Son unas 3.000 toneladas de fruta que tuvieron un viaje de más de 50 días antes de tocar destino. Normalmente esta operatoria se concreta en unos 30 días.
De las poco más de 11.000 toneladas que salieron del puerto de San Antonio a partir de los primeros días de febrero, solo 3.000 toneladas de peras ya están en el puerto de San Petersburgo y se esperan otras dos cargas, con cerca de 4.000 toneladas, que desembarquen para el 8 y 12 de abril.
Unas 4.000 toneladas de peras que tenían destino el mercado ruso fueron reorientadas hacia Europa.
Gran parte de la carga de frutas que llegó y está por amarrar en San Petersburgo ya lleva más 50 días viajando, cuando lo normal es poco más de 30 días. Si bien no hay mucha información al respecto, desde la Cámara Argentina de Fruticultores Integrados (CAFI) aseguran que la que acaba de llegar -el 1 de abril- presenta una buena calidad. Pero lo cierto es que habrá que ver como termina esa fruta en la góndola y que posibilidad cierta tenga de venta.
El mercado ruso sigue convulsionado y con mucha volatilidad. La moneda local ayer cerraba en los 85 rublos por dólar, volviendo a retomar la senda devaluatoria tras perforar los 80 rublos la semana pasada.
La fruta que está el puerto ruso -y está llegando en las próximas horas- viene con un sobrecosto de logística que difícilmente pueda ser convalidado en el precio final del producto en góndola. En Europa muchos de estos contenedores tuvieron tiempo muerto de espera para luego hacer trasbordó en el Mar del Norte e iniciar su camino hacia la Bahía de Luga, puerta de ingreso al puerto de San Petersburgo.
“Esperemos los resultados. Hoy no podemos adelantar nada. Obviamente los precios que esperábamos previo al inicio de cosecha no se verán reflejados en las operaciones de venta que hoy existen en el mercado, pero hay que recuperar lo que sea de las millonaria pérdidas que estamos acarreando”, confió un importante exportador que pudo llegar con su fruta al mercado ruso.
La Nación no da señales para activar algún tipo de ayuda
El Gobierno nacional -pese a varias reuniones que ya mantuvieron con funcionarios provinciales y actores privados de la actividad frutícola- está postergando todo tipo de ayuda al sistema. En un principio se había conversado de posibles prórrogas impositivas y ayuda directa para que no se corte la cadena de pagos en la región. Pero todo esto, por ahora, sigue en carpeta.
Hay dos proyectos que buscan inyectar algo de ayuda al sector. Uno presentado por la senadora Silvina García Larraburu y otro -algo más avanzado- por la diputada Graciela Landriscini. Pero amabas iniciativas chocan con la burocracia del Estado: al no estar conformadas las comisiones de Agricultura en las dos cámaras, los proyectos están paralizados.
Landriscini ya mantuvo reuniones con los ministros de Economía y Agricultura, presentado el proyecto, y, en principio, tendría el aval de ambas carteras para seguir el trámite administrativo. La diputada está buscando ahora una reunión con las autoridades de la AFIP para acelerar el proceso una vez conformadas las comisiones en la cámara baja.
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