Dos productos de consumo masivo y el combustible, que empuja a todo el resto, están atados a la suerte de esa divisa. Por la brusca devaluación otomana de la semana pasada, el dólar cotizó a casi 30 pesos en pizarras porteñas.
“Argentina volvió al mundo”, dijo el presidente Mauricio Macri el 19 de marzo de 2016. Cumplía 100 días como mandatario y, tras levantar el cepo cambiario devaluando el peso un 50%, buscaba inversores. Estaba por venir al país Barack Obama y un triunfo de Hillary Clinton sería un espaldarazo para su gestión, muy distinta a la de los gobiernos proteccionistas que apostaban al “vivir con lo nuestro” de la última década en la región.
“En estos primeros 100 días y luego de varios años, visitaron el país el Presidente de Francia, François Hollande y el Primer Ministro de Italia, Matteo Renzi", tuiteaba Macri exultante hace casi dos años y medio. Todos esos mandatarios no están más en funciones. En Estados Unidos ganó un viejo conocido suyo con quien terminaron mal en un negocio inmobiliario: Donald Trump.
El republicano fue uno de los responsables del derrumbe de la lira turca. Argentina, como ahora está dentro del mundo, sintió el coletazo de la brusca devaluación de Ankara y el peso perdió 90 centavos de un tirón en la City porteña. Todo comenzó con un tuit del extravagante magnate.
¿Por qué afecta esto a la Argentina? Porque los inversores se van de los países emergentes. Se desprenden de los bonos, acciones y monedas de esas economías y se refugian en dólares. Así crecen las demandas de billetes estadounidenses y los bancos centrales tienen que devaluar para cumplir con las erogaciones.
Mientras tanto, Recep Tayyip Erdoğan resiste los embates de occidente. “Sabemos muy bien que aquellos que nos sugieren un negocio con el FMI en realidad nos proponen renunciar a la independencia política de nuestro país”, dijo el presidente turco. También rechazó subir las tasas de interés.
Erdogan pidió a los ciudadanos que se desprendan de los dólares y el oro para salvar al país de una crisis monetaria total. Crisis que pegará de rebote en Argentina y hará que aumenten la harina, el aceite y la nafta cuyos precios están dolarizados y liberados. El costo, alto, que hay que pagar por la vuelta al mundo.
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