Al conmemorarse el Día Mundial contra el Trabajo Infantil, Stella Casasola, referente de este área en la Gerencia de Capacitación y Empleo de Mar del Plata, dependiente de la cartera laboral de la Nación destacó la reducción de este delito en los últimos ocho años, y llamó a seguir trabajando: “El trabajo infantil es una cuestión política que es necesaria atender, no es una cuestión cultural como muchos nos quieren hacer creer”.
En sintonía con el ministro de Trabajo de la Nación, Carlos Tomada, celebró la reducción del 66 por ciento en la cantidad de niños y niñas de entre 5 y 13 años que trabajan, y la baja del 24 por ciento en el número de adolescentes de entre 14 y 17 años.
Los datos se desprenden de la comparación de la Encuesta de Actividades de Niños, Niñas y Adolescentes realizada en 2004, y la Encuesta Anual de Hogares Urbanos, del tercer trimestre de 2012.
Pero también llamó a seguir trabajando. “Para ello es fundamental la ley 26.847 recientemente sancionada, que incorporó el trabajo infantil como delito en el Código Penal, estipulando penas de prisión de uno a cuatro años que quien se aproveche económicamente del trabajo de un niño o niña de hasta 16 años, en el caso de trabajos convencionales, y de hasta 18 en tareas peligrosas, riesgosas, nocturnas o insalubres”, detalló.
“Lamentablemente, son muchos los niños, niñas y adolescentes que siguen siendo sometidos en campos y huertas, en el servicio doméstico, en talleres clandestinos. Por cada uno de ellos y por cada una de ellas tenemos que seguir el camino del trabajo constante. El lugar de los chicos es la escuela, su lugar son las plazas donde puedan jugar”, aseveró Casasola.
Por último, citó al escritor y periodista uruguayo Eduardo Galeano: “Día tras día, se niega a los niños el derecho a ser niños. Los hechos, que se burlan de ese derecho, imparten sus enseñanzas en la vida cotidiana. El mundo trata a los niños ricos como si fueran dinero, para que se acostumbren a actuar como el dinero actúa. El mundo trata a los niños pobres como si fueran basura, para que se conviertan en basura. Y a los del medio, a los niños que no son ricos ni pobres, los tiene atados a la pata del televisor, para que desde muy temprano acepten, como destino, la vida prisionera. Mucha magia y mucha suerte tienen los niños que consiguen ser niños”.
Comentá la nota