Sergio Massa se impuso un IPC que empiece con un 3 en abril. La inercia, el clima electoral y la indexación atrasada acechan al ministro presidenciable. Opiniones.
Por Ariel Maciel
Con la explosiva inflación del 6% de enero que mostró el INDEC este martes, que incluyó picos estacionales, aunque también remarcaciones de precios en góndolas y vidrieras a pesar de los compromisos de congelamientos, la promesa de Sergio Massa de empezar abril con un 3 en la cifra del IPC se convirtió en una utopía por las pocas posibilidades de cumplirse, según los analistas, que además diagnosticaron un escenario de incrementos en torno al 100% para todo el año, si es que las variables se mantienen controladas. Los números hablan por si solos: una de las patas importantes del sueño electoralista del Frente de Todos y, en especial, la bala de plata que tenía el ministro de Economía para activar el operativo clamor, comenzó a perder terreno. El mayor fantasma, sin embargo, es la estanflación.
"El objetivo es llegar al mes de abril con una inflación que tenga al 3 por delante", vaticinó Massa a fines de noviembre, cuando habían surtido efecto algunas medidas para controlar el IPC. Según el director de EPyCA Consultores, Martín Kalos, el plan "no está perdido", pero aclaró que "cada paso en falso lo complica, porque para llegar al 3%, lo que antes estaba pensando como un descenso gradual, mes a mes, con meses como enero, en donde se reacelera levemente, la baja deberá ser brusca y en términos de 2 puntos y medio, lo que se presenta como complicado". "Es cierto que hay aumentos que se produjeron en enero y no debieran ocurrir nuevamente más adelante, pero también hay que mirar que existen otras subas que están pospuestas por decisión del Gobierno de evitar una aceleración al inicio del año y que lo haga recién más adelante. Por eso seguimos viendo una inflación latente y tendiente, que tiene un piso alto", aclaró.
En diálogo con Letra P, el economista sostuvo que "la inercia que genera la negociación de contratos", como los productos financieros o las negociaciones salariales que se están abriendo, "no se están pensando con una inflación de 3 puntos en abril, sino pensándose en la experiencia de los últimos meses que está por encima del 5%, sabiendo que una desaceleración será gradual, en el mejor de los casos". "Entre la inercia, los aumentos que están pendiente para los próximos meses, y la dificultad que siempre hubo para llegar a 3% en abril en el proceso de bajar la inflación hace que pensarlo no sea imposible, pero sí difícil", alertó. Los sindicatos ya habían advertido que no iban a aceptar un techo paritario.
Distinta es la mirada del director asociado de Eco Go, Sebastián Menescaldi, quien le recomendó al ministro de Economía "darse por satisfecho" con lograr empatar el ritmo inflacionario del año pasado. "Veo muy difícil que Massa llegue al objetivo del 3% en abril. Incluso, si logra establizar entre un 5% y un 6% significará mantener la inflación del año pasado, con un 100% anual, y con eso debería darse por satisfecho", apuntó. "Hay muchos desafíos por delante y no existen cambios estructurales que permita que la inflación baje hacia adelante". evaluó el economista. En la ecuación de presión de las remarcaciones hacia adelante jugarán "la inercia y sectores importantes de la economía, como la salud y el transporte, que están indexando a la inflación pasada, lo cual te lleva a la inflación en un 6%, que será muy difícil desacelerar hacia adelante".
Menescaldi coincidió con otros analistas, consultados por este portal, en que "la forma de querer desacelerar no es genuina ni con cambios estructurales". "Los motivos son los mismos desde hace 40 años: constante emisión monetaria, falta de disparadores comerciales para las pequeñas y medianas industrias, que de hecho representan el 99, 6% del tejido económico de la Argentina y emplean el 72% de la mano de obra; o los controles de precios, entre otras medidas”, graficó el especialista en Educación Financiera y Emprendedurismo, Daniel Adler, para quien "si los esfuerzos y predicciones por parte del Ministerio de Economía eran llegar al 4% mensual, la realidad está lejos de esos anhelo".
"El congelamiento de precios es un arma de doble filo", opinó el Adler. "Si bien es un ancla para impedir que la inflación se acelere, la expectativa por parte de los productores, comerciantes y empresarios es bastante justificada cuando piensan que la inflación va a continuar y no se va a desacelerar. De hecho, la inercia nos lleva a pensar, con bastante lógica, qué de acá a seis meses podríamos estar hablando de 36% de inflación", completó.
Massa apostó al acuerdo de precios con las empresas, más el refuerzo de los controles propios y los articulados con las provincias y los municipios, y organizaciones sindicales y sociales. Alertado de la aceleración de las remarcaciones, anticipó la renovación de Precios Justos para bajar la pauta inflacionaria permitida para los productos por fuera del plan de congelamiento de precios, pero, sin embargo, alimentos y bebidas volvió a ser otro de los rubros con aumentos por encima de la media del IPC de enero. Y los aumentos en los comercios de cercanía, en donde el plan antiinflacionario no alcanza, fueron otra pata de explicación de la disparado del primer mes del año. Para adelante, los analistas mostraron un escenario complejo.
Los augurios para este mes no son alentadores. El director de del Centro de Economía Política Argentina (CEPA), Hernán Letcher, anticipó que "en la primera quincena de febrero, los datos sobre carne vacuna indican que el incremento en carnicerías orilló el 29% y en supermercados alcanzó 7,3%, lo que significará un sensible impacto en la inflación del mes de febrero (es posible que sólo la carne vacuna aporte cerca de 2 puntos al IPC)"
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