Cuando se presentan estos hechos de violencia, la política social impulsada por el gobierno municipal muestra grietas, chocando de manera sustancial con una realidad que pone en riesgo a las asistentes sociales de la comuna, quienes con temor por su integridad física continúan trabajando en los barrios de 25 de Mayo.
Aquella vez el ataque se había producido dentro del mismo Palacio comunal, y en este último y reprobable acto de violencia, acaeció cuando la trabajadora social desarrollaba sus tareas habituales en las instalaciones de la Casa del Niño "San Miguel Arcángel", donde fue víctima de un feroz ataque de una mujer que, armada con una cuchilla, le produjo un corte en su espalda.
Más allá de la manifestación de repudio a este hecho que el intendente Mariano Grau esbozara públicamente el viernes de la semana anterior durante la inauguración de un nuevo período de sesiones ordinarias del Concejo Deliberante, el triste suceso se añade a una larga lista de agresiones –en muchos casos menores, aunque de igual forma preocupantes-, a las que se ven expuestas las asistentes durante su labor en los barrios de la ciudad, como así también el personal que cumple funciones dentro de la Secretaría.
No alcanza con ser testigos del repudio explícito del mandatario, cuando al mismo tiempo las trabajadoras sociales de la comuna continúan expuestas a nuevos ataques de diferentes miembros de un sector de la sociedad que demanda, cada vez con mayores energías y una creciente violencia, la asistencia del Estado municipal.
La importancia que Grau adjudicó –y tienen- en su discurso en el HCD a la descentralización de las tareas de las asistentes sociales hacia los barrios y en el interior, para que los vecinos y sus familias sean atendidos en su lugar de residencia generando un mayor contacto y conocimiento de la realidad y evolución de esa realidad, choca de manera sustancial con la puesta en riesgo a las profesionales de la comuna, quienes con temor por su integridad física continúan llevando adelante una importante labor.
Un hecho tan reprobable como el que puso en riesgo la vida de la asistente social Paola Ponce, debería obligar a los máximos funcionarios del Municipio de 25 de Mayo a replantearse algunas acciones de gobierno que tiene como una de sus principales metas, dar respuestas a los sectores que menos recursos tienen.
Resulta imprescindible que aquellas personas quienes tienen a su cargo los destinos de la administración del común, asuman la responsabilidad que implica la existencia de un "monstruo" que en cualquier momento, y tal es el ejemplo de lo sucedido la semana pasada en el San Miguel Arcángel, puede escapárseles de las manos y volverse en contra.
Comentá la nota