El gobernador tendrá una escala en el Imperio de cara a las elecciones del domingo por la sucesión de Llamosas. Qué pronóstico observa El Panal y cuál será la obra por la que desembarcarán la semana corta y de última campaña. En simultáneo, el llaryorismo otea el panorama del año próximo.
Por Gabriel Silva.
Sin el peso de la Ley Bases y las arduas negociaciones con el Gobierno nacional de hace algunos días, el gobernador Martín Llaryora encara la semana corta afinando la mira local y con el objetivo puesto en el trascendental resultado de las elecciones del domingo próximo en Río Cuarto. La sucesión del peronista Juan Manuel Llamosas se convirtió en un aspecto relevante en la agenda del Panal al punto que habrá tropa propia, funcionarios de primera línea durante la semana y el mandatario provincial tendrá su escala mañana por la obra de Holmberg, en el Gran Río Cuarto.
Un proyecto vial que las distintas gestiones nacionales fueron postergando y la que también quedó incluida en el congelamiento paralizador de la obra pública nacional bajo la administración libertaria. Sin embargo, tras la reunión de la semana pasada de Llaryora con el ministro de Economía, Luis Caputo; y con el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, se descomprimieron algunos fondos y hay un mesurado optimismo en el Centro Cívico.
“Vamos a tener más beneficios por esa foto con Caputo. El tema de la Caja de Jubilaciones se va a resolver, el acceso al crédito internacional para obras que ellos no utilizan o gestionan lo vamos a conseguir. Caputo es el que tiene esa botonera y Francos le da la cobertura política a todo esto. Aparte, entienden que somos gente de diálogo”, se entusiasmó un influyente funcionario provincial en diálogo con Alfil.
La obra de Holmberg es un histórico reclamo en el sur provincial, el tramo es corto y los fondos que se destrabaron incluyen ese proyecto, después del primer avance que hizo Llaryora con el presidente Javier Milei el ya lejano 25M. Con lo cual, el llaryorismo apuesta a combinar la impronta de diálogo y gestión para darle un nuevo impulso a Guillermo de Rivas, el candidato que empuja Llamosas como su sucesor en el Palacio Mójica.
Cerca del gobernador reconocen lo complejo del escenario electoral de tres tercios, pero admiten que lo peor sería que los números tengan cerca a Adriana Nazario, la peronista con la que no se llegó a un acuerdo y se partió el voto PJ. A horas de los comicios, El Panal analiza que hubiera sido un error aceptar a la última mujer de José Manuel de la Sota encabezando la lista; y por encuestas que llegan todos los viernes a los despachos principales del Centro Cívico, hay optimismo. Atado, por supuesto, a la participación del padrón.
En tanto, con el radical Gonzalo Parodi son más cautos. Reconocen que “está competitivo por la división”, pero admiten que un triunfo lo va a tener negociando con El Panal. “En Buenos Aires no hay plata”, sintetizó un ministro que recorre el sur. Aparte, ven como un valor agregado que Parodi haya bloqueado el desembarco de Luis Juez o Rodrigo de Loredo en la campaña, mientras De Rivas sí tuvo un último impulso del exgobernador Juan Schiaretti.
“Si ‘el Gringo’ entró en la última semana, quiere decir que las noticias van a ser buenas”, se entusiasmó una fuente del Centro Cívico.
A propósito de Schiaretti, en el llaryorismo puro talla con fuerza el pedido de un extraño operativo clamor para que sea candidato en el 2025 pero en Caba, donde se elige senador y diputado. Estrategia que iría en contra del histórico latiguillo de Schiaretti y el “soy cordobés hasta el caracú”. “Él allá puede seguir diciendo lo mismo, pero apuntar que el único lugar desde el que se le puede hablar al país es desde Capital Federal y pedir que aquellos que crean en una alternativa de un país distinto, vayan por la opción de Schiaretti”, razonó un ministro del llaryorismo con miras a la proyección nacional del exgobernador.
Idea que, por ahora, no talla en el seno del schiarettismo. En realidad, todo lo contrario. “Eso por ahora… pero es un líder al que hay que cuidar”, ratificó el funcionario.
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