Es la definición de Julio Aimar, coordinador de la Mesa Nacional de Productores de Leche, sobre la proyección sectorial que plantea una buena perspectiva para comenzar el año, pero como siempre dependerá de las posibilidades políticas. La industria querrá más leche y los precios podrían ser beneficiosos.
Ultimos días del año y para algunos se hace inevitable el inicio del balance sobre el sector lechero. Con una reciente subasta electrónica de Fonterra, la leche en polvo entera aumentó 3,4 por ciento, llegando a 5.035 dólares por tonelada, mientras que la descremada subió 5,6 por ciento, cotizándose a U$S 4.791 por tonelada. Así el año termina en alza y con expectativas de un buen mercado mundial. Sin embargo, la producción argentina no puede lanzarse tan fácilmente a la conquista de esa demanda, porque las certezas no tienen la silueta nacional. En este marco y como acostumbran en cada primer miércoles de mes, la Mesa Nacional de Productores de Leche se reunió ayer para repasar este 2013, invitando de manera especial al encuentro al titular del Centro de la Industria Lechera, Miguel Paulón. Han pasado en dos años dos ministros de Agricultura y no hubo avances, con lo cual el tercero en el cargo no promete más que una continuidad de conceptos, más allá del bagaje de experiencia con el que cuente. Pasó también Guillermo Moreno y en la promesa de darlo a conocer en algún momento quedó el estudio de competitividad de la cadena láctea, que se podría decir que casi nadie lo espera. “Lo que hace a la agenda de trabajo en el sector de la lechería no se pudo concretar”, definió Julio Aimar, el coordinador de la MNPL al término del encuentro, donde claramente la “rentabilidad cero” del sector fue la primera conclusión natural. Será innegable el cierre negativo en la productividad, en un continuo retroceso que dejará a este 2013 con dos a tres por ciento menos de cantidad de leche a nivel nacional, cifra compartida por el CIL y que deberá aceptar el Gobierno, aunque en palabras quieran enunciar otra historia. Una vez más “el año no fue provechoso para los productores”, aunque se debe destacar que a pesar de esto “no hubo conflictividad gremial”. Aimar pone de manifiesto que el recorrido por las cuencas que hizo la MNPL sirvió para hacerle comprender a los productores que debían tener cuidado en el direccionamiento de la poca disponibilidad económica-productiva. La política y el clima afectaron en el balance, sin embargo las últimas lluvias son las que van a poder generar alimento para los animales, permitiendo a muchos bajar los costos, o al menos las erogaciones más básicas de la producción, sobre todo sustentados en los maíces de segunda. Fue Paulón quien ratificó la retracción sectorial, pero con la mirada industrial les advirtió a los representantes de estas 12 entidades nacional de la producción lechera que se pretende ampliar en el próximo semestre hasta tres millones de litros de leche el procesamiento diario nacional. Es por eso que el indicio de una suba de precios entre febrero y marzo, podrían modificar los absolutos saldos negativos que se vienen transitando. Argentina quiere crecer, deberá consensuar algunas pautas con el Gobierno, para que no surjan nuevas decisiones erróneas que impidan la acción de competir con países ordenados que ya saben que van a generar más productos y materia prima en 2014, como es el caso de Francia, Holanda, Inglaterra y la mayor parte de la Unión Europea, sobre todo. El CIL adelantó que en la planificación de un cinco por ciento de ampliación de productos para la venta externa, donde se dirigirá esta alternativa, se deberán tener condiciones claras, algo utópico en un país de improvisaciones, pero donde las necesidades de facturación se mueven por sí solas. Aimar entiende que con un dólar en alza, a pesar de la inflación, pueden ajustarse los números para los productores, al menos emparejarse. “El panorama que se pinta a esta altura es alentador, a pesar que sigamos en medio de una problemática de baja rentabilidad en los tambos”, por eso no hay que abandonar la cautela y como dice el dirigente, “no podemos darnos a la aventura, sino ir por la seguridad de entender que puede tener una respuesta favorable el precio al productor, obedeciendo a la necesidad de la industria”. Aún no hay precio equiparable a lo que corresponde, pero en esta advertencia industrial para conseguir más materia prima puede estar una de las llaves que den paso a una mejora en el ánimo. “Respecto a la Resolución 344 hay opiniones encontradas, sobre todo en aquellas industrias que dicen que la normativa les impide pagarle más a los productores”, sostiene el titular de la MNPL en referencia al cambio hacia la Liquidación Unica, que estima un pago por calidades y no cantidades, dejando en el 95 por ciento la discriminación de componentes y en cinco las bonificaciones. Con casos exitosos de la puesta en marcha en algunas cooperativas, la competencia por la leche de mejores condiciones no tiene mucho sentido mientras no se generaliza la aplicación de este sistema. Pasado el recurso de amparo industrial, hoy el tiempo aún no fue suficiente para terminar de cubrir el cumplimiento de esta normativa que se considera positiva, pero que requiere aspectos de aplicación fundamental, como el establecimiento de laboratorios tercerizados donde poder reclamar análisis cualitativos, o más aún, por carecer de un parámetro de leche estándar a través del cual se puedan establecer los montos a pagar. Tantas veces dicho y siempre comprobable, la oportunidad de producir alimentos y venderlos bien para la Argentina termina siendo una posibilidad lejana, porque “mientras no exista rentabilidad, no es conveniente hacer leche”. Pero el tambero no se entrega, es generalizada la concepción de esperar “un año 2014 con mejores perspectivas, sin embargo lo único que hay que lograr es que no todo salga a costillas del productor”, definió Julio Aimar. La expectativa, la posibilidad, la realidad y la política colisionan en el tambo y reconducirlo dependerá de la salida de un estado de tozudez que al momento no consiguió más que enfrentamientos vanos, para todos los sectores. El productor no debe esperar más que lo que le demande la industria; y el sector procesador no podrá más que aguardar condiciones ejecutivas. Se tendrá que dar una vez más la imagen de una cadena en las penumbras de una política irracional que no tiende más que a relegar la posibilidad de afianzar espacios, salvo que por casualidad se demuestre lo contrario.
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