Indigna el grado de impunidad con el que se manejan los más altos responsables del Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Jose Machain (*)
Es muy preocupante que la Vicejefa de Gobierno, María Eugenia Vidal, pretenda imponer un “relato” que licúa la gravedad de la irresponsabilidad del Ministro de Educación Esteban Bullrich al empecinarse en la inscripción on line para acceder al Derecho a la Educación Pública en la Ciudad.
En la entrevista que le realizara el periodista Roberto Navarro en su programa Economía Política del domingo 16/02 por C5N, Vidal afirmó que “de las más de 60.000 faltantes de vacantes en el País en Nivel Inicia de 0 a 3, a la Ciudad le corresponden solo 1.500”.
Hay dos posibilidades, o la Vicejefa no conoce los datos reales que maneja su propio Ministro de Educación, o deliberadamente tiene una actitud de desinformar, o peor aún, de mentirle a los ciudadanos porteños.
La realidad es que el Ministro Bullrich, en los informes diarios que debía remitirle al Defensor General de la Ciudad, Dr. Mario Kestelboim, según lo definido en sede judicial a finales de diciembre de 2013; reconoce al 3 de febrero de 2014 que existen 13.211 casos en lista de espera en el Nivel Inicial.
Por otra parte, Bullrich en el informe que le remite a la Legislatura el 5 de febrero de 2014, les reconoce que tienen 9.691 casos en lista de espera del Nivel Inicial, entre Lactarios a Sala de 5 años. Además en diferentes declaraciones públicas, el Ministro reconoce que no podrá darle respuesta a miles de familias que esperaban poder acceder al Derecho a la Educación de sus hijos desde los 45 días, tal como lo consagra la Constitución Porteña. Por lo que la afirmación de Vidal, como mínimo es temeraria, indiscutiblemente indignante.
Ya el Ministro Bullrich no apela al supuesto “éxito” de su metodología de inscripción de diciembre. Ha quedado por demás de manifiesto el fracaso por ineptitud e ineficiencia de sus políticas educativas, y de las cuales debió pedir disculpas por demasiados errores.
Ahora cabe que Bullrich asuma la responsabilidad política que le corresponde e implemente todas las acciones que tenga a su alcance tanto para minimizar el daño que ya le ha infligido a miles de familias y a niños, niñas y adolescentes; como para garantizar un inicio de clases en tranquilidad y sin tener que asistir a situaciones que pongan en peligro la convivencia entre la Comunidad Educativa de la Ciudad.
Luego de lo cual, no le queda otra alternativa que renunciar.
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