El gobernador quiere que el gabinete le saque el jugo político a cuanta acción se haga y que toda actividad sea amplificada. Pidió fines de semana disponibles para la gestión. Dijo que no todas las provincias con cajas no transferidas pueden asegurar los pagos como Córdoba.
Por: Bettina Marengo.
Territorialidad y austeridad. Y los fines de semanas disponibles. Esos fueron los mandatos que bajó Martín Llaryora en la reunión de gabinete ampliado que realizó el viernes pasado al mediodía, y que había convocado apenas el jueves por la noche. Para la cantidad de funcionarios entre ministros y jefes de agencia que participaron, fue una cita corta. Luego, el gobernador tuvo encuentros a solas con tres ministros, el de Finanzas, Guillermo Acosta, y el de Infraestructura y Servicios Públicos, Fabián Lopez.
El encuentro se dio en un momento bisagra donde el cordobesismo tiene que pasar test de colaboración con el presidente Javier Milei en el Congreso, mientras quien funge o quiere ocupar el lugar de referente del libertario en Córdoba, Luis Juez, está mostrando su costado belicoso contra el oficialismo provincial que alguna vez le dio réditos, y otras no.
De Juez, las fuentes coinciden que no se habló en el cónclave que se realizó en el Centro Cívico, aunque hay mucho interés en algunos despachos oficialistas por determinar en qué punto están las causas judiciales que pudieran involucrar al senador, como el insulto que profirió el año pasado a una vecina de su estudio jurídico, o una causa contra un sobrino, hijo del legislador Daniel Juez, sobre drogas.
De Milei sí se habló y Llaryora expresó su espíritu colaborativo para con el presidente, con la advertencia de que la ciudadanía está muy enojada con la política tradicional. Tal vez por eso, el mismo día que Llaryora juntó por primera vez a todo su gabinete (lo había hecho casi protocolarmente en diciembre, en la ciudad de Cruz del Eje), Juan Schiaretti volvía a blandir el fantasma del kirchnerismo, que parecía archivado, pero que el exgobernador trajo a colación en una charla que dio en la Universidad de Columbia, Nueva York, en lo que sonó a una marcada de límites al sanfrancisqueño, por si se deja tentar como el santafesino Maximiliano Pullaro por algún tipo de relación con el bonaerense Axel Kicillof.
El sanfrancisqueño se mostró decidido a sacarle el jugo a la gestión cordobesista aun en el escenario de escasez. En su entorno aseguran que las encuestas le sonríen al gobernador y que quiere cuidar eso. Por eso, pidió que cada actividad oficial o hecho de gestión se amplifique todo lo posible, en las redes sociales oficiales y personales. Que se muestre y se capitalice todo, hasta lo más chico. “Tiene que haber un acompañamiento político a cada cosa que se haga”, dijo al auditorio de profesionales de la política que tenía delante. Todos entendieron. Hay que rascar la olla de la política con presencia en situ de ministros, “y si no puede el ministro, que vaya el secretario, y si no puede el secretario, que esté un subsecretario”. Salgan al interior, no se queden en el despacho, fue la orden.
El ministro de Gobierno, Manuel Calvo, hizo un racconto de las relaciones del Panal con los territorios y sus jefes políticos. Enumeró reuniones con intendentes y jefes comunales y las visitas a las ciudades cabeceras de los 25 departamentos del interior. “El objetivo es no solo las cabeceras sino las ciudades más importantes de cada departamento”, señaló y brindó un cronograma de encuentros. Todavía no hay fecha para una reunión de la Mesa Provincia-Municipio que vienen reclamando algunos intendentes (el ahora opositor Esteban Avilés, de Villa Carlos Paz, uno de ellos) pero en el Panal aseguran que no se demorará.
El tema Río Cuarto, donde Hacemos por Córdoba tiene una dura fecha electoral el 23 de junio, y el peronismo dividido, no estuvo en el temario.
Además de Calvo, tomó la palabra el ministro de Salud, Ricardo Pieckenstainer, para hablar del brote de dengue en la ciudad de Córdoba. El médico aseguró a los presentes que la semana que empezó ayer será la última con aumento de casos (aunque la lluvia del fin de semana podría cambiar las previsiones) y destacó la agilización de la atención a los pacientes contagiados luego de los últimos cambios organizativos llevados a cabo por su cartera. Otro ministro al que Llaryora le pidió bajada fue Julián Lopez, de Justicia y Derechos Humanos, quien desarrolló la creación de las nuevas UCAS (Unidad de Contención del Aprehendido) en el marco del plan de seguridad.
Aseguran las fuentes que el jefe del Panal se mostró de buen talante, sin nerviosismos, pero exigente en cuanto a la dedicación a la función pública. Pidió disponibilidad de lunes a lunes, fines de semana incluido. No adelantó anuncios ni acciones de gobierno, pero llevó tranquilidad al afirmar que los sueldos de los estatales y las jubilaciones están garantizados, algo que, deslizó, no pueden decir todas las provincias con cajas de jubilaciones no transferidas a la Nación, como la de Córdoba.
El “uno” remarcó que la provincia está firme en los números pese a los compromisos en dólares que tiene por delante este año, y pese que la Nación no está enviado fondos para la Caja ni otros fondos nacionales, situación que se logró, resaltó, por las decisiones que permitieron incrementar los ingresos de la Caja de Jubilaciones, vía aumento de aportes de los activos, y asegurarse un esquema de recaudación propia atada a la inflación. En breve comienza una nueva ronda de negociación paritaria con los trabajadores estatales, y según se mencionó entre los ministros más conocedores, las perspectivas de un acuerdo sin tensión son altas.
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