Durante la segunda semana del juicio por delitos de lesa humanidad que se desarrolla en el Tribunal Oral Federal de Formosa y que juzga el accionar de ex miembros de las fuerzas nacionales durante la última dictadura se siguen develando historias tan crueles como dolorosas.
Por encontrarse prófugo de la justicia el principal acusado de esta causa, Ángel Spada, la carátula fue modificada y ahora lleva el nombre de “Juan Carlos Camicha y otros s/asociación ilícita, privación ilegítima de la libertad agravada, desaparición forzada de personas en función del delito de homicidio”.
Quienes están sentados en el banquillo de los acusados son los oficiales del Ejército Hugo Kishimoto y Faustino Blanco Cabrera; el suboficial Juan Carlos Camicha, y el comandante de Gendarmería, Mario Osvaldo Sosa. En la misma condición están también quienes integraron las fuerza de la Policía de Formosa, comisario Anselmo Álvarez, ex jefe de la institución, y los suboficiales Sergio Gil, Luis González, Félix Oscar Romero y José Medina, éstos últimos fueron integrantes de la Guardia del Destacamento de Colonia “San Antonio” conocido como “La Escuelita” y sindicado como uno de los centros clandestinos de detención más populares de la etapa negra del país.
Uno de los abogados querellantes, Williams Dardo Caraballo, habló con Radio Uno y El Comercial sobre el desarrollo del juicio al que calificó de “histórico”.
El entrevistado comentó que los testimonios aportados en la segunda semana de audiencias lo ha dejado satisfecho: “Hay que reconocer que asiste público joven y vinculados con organismos de Derechos Humanos como así también familiares de víctimas”, destacó el profesional que agregó que los hechos dolorosos que debieron padecer durante la vigencia del gobierno militar están en las declaraciones que se aportaron.
“Nos vamos enterando de las distintas atrocidades cometidas por quienes están sentados en el banquillo de los acusados y que son los verdugos”, afirmó el abogado, detallando que la privación ilegitima de la libertad, el secuestro, la tortura y las apropiaciones de bienes son algunas de las acciones que llevaban a cabo impunemente los acusados.
Violaciones y
abusos sexuales
Al ser consultado sobre si sorprende algún testimonio que víctimas que revelan detalles de violaciones y abusos sexuales: “Hay delitos de ese tipo contra mujeres dentro de lo que se ha pedido revelar más allá que en la intimidad de la causa por su cercanía con las historias de las mismas, presumíamos”, comentó.
“En casos concretos como el de una mujer que aún permanece desaparecida cuyo testimonios coincidentes de varias víctimas se pudo recoger. En La Escuelita se daba este tipo de abuso con todas las prevenciones que en forma de protocolo se prevén para estos casos” detalló Caraballo, revelando además que estas victimas -en su mayoría- habrían mantenido en secreto esos hechos que sufrieron.
“Se guardaron 37 años estos hechos como tratando de tapar la basura con una alfombra y se les da una serie de protocolos que les dan garantías para que las puedan declarar”, dijo el entrevistado que explicó para que los testigos puedan expresarse con confianza se desaloja la sala para que puedan quedar solamente las partes interesadas: “Vimos mucho coraje y decisión y estimo que para estas personas es como sacarse una mochila para determinar con precisión lo que pasó. Son momentos irrepetibles en cuanto a que se acuerdan de detalles sensibles”, agregó.
“Estaría determinado quienes son los responsables de estos delitos”, prosiguió Caraballo que resaltó además que la violación era una forma en la metodología del terror para someter a las víctimas con el objetivo de quebrarlas y obtener alguna confesión.
Luego de saberse los testimonios que hechos ocurridos en nuestra provincia, los culpables de estas atrocidades vivían dentro del marco constitucional según confirmó Caraballo: “Era muy común que víctimas y victimarios se cruzasen por la calle y compartieran algún acto porque sus hijos iban al mismo colegio o por otras circunstancias”, dijo el letrado con profundo dolor, hecho que transcurría con el silencio las víctimas ya que el contexto no permitía hacer una reivindicación de los Derechos Humanos que se violaron durante esos años de plomo.
Nuevos centros
clandestinos
Comentó que del relato de las víctimas se aprecian nuevos centros clandestinos de detención más allá de La Escuelita. “Se aprecia del testimonio de Carlos Sotelo que efectivamente en el Escuadrón de Gendarmería 16 de Clorinda se albergaron alrededor de 100 personas, aunque también otras víctimas dijeron que el edificio de la Prefectura Formosa hubieron detenidos alojados”:
“También en la Comisaría del menor en el lote 4 habían presos políticos, reveló Caraballo.
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