Autoridades sanitarias nacionales y de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), advirtieron desde la cartera sanitaria nacional que ante la llegada de la temporada estival deben alentarse las medidas de prevención para evitar la fiebre chikunguña, una enfermedad viral que se transmite por el mosquito Aedes aegypti, aunque aclararon que todos podemos infectarnos por picaduras de ese insecto, el mismo que transmite el dengue.
“Ahora que comienza el verano es cuando más nos toca trabajar en la prevención. Estimamos que para este verano empezarán a ocurrir casos autóctonos en Argentina”, aseguró el viceministro de Salud de la Nación, Jaime Lazovski, tras precisar que esta enfermedad, aparecida en la década del 50 en África, también registró brotes en islas del Océano Indico, en el Sudeste asiático y desde hace dos años en las islas del Caribe, en países de América Central y en los últimos meses en el norte de Sudamérica.
Entre los síntomas de la enfermedad los responsables mencionaron fiebre alta (39,7 grados de forma abrupta), dolor de cabeza, malestar, sarpullido en diversas partes del cuerpo, inflamación de las articulaciones y fuertes dolores en manos y pies que la convierten en discapacitante para quien la padece.
De allí deriva el nombre de chikunguña, un vocablo de la lengua africana Kimakonde, del sur de Tanzania y norte de Malawi que quiere decir “hombre retorcido”, precisó Lazovski.
Coincidieron en que aquellos que presenten los síntomas mencionados más arriba deben acudir a Centros de Atención Primaria de la Salud, mantener reposo, hidratarse y recibir paracetamol en dosis que no superen los tres gramos diarios.
“Pasada la primera semana se pueden usar otros analgésicos pero siempre tras consulta médica”, precisó Lazvoski.
El viceministro subrayó que la prevención radica en el control del mosquito vector, que es el mismo que transmite el dengue, de allí que el Ministerio se adelante al verano para informar a la población sobre los preparativos que ya están en marcha porque “cuando se introduce una infección en la población, como no tenemos defensas porque nunca estuvo presente aquí esa enfermedad, en una primera etapa produce una alta tasa de ataque. Luego quienes la tuvieron ya quedan inmunizados”, puntualizó.
“Todos somos susceptibles pero en particular quienes pertenecen a grupos de riesgo con otros problemas de salud coexistentes pues en ellos la fiebre chikunguña puede ser más severa”, puntualizó Lazovski.
“En Argentina se registraron 81 casos sospechados o estudiados de los cuales 24 dieron positivo, 18 fueron descartados y 39 están en estudio. Ninguno de los casos fue autóctono. En todos los casos fueron personas de Ciudad de Buenos Aires, provincia de Buenos Aires, Córdoba y Santa Fe que viajaron al Caribe”, precisó Herrmann.
El responsable de Epidemiología sostuvo que “el sistema de vigilancia epidemiológico funciona adecuadamente y también el sistema laboratorial. Ahora tenemos 20 laboratorios con tecnología e insumos” y se están elaborando guías para los equipos de salud para el abordaje clínico de los casos que puedan presentarse.
Además de contraerse por la picadura del mosquito Aedes aegypti, la fiebre chikunguña se transmite de madre a hijo en la última semana de gestación. La fiebre chikunguña atraviesa tres fases: aguda, subaguda hasta 12 semanas y crónica. Esta última puede durar dos o tres años durante los cuales aparecen periódicamente fuertes dolores articulares en las mismas partes del cuerpo.
En los niños la enfermedad dura algunos días, pero a partir de los 40 o 45 años, “hay más chances de cronicidad”. “Los niños se recuperan rápidamente”, sostuvo Moya.
Los responsables destacaron igualmente el factor de la comorbilidad en adultos y adultos mayores que padecen otras patologías –cardiovasculares, respiratorias, diabetes, VIH/Sida y cáncer- que sumadas a la fiebre chikunguña pueden llevar a la muerte.
El viceministro Lazovski insistió en la necesidad de evitar los criaderos de mosquitos y las picaduras para hacer frente a una enfermedad que calificó de “urbana”, a diferencia, por ejemplo de la malaria.
Entre las medidas básicas para evitar la reproducción del mosquito transmisor que deben multiplicarse en épocas de calor, las autoridades sanitarias aconsejan a la población desmalezar patios y jardines, dar vuelta los baldes y otros recipientes rígidos que pueden acumular agua, bebederos de los animales, cacharros que puedan acumular agua, y de paso deshacerse de forma adecuada de los objetos que no usamos y que están en el peridomicilio.
En el marco de la prevención, Coto explicó que en el Ministerio de Salud de la Nación “venimos monitoreando la situación y tenemos 2.580 localidades con presencia del mosquito Aedes aegypti, eso implica la mitad norte del país” donde viven aproximadamente entre 18 y 20 millones de habitantes trazando imaginariamente una línea de Bahía Blanca a Mendoza, precisó.
“Complementariamente estamos poniendo en marcha un sistema de ‘unidades centinelas’ que nos va a permitir generar una especie de estaciones meteorológicas en puntos estratégicos para hacer una lectura transversal de riesgo para detectar variaciones inusuales de la presencia de ese mosquito”, puntualizó Coto, antes de afirmar que “las estrategias de prevención y control se articulan con las provincias y los municipios”.
Al referirse a la epidemia de chikunguña en República Dominicana, que alcanzó su punto máximo en julio pasado (verano boreal), Moya dijo que ésta afectó a medio millón de habitantes sobre una población total de 10 millones de habitantes y que provocó seis muertos.
Los responsables aconsejaron no sólo evitar la acumulación de agua estancada donde puedan desarrollarse las larvas de los mosquitos sino también usar repelentes, mosquiteros y ropa liviana de manga larga. A los viajeros que puedan presentar síntomas una vez que regresaron al país, las autoridades les aconsejan informar a qué país fueron de viaje. De los 81 casos sospechados, la mayoría había viajado a República Dominicana, un puñado a Venezuela y uno a Haití.
La fiebre chikunguña, que apareció en 1952 en el sur de Tanzania, registró diversos brotes esporádicos y resurgió con fuerza en 2005 en la isla francesa de La Reunión, en el océano Índico. En Latinoamérica apareció en diciembre de 2013 en la isla Saint Martin, luego se propagó a otras islas del Caribe y tocó Sudamérica en la Guayana francesa. Desde hace unos meses está presente en países de Centroamérica, Colombia, Brasil, Paraguay y Venezuela. Ecuador, Bolivia, Perú y Argentina están preparándose, precisaron.
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