La intervención era delicada y de alto riesgo, pero la pequeña Venus pudo superarla y se recupera en una sala del centro médico pediátrico. Su mamá agradeció a Dios y a los doctores.
La beba padecía una cardiopatía congénita “entre las arterias pulmonar y la aorta, donde existía una comunicación anormal, llamada ductus”, detalló Claudia Spagnuolo, coordinadora de Políticas Sanitarias del Ministerio de Salud. Este cuadro causaba una mala circulación de sangre que ponía en peligro la vida de la criatura y su madre, Andrea Cardozo, oriunda de Justo Daract.
“Lo importante de este caso es que el diagnóstico fue prenatal y se pudo programar que la beba naciera en la Maternidad Central con todos los recaudos necesarios”, contó Spagnuolo.
El miércoles pasado, una semana después de su nacimiento, Venus fue ingresada al quirófano para que los profesionales remediaran su mal. “Me advirtieron que tenía muy pocas posibilidades de vida, por lo que rogaba todo el tiempo y, gracias a Dios, mi hija hoy está recuperándose a pesar de lo delicada que fue la cirugía”, contó Andrea.
El doctor Daniel José y las doctoras Claudia Reynoso y Alicia Herrera llevaron adelante tan difícil tarea que por suerte, tuvo un final feliz.
Gastón Hissa, el ministro de Salud provincial, dijo que con “el caso de Francesca se pone de manifiesto la importancia de la detección precoz, que permite a los profesionales adelantarse en la asistencia y seguir trabajando en reducir los índices de mortalidad materno-infantil, que es una de las principales metas del sistema de salud provincial”.
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