Escribe OMAR BELLO (seguilo en twitter @lavidaesbello) - Por qué Jorge Fernández, intendente de Lincoln, podría arruinar una tradición de 120 años: El carnaval de Lincoln.
El carnaval de Lincoln no sólo es uno de los más importantes del país, sino que conserva (o conservaba) la raíz típica de la tradición carnavalesca criolla: Su condición de artesanal.
Desde hace tiempo son varios los intendentes o gobernadores que, con el único fin de promocionarse, cierran pautas publicitarias con cualquier marca y arman carnavales tendientes a “venderse”. Por ejemplo, el de Gualeguaychú se está convirtiendo en una tribuna para la promoción de cerveza Brahma.
Otra “trampa” son los teatros donde figuras de cuarta salen en los programas de Rial agradeciéndole al político de turno.
No todos los linqueños están conformes con el carnaval 2014.
Primero, se realizó una trasmisión televisiva muy costosa (en realidad los medios deberían pagar y no al revés) a través de C5N y Continental (el mismo grupo). Por momentos, el conductor Robertito Funes, uno de los preferidos de Cristina Kirchner, parecía burlarse de los asistentes por su condición “pueblerina” y entraba en verdaderos ataques de pánico ni bien lo rociaban con espuma (se merecía eso y bastante más por el destrato a los asistentes).
Segundo y más importante: Presupuesto.
LA VERDAD recibió muchísimas denuncias acerca de cómo se maneja el carnaval y en todas ellas se señala a Jorge Fernández como el “dueño” del evento. Lo que era una fiesta popular ahora se transformó en una máquina de facturar que, desde el estacionamiento hasta la venta de bebidas, que, se supone, financian instituciones benéficas, están “controladas” por el municipio.
“No dejen caer la fiesta”, señaló Fernández en la presentación del carnaval y dio todo un discurso contra las críticas que le llovían. Claro que no era para menos: Catorce millones de pesos y una transparencia en las cuentas que, de acuerdo a los opositores, es tan cristalina como un pedazo de brea, hacen que lo que debería ser una fiesta popular se convierta en una fuente de dudas.
“Divididos”, “Tan Biónica”, “Show de Panam” (no le trajo mucha suerte a Luis Ventura que hacía de Ogro…), y transmisiones costosísimas no parecen llevarse de la mano con una tradición donde prevalecía la cultura popular de un pueblo riquísimo en muchos sentidos (artístico, histórico, cultural) que ve convertido su carnaval en una plataforma de derroche para el lucimiento de Jorge Fernández, lucimiento que por otra parte no se vio reflejado en las urnas ya que terminó recibiendo una verdadera paliza.
Extraoficialmente se dice que lo ejecutado habría sido ocho millones. La pregunta del millón (o de los seis millones) es dónde fue a parar el resto.
Quienes organizan este tipo de mega fiestas siempre hablan de la difusión turística y la plata que le queda a la ciudad. Sin embargo el mismo intendente asegura que Lincoln recuperaría apenas el 70% de lo invertido.
¿Cuáles son las prioridades de Fernández a la hora de distribuir el dinero? Porque Lincoln tiene muchísimas necesidades insatisfechas para que la plata termine en los bolsillos con espuma de Robertito Funes.
También hay algo invisible que perturba.
Lincoln es la capital nacional del carnaval no porque contrate grupos carísimos (hay que ver todas las cuentas en detalle) o suba al escenario a la modelito del momento, durante décadas lograron conservar ese espíritu que, lamentablemente, todas las demás ciudades perdimos: El carnaval real criollo, ese que no copia al brasileño o trata de competir con nadie; aquél donde todos son parte y pueden estar sin tener que pasar por la mesa de negociaciones de Fernández.
Estamos acostumbrados a los negocios y ver qué pasó es responsabilidad de la justicia o los opositores linqueños.
Que la ambición de Fernández haya transformado un acontecimiento cultural único en escenario para subirse y mostrarse, llevará años de reparación. Una verdadera pena cuando se mete la mano en aquello que es perfecto. El intendente operó sin anestesia a un paciente sano, transformó una cara única en esas de plástico que se ven todos los días en la tele.
Comentá la nota