defendían la jugada de comprometerse con la aventura de los libertarios en el poder con los que la acusaban de haber provocado una implosión en Pro sin lograr una negociación colectiva por el reparto de cargos o un acuerdo institucional. Ese sector le reprocha haber adoptado una actitud “personalista” y haber roto con Macri para garantizarse un puesto de poder. “¿Por qué no logró una mejor negociación como presidente de Pro? Porque se corta sola y no sabe negociar para los demás. En vez de dirigir la orquesta larga todo y se transforma en solista”, bramó un macrista paladar negro.
Javier Milei, durante la reunión con Mauricio Macri y Patricia BullrichPrensa
Los primeros tironeos de la separación entre Macri y Bullrich habían salido a la luz durante la campaña, por la resistencia de la exministra a incorporar al expresidente en un rol activo, pero se hicieron evidentes durante la coordinación del operativo para fiscalizar en el balotaje. Desde ese momento Bullrich comenzó a despotricar con frecuencia sobre la actitud de Macri, a quien acusa de obrar como si fuera el “dueño” del partido o de intentar imponer la jefatura.
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En plena crisis, Macri deja trascender su malestar con Bullrich y Milei. Considera que la exministra se “cortó sola” y no debatió internamente si debía sumarse al Gabinete o no. Él repite que no pretende “cogobernar” con Milei y que el Pro podía ofrecerle un esquema mixto para fortalecer la gobernabilidad. Es decir, imaginaba una alianza parlamentaria -por eso, le recomendó a Milei que elija a Ritondo para presidir la cámara- y nutrir de cuadros de Pro las segundas y terceras líneas de la administración nacional para sortear las eventuales trabas a la marcha de la gestión. Pero la apuesta de Milei y Guillermo Francos a tejer una alianza con un sector del peronismo puso en alerta a Macri, quien ahora opta por un repliegue táctico. “Eso no votó nuestro electorado”, se atajan. En el bullrichismo también hizo ruido el acercamiento de libertarios con una facción del PJ o el regreso del menemista Rodolfo Barra a la gestión pública.
Macri avisa que, si bien ayudará a Milei y apuesta a que haga una buena gestión, no moverá las fichas para acercarse. Cree que el libertario optó por otro camino: negociar con Bullrich y pactar con el PJ no K. Macri vislumbra que el presidente electo podría cometer un error. “El día que las papas quemen, los peronistas le sueltan la mano. No es nuestro gobierno, ni plan, ni ministros”, sintetiza uno de los interlocutores habituales de Macri. ¿Señales de que podría soltar amarras?
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