El Centro Cívico instruyó a sus alfiles en el departamento para que reordenen el partido y empiecen a potenciar nuevas figuras. La intención es recuperar la competitividad del espacio en el valle y parar una primera línea defensiva cerca del intendente de Carlos Paz.
Por: Felipe Osman.
El viernes, en el Hotel Eleton, unos 300 dirigentes sociales, sindicales y políticos del departamento se reunieron en un convite organizado por las 62 Organizaciones Peronistas bajo la consiga “Para volver a hacer grande al Peronismo de Punilla”. La paráfrasis trumpista no sorprende a quienes conocen el estilo de Ricardo Moreno, ideólogo del armado sindical que desde hace tiempo trabaja para convertirse en un brazo político importante del Centro Cívico en buena parte del territorio provincial.
Lo cierto es que las 62-O cuenta con dos factores que juegan a su favor para alcanzar ese objetivo. El primero, son un espacio relativamente nuevo en Punilla. Ganaron incidencia en la zona tras las internas del partido de marzo de 2021, cuando Juan Schiaretti desafió a Carlos Caserio en su pago chico. El entonces senador había renunciado a la Presidencia del PJ provincial para pasarse a las filas del Frente de Todos, y la interna contra el schiarettismo fue durísima. El caserismo se impuso a nivel departamental, pero la lista de Schiaretti consiguió arrebatarle la Presidencia del PJ carlospacense. El Panal reconoció a Moreno la incidencia que tuvo su incursión en el valle para anotarse esa victoria y, desde entonces, Punilla se convirtió en parte de teatro de operaciones de la organización político-sindical.
A la novedad, se suma otro factor. En un contexto de ajuste, con el Gobierno Provincial cerrando paritarias modestas con los sindicatos públicos e incrementando los aportes de sus agentes para sostener el equilibrio fiscal, las centrales que nuclean a esos gremios están condicionadas para ofrecer respaldo político al Centro Cívico. Las 62-O, en cambio, no tienen esa dificultad.
Ahora bien, los planes del Panal para Punilla no terminan, desde luego, en esa organización, que finalmente es solo una pieza más. La intención es que todos los sectores armen en departamento. Después se verá, llegado el caso, como se consigue confluyan en una única campaña. Para eso hay tiempo.
Así, en paralelo a Moreno, el armado viguista que comanda Leonardo Limia, el caserismo y el espacio que conduce Patricia Mujica también destinarán sus esfuerzos a ganar músculo en el territorio y posicionar a nuevos dirigentes competitivos en todo Punilla.
El próximo turno electoral, distante en el horizonte, sin dejar de ser una referencia, no es por ahora una prioridad. Sí lo es, por el contrario, plantar una línea defensiva, una contención frente a Esteban Avilés, que tras abandonó el oficialismo provincial tras el recambio generacional que experimentó Hacemos por Córdoba en su reformulación hacia Hacemos Unidos.
Allá por 2019, el ahora intendente de Carlos Paz se sumó al esquema que lideraba Juan Schiaretti para convertirse en presidente de la Agencia Córdoba Turismo. Pero la buena sintonía que existió con el ex gobernador no continuó con su sucesor, con el que ya se acumula algunos roces.
La designación de Emilio Iosa –opositor de Avilés- como director de la Cuenca del Dique San Roque, en la órbita del ministerio de Ambiente, irritó al intendente, que asegura que, tras el cambio de mando en el Panal, la articulación con la Provincia se ha vuelto más dificultosa y se desconocen los protocolos bajos los cuales actúan las nuevas autoridades en lo relativo al manejo del lago.
A esa situación particular la encuadra en un contexto en el que, según entiende, se han perdido ámbitos de coordinación como la Mesa Provincia-Municipios (aún no convocada por la actual gestión provincial), y se ha avanzado en acciones que aluden a los municipios sin hacerlos parte en la toma de decisiones, como la nueva Ley de Seguridad o la detracción de subsidios al transporte.
En una entrevista de la televisión local de Carlos Paz, Avilés golpeó un flanco delicado para el oficialismo provincial, y aseguró que, a diferencia de Juan Schiaretti y José Manuel de la Sota, Llaryora hace “Cordobesismo con K”.
La reacción, adelantan algunos de los jugadores implicados, será intensificar el armado del oficialismo provincial en Punilla y apuntar a una renovación del espacio capaz de posicionar a nuevos cuadros para dar la pelea en el valle, frente a un Avilés que administra una ciudad no sólo importante por su tamaño, sino también por su vidriera.
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