Dos caños, uno cerca del puente Muñiz, y otro bajo el Acceso Oeste, arrojan de modo constante líquidos cloacales al río Luján. Por su parte, la planta depuradora del barrio San Bernardo está absolutamente abandonada. A los líquidos solo se les quitan residuos sólidos. EL CIVISMO recorrió las zonas del río; la planta depuradora, y luego dialogó con el secretario de Obras Públicas de la Comuna.
Hace meses, años, porque no se informa la fecha exacta, el gobierno municipal de Luján decidió enviar los residuos cloacales de la planta urbana casi sin tratamiento al río Luján. Ni siquiera se está realizando un clorado u oxigenado en las instalaciones del barrio San Bernardo, como se hizo en los años de gestión de Graciela Rosso, la jefa comunal que resolvió frenar el uso de la planta depuradora de la ciudad.
Por ello, dos imágenes son elocuentes sobre la práctica vigente: un caño ubicado a escasos metros del puente Muñiz, sobre el lado del barrio Santa Elena, tira de modo constante un grueso chorro de líquidos cloacales al lecho del río, tal como exponen las imágenes tomadas esta semana por EL CIVISMO. En días de escasez de lluvia, también se nota el contraste de color en el agua del río y los líquidos que se vuelcan, justo detrás de un viejo edificio de DOSBA (Dirección de Obras Sanitarias de la Provincia de Buenos Aires).
La corriente hace que esos residuos pestilentes lleguen en cuestión de minutos al epicentro de la zona turística.
La otra imagen se consigue debajo del puente de la Variante de Paso por Luján del Acceso Oeste, a escasos metros de la colectora que desemboca en la entrada al hipermercado Walmart y los fondos del barrio La Loma. Desde allí se tiran al río las aguas servidas de toda la red cloacal de la ciudad, con un paso sin tratamiento por las cañerías de la planta depuradora del San Bernardo.
El portón de esa planta está abierto. Se ingresa y a pocos metros se escucha el ruido de motores, proveniente de una de las primeras construcciones ubicadas sobre el lado derecho de la calle interna. Más tarde se sabrá que allí funcionan los motores que impulsan los líquidos cloacales por las cañerías internas de la planta, donde están anulados todos los procesos de depurado.
“Acá llega todo y en este sector de fosas lo que se hace de manera constante es quitar los residuos sólidos que pueden aparecer. Lo hacemos porque si se amontonan terminan rompiendo los motores”, indicó uno de los operarios que se acercó a ver qué hacía un equipo de EL CIVISMO recorriendo el predio.
El escenario es tan monumental como sorprendente: todo prácticamente abandonado, con claros signos de la falta de funcionamiento y el paso de los años. De hecho, en sectores de las cañerías en desuso crecieron plantas y grandes juncos.
En los dos piletones centrales el óxido corroe parte de las instalaciones de hierro y solo queda un resto de agua sucia y musgo que impide observar el fondo de las construcciones. El estado de ese líquido da cuenta de que la última remoción data de muchísimos años atrás.
Allí se quitaron los motores que realizaban el trabajo de oxigenación, complementado con la tarea de las bacterias.
La construcción para el siguiente proceso también está abandonada. Se trata de una enorme “olla” de cemento con una máquina en el centro que impulsa un brazo utilizado para barrer toda la extensión de esa pileta, de modo de impedir el decantado de sólidos. Hoy solo se ve un verdín que denota el paso de los años sin uso, casi sobre el piso de la instalación.
A metros de esa pileta están los piletones de cemento, profundos y con construcciones “serpenteantes”, en lo que hoy se acumula basura, troncos, juncos y agua estancada: casi un cultivo para el desarrollo del mosquito del dengue.
Lindante con esas piletas una construcción techada, abierta sobre uno de los laterales, en lo que descansan, en estado de abandono, los motores de los piletones centrales.
Por último, los playones de escasa profundidad en los que solo quedan restos de arena y yuyos.
Los líquidos cloacales de la red urbana llegan a la planta; se impulsan por las cañerías internas; se les sacan los restos sólidos y se derivan directo a un caño de grueso porte que recorre de manera subterránea, los metros que separan a la planta del río Luján. Así lo admitió el operario de turno y así se observa en las fosas del recorrido.
LA VISIÓN OFICIAL
Consultado por este medio, el secretario de Obras y Servicios Públicos, Marcelo Gutiérrez, aseguró que los líquidos que salen de la planta depuradora son “inocuos”. Además, desconoció el vertedero permanente a la altura del puente Muñiz.
- ¿Por qué se tira líquido cloacal al río desde un caño ubicado a la altura del puente Muñiz? Hay un fuerte olor cloacas.
- Esa planta que está ahí es de bombeo, que viene de las cloacas de El Quinto. La función es bombear para poder atravesar el río y llegar a la planta del San Bernardo. Se trata de elevar los desechos cloacales para que puedan seguir por pendiente natural y llegar a otra planta. ¿Va a haber olor? Y sí, va a haber olor.
- Pero el líquido que se tira al río, ¿por qué se tira el río?
- ¿Por dónde sale?
- Hay un caño que tira permanentemente líquido al río.
- ¿Al río? Yo sé qué la otra vez se dijo que nuestro camión desobstructor estaba tirando al río, lo que no era verdad. Ese hilo de agua que vos ves al río, nos da a nosotros una pauta de que hay una cañería tapada. Si hay una cañería tapada, eso es el rebalse que tiene, porque sino saldría por todos lados. Cuando vemos eso, estamos permanentemente dando vueltas, entendemos que hay algo tapado y empezamos a analizar la cañería a ver dónde está obstruida. Procedemos a la desobstrucción. Como cualquier tanque de agua, si se traba el flotante empieza a caer agua, esto es lo mismo. Las pocas veces que se tapa, ese líquido nos dice que hay una cañería tapada. Eso es así en todos lados, no es solo acá. Y olor lo vas a oler porque es desecho cloacal.
- ¿Existe algún proyecto con respecto a la planta depuradora del San Bernardo?
- Estamos con estudios, hemos pedido presupuestos para ponerla en funcionamiento a full nuevamente y para ver si la podemos ampliar. Hemos presentado los proyectos a la Dirección Provincial de Aguas y Cloacas, también a la Secretaría de Hábitat de la Nación, pidiendo ayuda financiera para poder ejecutar las obras. Y también ayuda técnica, porque en la Municipalidad no tenemos cuadros técnicos que nos permitan hacer ese tipo de proyectos. Estamos en eso. Nos dijeron que puede haber novedades, porque una de las premisas que tiene nuestra gobernadora es que haya cloacas por todos lados, y lo mismo el agua. Sabemos que estamos dentro de los municipios que van a recibir obras, pero todo lleva su tiempo. No son obras fáciles, y además son muy caras.
- ¿Qué presupuesto estima para la planta del San Bernardo?
- Para ponerla en funcionamiento y ampliar la capacidad nuestra al doble, es decir, que tengamos el 80 por ciento de los hogares con cloacas, estimo no menos de 120 millones de pesos.
- ¿Ampliar implica construcciones?
- Sí. Lo que pasa es que ahora hay nuevas tecnologías. No pensemos en una planta igual a la existente, porque estamos hablando de una tecnología de más de 30 años. Hoy hay tecnología que con mucho menos espacio y mejor productividad abastase mucho más. Los procesos han cambiado mucho.
- ¿Hoy lo único que se hace es separar los sólidos?
- Se separan los barros y la circulación que genera dentro de la planta produce el efecto de percolado, que es el efecto de la aireación, por lo cual el líquido que sale es inocuo para el medio ambiente.
- Pero el circuito de la planta no está funcionando, de hecho hay pasto en varios sectores.
- El pasto no tiene nada que ver, el pasto es afuera de lo que es la planta en sí.
- Me refiero a pasto en los piletones.
- Naturalmente se generan bacterias que comen desechos. Eso es parte de los desechos que se comen. Lo que yo quisiera es que estén funcionando los dos piletones que hay y hoy hay uno. Ponerla en funcionamiento bien significa cambiar todos los equipos obsoletos. Hay bombas y motores de más de 30 años. De las cuatro bombas cloacales están funcionando dos, una se nos quemó hace un mes, está en reparaciones, pero cuando asumimos teníamos una sola bomba trabajando y ahora tenemos tres trabajando. La cuarta está totalmente desarmada y no sabemos dónde está. Son bombas que no se pueden reemplazar, porque tenés que cambiar toda la batería de bombas porque al ser tan viejas no existen más. Pero son muy buenas, son como los Ford Falcon, funcionan bárbaro. De las cuatro pudimos poner en funcionamiento dos más. Tenemos muy buenas cantidad de bombas en uso, no tenemos problemas por ese lado. Mi idea siempre es ampliar la red de cloacas a todo Luján.
- ¿Usted dice que el tratamiento que se le da a los líquidos cloacales es suficiente?
- Siempre es mejor darle otro tipo de tratamiento, pero es lo que tenemos hoy. Y es eso lo que queremos mejorar. Estamos hablando de una tecnología de 30 años.
- Más allá del aspecto tecnológico, si uno va a la planta lo que uno ve es que está, salvo un sector pequeño al inicio, totalmente parada.
- Hay que ver qué viste vos. Porque está la planta nueva, por llamarla de alguna manera, y tenés la planta vieja. Quizás vos viste la planta vieja, que está ahí como un hecho histórico pero que no funciona. Pero lo otro funciona todo.
- ¿La barredora funciona?
- Sí.
- ¿En qué quedó la posibilidad de extender la red en Open Door a partir de la planta construida en Cabred?
- Yo tengo tres planes. Uno es ampliar la planta de tratamiento de Luján para darle mayor superficie. Otro es Open Door y otro es Jáuregui-Pueblo Nuevo. Son proyectos que hemos presentados y estamos a la espera.
- ¿La estructura de la planta depuradora de Open Door alcanzar para darle cloacas al pueblo?
- Estamos en el estudio de los caudales para ver si alcanza o no, no lo hemos terminado todavía. Si alcanza, bienvenido, y haremos las gestiones para que nos permitan hacer las cloacas en Open Door. Pero eso está en estudio.
- ¿Cuando se refiere a Jáuregui habla de la planta depuradora de la ex Curtarsa?
- La idea es llegar a un acuerdo con el privado. Si bien esa planta es muy grande, nosotros con que usemos el 25 por ciento de esa planta alcanzaría. Antes eso era de una curtiembre y utilizaba mucha agua, se dice que utilizaba mil litros de agua por cuero. Pero para darle cloacas a toda esa zona, con que usemos la cuarta parte de esa planta nos alcanzaría. Es otro plan que hemos presentado para ver si la Provincia lo aprueba y tratar de conseguir esa planta.
Los dichos de Luciani
El año pasado, en el marco de la apertura del período de sesiones ordinarias del Concejo Deliberante, Luciani mencionó a la planta depuradora dentro de un punteo de acciones “en marcha”. Primero se refirió a la “puesta en marcha de la Planta Depuradora de Camiones Atmosféricos de la localidad de Open Door, que terminó con el grave problema de la disposición final de estos residuos. Allí se tratan alrededor de 250.000 litros diarios de aguas servidas. Fue realizada con fondos provinciales y el Municipio completó las obras de acceso e iluminación”. Y agregaba: “También mejoramos los parámetros de vuelco del efluente del Servicio Cloacal en la Planta de San Bernardo, que llega al río Luján, mejorando sustancialmente su oxigenación”.
En abril de este año la planta depuradora reapareció en el discurso de Luciani para abrir las sesiones, pero ya no como obra en marcha, sino como “proyectado”. Dijo que “en el pasado mes de marzo hemos llevado a la consideración del Ministerio de Infraestructura, Obras y Servicios Públicos bonaerense una nómina de obras: más de cincuenta y por un valor que, en su conjunto, superan los 500 millones de pesos”.
“Un número importante de las mismas –por un monto estimado de 60 millones de pesos- se ejecutarán en este año, o –si su magnitud o fecha de inicio no permite concluirlas en el ejercicio en curso- se comenzarán en 2016 hasta su terminación”, prometía el primer mandatario local.
Enumerada como “proyectada” figuró la “Recuperación planta de tratamiento del barrio San Bernardo”.
Un problema reiterado
Los archivos de EL CIVISMO son abundantes en informaciones vinculadas a contaminación del río generada por líquidos cloacales y proliferación de malos olores. Ya en el 69, este bisemanario reproducía un artículo del diario capitalino La Prensa que alertaba respecto del mal funcionamiento de la planta depuradora y sus consecuencias en el curso natural.
Muchos años después, en 1996, se informaba que la planta funcionaba en un 40 por ciento de su capacidad, con roturas en dos bombas de aireación. Los olores en el barrio San Bernardo eran insoportables.
En 2004, tres años antes de que las instalaciones salieran definitivamente de funcionamiento, unos cien vecinos asistieron a una reunión cansados de los malos olores. En esa oportunidad exigieron una solución en el corto plazo y como contrapartida dejaban abierta la posibilidad de recurrir a la Justicia.
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