Dos horas habló el gobernador en el Panal con jefes de bloques legislativos del PJ de una decena de provincias. Con traje nacional, planteó la idea de país que tiene en la cabeza y dijo que lo suyo es el “modelo cordobés”, por el medio de “los extremos políticos” del peronismo.
Por Bettina Marengo.
El cordobesismo alimenta su proyección nacional a dos vías, la del exgobernador Juan Schiaretti, que está abocado al relanzamiento de Hacemos por Nuestro País en distritos donde en 2023 no tuvo armado o lo tuvo solo a título formal, y la del gobernador Martin Llaryora, que tiene asomes por fuera de la tranquera cordobesa condicionados a la centralidad electoral de Javier Milei en su propia provincia.
La semana pasada Llaryora se dio un baño de peronismo federal en el sentido de referentes del peronismo de diferentes provincias que vinieron a Córdoba a participar de un encuentro de jefes de bloques legislativos del PJ que organizó Miguel Siciliano, el jefe de la bancada de Hacemos Unidos por Córdoba en la Legislatura provincial. Aunque el evento fue tomado como un hecho institucional de la unicameral, lo cierto es que le permitió al llaryorismo jugar de anfitrión rico con invitados pobres o cuantitativamente menos poderosos.. El plato fuerte de la jornada fue la reunión de dos horas que el gobernador mantuvo en el Panal con las delegaciones provinciales cuyos representantes “de mínima saben leer y escribir muy bien”, como dijo una fuente PJ para graficar que los visitantes no eran “pistines” en sus tierras sino dirigentes que se habían ganado el derecho a presidir bancadas legislativas oficialistas, como en el caso de La Pampa, u opositoras, como los golpeados mendocinos. Además de los mencionados, asistieron representantes de Catamarca, Chubut, La Rioja, Río Negro, Salta, Santa Cruz, San Luis, San Juan, Entre Ríos, Chubut, Santiago del Estero y Tierra del Fuego. También hubo delegados de la Red Federal Peronista.
Llaryora usó la reunión para mostrarse como un dirigente nacional que tiene un proyecto de país en la cabeza ligado al “modelo Córdoba” pero con conocimiento de las realidades de otras provincias. Se explayó sobre el Mercosur, China, la Unión Europea. Obviamente no estuvo ausente el análisis del escenario Milei. Desde su estrategia, es lo que Schiaretti viene haciendo con reuniones con dirigentes peronistas y no peronistas, la última en Cordoba Capital con el sector de la UCR de Mendoza que perdió la interna con el actual gobernador Alfredo Cornejo. De cualquier manera, los organizadores aclararon que no fue el sanfrancisqueño quien pidió la reunión.
“Habló mucho de política y se manejó como un dirigente completo”, enfatizó un funcionario que estuvo cerca de la charla y que evitó avanzar en la madre de todas las preguntas, si el mandatario quiere ser candidato presidencial en 2027 o si ese lugar el cordobesismo lo reserva para Schiaretti.
No faltó, claro, el tema de la normalización del PJ a nivel nacional post derrota electoral del año pasado, con elecciones previstas para el 17 de noviembre próximo y una gran incertidumbre sobre el rol de la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner y sobre cómo cierren La Cámpora, el gobernador de Buenos Aires Axel Kicillof y otros actores fuera de la provincia de Buenos Aires. Llaryora se mantuvo en la negativa ya conocida del cordobesismo sobre la posibilidad de jugar en el PJ nacional. Algunos de sus interlocutores insistieron en la necesidad de que participe de esa puja central para el futuro del peronismo. “Yo estoy acá”, insistió el sanfrancisqueño para referirse al “partido cordobés”, al que volvió una y otra vez en su charla, con mención a la vicegobernadora radical Myrian Prunotto, tal vez para compensar el peso del peronismo en sala. También fue una forma de ubicarse al medio entre “los dos extremos”, el del “kirchnerismo” y el de “el peronismo que está con Milei”, conjunto éste que puede incluir desde al gobernador tucumano Osvaldo Jaldo hasta al diputado nacional Miguel Angel Pichetto. “No nos representan”, demarcó el jefe del Panal, aunque la única foto que no quiere es con Kicillof. Una de las más entusiasmadas con el cordobés fue la senadora mendocina Adriana Cano, que viene de un peronismo que no gana en su provincia desde 2011 y que, como muchos otros PJ provinciales, está en medio de un “operativo olvido” respecto a la incidencia del kirchnerismo hasta el año pasado. “Nosotros siempre estuvimos acá”, insistió para rechazar la posibilidad de intervenir en las elecciones del 17 de noviembre, y trazó la línea histórica De la Sota-Schiaretti-él que ha mantenido al peronismo de Córdoba en el famoso pero a nivel nacional no próspero andarivel del medio.
Comentá la nota