Por Jorge Fontevecchia
Hace una década, siendo juez del Premio Rey de España, me tocó insistir frente a los otros jurados en dar una mención especial al trabajo de la periodista venezolana María Angélica Correa, que luego se transformó en el libro Crimen de Estado: a ese muchacho lo van a matar, por el asesinato del fiscal Danilo Anderson con una bomba colocada en su auto. Al año siguiente pude conocerla, cuando pasé una semana cubriendo el conflicto que amenazaba derivar en una guerra entre Venezuela y Colombia (por entonces presidida por Alvaro Uribe), en el estado de Barinas, equivalente a la provincia de Santa Cruz para Chávez al oeste de Venezuela, que en su extremo queda a pocos kilómetros de la frontera con Colombia. Barinas estuvo gobernada primero por el padre de Chávez, Hugo de los Reyes Chávez, diez años: de 1998 a 2008, y luego por el hermano de Chávez, Adán Chávez Frías, desde 2008 y luego reelecto por cuarta vez en 2017 hasta 2021. “El hombre que ahora manda en Venezuela es el general ruso Vasilii Petrovich Tonkoshkurov.” Esta semana pasada, María Angélica Correa acaba de presentar en Bogotá otro libro: Venezuela en su laberinto, y dio una conferencia titulada “Qué pasa en Venezuela”, entre cuyos asistentes (uno de ellos era el propio ex presidente Alvaro Uribe) no se descartó que militares tan cercanos a Maduro como Vladimir Padrino López, ministro de Defensa, que habían negociado sumarse a la oposición, no se hayan arrepentido sino que desde el comienzo hayan engañado a los servicios secretos norteamericanos para hacer avanzar en falso a la oposición. También se especuló acerca de la táctica de Maduro: ganar tiempo negociando incluso la posibilidad de aceptar llamar a elecciones no siendo él mismo candidato sino con alguien menos asociado con la crisis como representante del chavismo. La clave es que el mandato de Juan Guaidó como presidente de la Asamblea Nacional es solo por un año y vence el 31 de diciembre, cuando le tocaría asumir el turno al líder del partido Acción Democrática, Henry Ramos, que no tiene buena relación con Leopoldo López, líder del partido de Guaidó: Voluntad Popular. Pero en solidaridad con la democracia venezolana que me dio asilo cuando la moribunda dictadura argentina ordenó mi arresto, en 1983, y con la periodista María Angélica Correa, que se autoexilió de su país, prefiero dedicar mi espacio a difundir en Argentina algunos párrafos de Venezuela en su laberinto, inédito en nuestro país: Cuba. “El 24 de enero de 1959, Fidel Castro viajó a Caracas y visitó a Betancourt para pedirle petróleo. Betancourt le respondió que el pueblo venezolano no regalaba el petróleo, sino que lo vendía, y que no haría una excepción. El encuentro, según los pocos testigos, fue breve y áspero. En enero de 1962, Cuba fue expulsada de la Organización de Estados Americanos, decisión aprobada a iniciativa de Betancourt. Y Castro siguió con sus ojos puestos en Venezuela, esta vez con la guerrilla venezolana, que también logró derrotar el mismo Betancourt”. (...). "Décadas más tarde, Castro lo logró. Esta vez por la vía democrática, utilizando a ese soldado (Chávez) a quien le captaron su madera de líder los acólitos del castrismo en Venezuela. Luego de un fallido golpe de Estado, el presidente Rafael Caldera lo cubrió con el manto protector de una figura constitucional que le permitió participar en las elecciones del año 1998”. (...) “El petróleo venezolano, que fue utilizado para destruir a Venezuela, hoy lo está utilizando la Casa Blanca: una forma de atacar a Cuba es apoyando a Guaidó en su decisión de no seguirle regalando petróleo al régimen caribeño”. (...) Guaidó. “El 14 de diciembre, el despacho del secretario general de la OEA, Luis Almagro, fue testigo de una reunión solicitada por el partido Voluntad Popular. Sentados junto a Almagro estaban Juan Guaidó, otros diputados de VP, el presidente del legítimo Tribunal Supremo de Justicia, Miguel Angel Martín, y al teléfono desde distintas ciudades, Leopoldo López, Carlos Vecchio y Julio Borges*. Faltaba menos de un mes para la instalación, el 5 de enero, de la nueva directiva de la Asamblea Nacional. En esa reunión se planteó que esta era la oportunidad de deponer a Maduro a través de un proceso constitucional. Nunca antes se había presentado un momento político tan propicio en veinte años de chavismo. Todo, absolutamente todo, conspiraba a favor. Y la juramentación de Maduro el 10 de enero era el ingrediente que faltaba”. Rusia. “El 4 de diciembre de 2018, diez días antes de la reunión del 14 en la sede de la OEA con Guaidó y otros líderes venezolanos, Nicolás Maduro se encontraba en Rusia, en la residencia oficial de Novo Ogaryovo, oyendo con atención y asintiendo con la cabeza a las palabras de Vladimir Putin, quien fue directo al reclamo de la disminución de los intercambios económicos en los últimos tiempos, y su reconocimiento al manejo de Maduro respecto a la oposición venezolana”. “Un dictador sumiso, con pies tensos, muy juntos, tenía a su derecha al vicepresidente Tareck El Aissami, con cabello engominado y una mirada que no disimulaba su tensión, y a su otro lado, muy erecto, el ministro de la Defensa venezolano, abarrotado de condecoraciones. Todo el cuadro reflejaba a un Putin a sus anchas. Estaban las condiciones óptimas para que el ex agente de la KGB, con más de quince años en el servicio secreto ruso, negociara acuerdos aparentemente por 6 mil millones de dólares en el sector del petróleo y del oro, y otros, que aún se desconocen. El dictador visitante, a cambio, le entregaba la joya más valiosa: Venezuela”. (...) "Transformada en la Siria Latina, parte de los refugiados serían caballos de Troya fundamentalistas." “Antes de ese viaje a Moscú, Maduro se había reunido en Caracas con el presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, y en los días previos recibió al canciller de Irán, Hojatollah Soltaní, y al presidente de la Asamblea Suprema de Corea del Norte, Kim Yong-nam, representante de Estado de Kim Jong-un”. (...) “En ese diciembre, el 10, miembros de las Fuerzas Aeroespaciales de la Federación Rusa, ataviados con uniformes color naranja y cascos blancos, aterrizaron en Venezuela, en dos bombarderos supersónicos Tu-160, conocidos como ‘cisnes blancos’, con capacidad de atacar con armas nucleares”. (...) “El sonido de las turbinas del carguero Antonov 124 siglas AH-124-100 de la Fuerza Aérea Militar de Rusia rompió el espacio aéreo y, en pocos segundos, profanaba el territorio venezolano en el ya desolado y menguado aeropuerto internacional, a media hora de la capital. Eran las 13.40 horas del sábado 23 de marzo de 2019. El carguero venía de Rusia con 35 toneladas de material desconocido. Poco tiempo antes, había aterrizado una delegación militar en un Ilyshin 62M, siglas RA-86496. La figura de un hombre con mirada fría de lobo siberiano descendió las escalerillas. Era el mayor general Vasilii Petrovich Tonkoshkurov, subcomandante del Comando Principal de las Fuerzas Terrestres de Rusia, quien habría participado en la guerra de Afganistán y en la segunda guerra de Chechenia, entre otras misiones”. (...) “La gente en Venezuela tiene que entender que no hay salida si no salen Cuba, Irán, Rusia, China y Turquía del país. Venezuela es un problema regional, no solo es un conflicto interno de Venezuela. La realidad de lo que pasa en Venezuela es mucho más compleja que una dictadura o un gobierno de mafiosos, de delincuentes. El objetivo de ellos es cambiar el mapa geopolítico de Latinoamérica”. (...) “La compleja situación de Venezuela, ya convertida en la Siria de América, estaría siendo utilizada como base logística, con un objetivo final: amedrentar a los Estados Unidos”. (...) “Parte de la situación generada por el régimen en Venezuela, que obliga a los venezolanos a salir del país huyendo de la hambruna y de la muerte, es una estrategia acordada con Irán para ir introduciendo “refugiados” (milicias venezolanas junto a miembros del Hezbollah y de otras organizaciones terroristas que han sido provistos de documentos de identificación venezolana) en destinos preestablecidos en los distintos países del hemisferio. El chavismo no solo sigue buscando poder. Ahora el objetivo es lograr conflictos internos en los países y en las fronteras con el apoyo de los ‘refugiados’”. (...) “No es que Venezuela sea Venezuela, ya lo es. Ellos están protegiendo esa base logística. Irán no va a dejar que haya una salida en Venezuela, tanto que no van a dejar que haya una salida en Siria, sin que ellos no estén negociando esa salida”. (...) "El año próximo los refugiados de Venezuela sumarían entre 7,5 y 8,2 millones." “Irán, que necesita que haya más refugiados, que salgan de Venezuela. Ya Irán tiene las rutas por toda América Latina (México, Argentina, Brasil, Colombia, República Dominicana) para –igual como ha sucedido en Siria– infiltrar sus terroristas. Históricamente, Irán y Hezbollah han usado los refugiados como los caballos de Troya”. (...) “Cuando llegue a 10 millones de refugiados (no tiene que ser exactamente), el tema va a ser la crisis humanitaria. ¿Quién va a recibir a todos estos venezolanos? Pero luego será el contraterrorismo”. “En 2020, de continuar la tendencia actual, el total de migrantes y refugiados venezolanos sumará entre 7,5 y 8,2 millones”. (...) “Los venezolanos son la segunda población con más refugiados en el mundo, solo superados por Siria, que lleva siete años en guerra”, dijo el secretario general Luis Almagro. La crisis de refugiados en Siria, que se inició en 2011, generó unos 6,3 millones de desplazados para 2017. La guerra en Afganistán, que comenzó en 1978, dejó once años después unos 6,3 millones de migrantes y refugiados. La velocidad en el crecimiento del número total de migrantes y refugiados venezolanos es tan alta como la crisis siria en sus primeros años”. (...) “Hoy, cuando se está escribiendo el desenlace de esta tragedia que fue sembrada en un espacio de América Latina llamado Venezuela, escogida por su situación geopolítica y sus inmensas riquezas para convertirla en Tierra de Nadie al servicio de la ambición y fanatismo”. (...) “El general ruso Vasilii Petrovich Tonkoshkurov es el hombre que ahora manda en Venezuela”.
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