"Macri debe haber soñado en transformar a grupos como Revolución Federal en los 'Camisas Pardas' cuando dijo que esos muchachos iban a salir a combatir con los orcos en la calle", afirmó en Modo Fontevecchia.
Leopoldo Moreau criticó la dirección de la UCR por la actitud de duda frente al gobierno de Javier Milei, al que considera neoliberal y cercano al fascismo. Sostuvo que la falta de síntesis entre el radicalismo y el peronismo permitió que minorías de derecha tomen el control del Estado. Además, planteó la necesidad de una nueva configuración política que integre a sectores progresistas. “Me parece que acá hay que generar un movimiento nacional, popular y democrático, particularmente de una enorme densidad, para alejarnos de esos peligros” manifestó en Modo Fontevecchia, por Net TV, Radio Perfil (AM 1190) y Radio Amadeus (FM 91.1).
Leopoldo Moreau es diputado nacional de Unión por la Patria (2017-2021/2021-2025), también lo fue entre 1983 y 1995, y 2001 y 2005 por la Unión Cívica Radical. Fue fundador del Movimiento Nacional Alfonsinista y presidente de la Cámara de Diputados, y además candidato a presidente. Es presidente de la Comisión Bicameral de Fiscalización de Organismos y Actividades de Inteligencia del Congreso.
¿Qué va a pasar con el mapa político los próximos años? ¿El radicalismo alfonsinista existe u hoy hay un radicalismo de centro-derecha?
Yo creo que el radicalismo, al igual que le pasó al peronismo en alguna etapa, sobre todo en la década de los 90, ha sido cruzado por una diferencia sustantiva.
Creo que el radicalismo, que se ha denominado en el pasado el radicalismo alfonsinista, expresa un radicalismo que promueve un estado de derechos sociales, promueve una profundización y extensión de derechos civiles y de derechos humanos, busca desarrollo productivo sobre el avance de la inversión en tecnología, incorporación de capital productivo, alejado por supuesto de lo que es la especulación financiera que en esta etapa del capitalismo ha alcanzado un nivel de concentración nunca conocido.
Además, ha caído en manos de, lo que se denominan hoy, los supermillonarios, que son los que precisamente en Davos elogió Milei, los fondos que podríamos llamar de inversión en algún caso y otros los caracterizan como Fondos Buitres y Black Rock, el peso que tienen individualmente cada uno de ellos que en algún caso adquiere mayor volumen que el Producto Bruto Interno de una nación tan importante como Alemania o como Francia.
Y nosotros, bueno, estamos expresando esa ideología mientras que la conducción de la UCR se ha inclinado, primero con el paso que dieron en Gualeguaychú en la alianza con Macri y ahora en una actitud dubitativa, por decirlo de alguna forma, respecto al gobierno de Milei, a la idea de que hay que acompañar las opciones en una instancia neoliberal y en esta ultra liberal, que además casi en algunos casos, sobre todo desde el punto de vista político, se toca con el fascismo.
Y eso la verdad es que a mi juicio no solo es un camino equivocado, sino que condena al radicalismo a la irrelevancia y la inexistencia.
Lo hacen con dos argumentos. Por un lado diciendo que se oponen a lo formal, a la forma de Milei, pero no al fondo y por el otro lado, por la convicción que tienen de que ha habido, como dijo Alfonsín alguna vez hace muchos años, un giro de la sociedad hacia la derecha y que entonces hay que resignarse a esa circunstancia y salir a buscar en esa pecera, es decir, en la pecera de una sociedad que ha girado hacia la derecha y que se ha, de alguna manera, embanderado con la idea de la confrontación permanente con el peronismo y el kirchnerismo.
Ejercitan antiperonismo y antikirchnerismo, más que radicalismo, y me parece que eso también ha provocado una desviación enorme en cuanto a lo que son las bases programáticas fundacionales del radicalismo. Además, hasta tácticamente equivocado, porque en esa pecera hay muchos que disputan, hay un peronismo de derecha que disputa, está el PRO, que más que disputan son socios y esa derechización es una sola salchicha que quieren morder varios perros.
¿No hubo siempre en el radicalismo un sector distinto al alfonsinismo?
El radicalismo nace, como usted sabe Jorge, de lo que se denominó la Unión Cívica, que fue la que protagonizó la Revolución del 90, que en ese momento tenía entre sus cabezas, no solamente a Leandro Alem, sino incluso a Bartolomé Mitre. Es decir, nació de una conformación heterogénea, como nació de alguna formación heterogénea el propio peronismo.
Los grandes movimientos nacionales tienen esas denominadas alas o corrientes, que en muchos casos son contrapuestas. Tanto es así que la Unión Cívica después se parte entre Unión Cívica Radical, que es la que encabezan Alem e Irigoyen, y Unión Cívica Nacional, que es la que encabeza Mitre.
Siempre esa convivencia entre alas más conservadoras, más vinculadas al status quo, y más populares o progresistas, existió en el radicalismo. Lo que pasa es que Irigoyen hegemonizó el radicalismo durante una etapa larguísima, y se impuso esa impronta nacional, popular, etcétera.
Después vinieron los balbinistas. De todas maneras, en esa caracterización Balbín se equivocó muchísimo, en la entrevista que usted cuenta que le hizo en la revista La Semana. Balbín, Pugliese, Arturo Illia, lo que podríamos llamar la vieja guardia del radicalismo. Es cierto que no era peronista, o hasta te diría que era antiperonista, pero era nacional. Era profundamente nacional. Tenía la idea de la diversidad nacional.
El gobierno Illia debe haber sido el gobierno más nacionalista que tuvo en la República Argentina mucho tiempo. Solo comparable con el de Néstor y Cristina Kirchner en esa materia. Porque fue el que anuló los contratos de petróleo, hizo la ley de medicamentos y afectó a los laboratorios. No quiso mandar tropas a Santo Domingo en la invasión norteamericana.
Las dictaduras que hubo en la Argentina entre 1930 y 1983, muchas de ellas, fueron apoyadas por una parte significativa de la sociedad. ¿La sociedad se derechizó o una persona como Milei permitió que cuestiones que se reprimían se blanqueen?
Es un desafío interesante la pregunta. En realidad uno también podría hablar de un péndulo en el sentido de que efectivamente por momentos la sociedad admite, tolera o incluso, eventualmente, hasta puede llegar a acompañar modelos autoritarios, pero cuando estos modelos autoritarios muestran su verdadero rostro la sociedad inmediatamente se vuelca hacia demandas democráticas, exigencias de mejores condiciones de vida, rechazo a las dictaduras y los autoritarismos.
Si uno compara, para poner un ejemplo así al pasar, la sociedad del Cordobazo, el Rosariazo, de las luchas anti dictatoriales en la segunda mitad de la década del 60 y principio del 70 con esta sociedad, uno podría tener la sensación de que el péndulo se ha movido de una punta a la otra con digamos una característica muy profunda.
¿La del 76 al 80 no se movió en el sentido de ser más permisiva respecto de un sistema autoritario?
Sí, porque había circunstancias que generaban condiciones de esa naturaleza y una prédica.
Un fracaso de lo anterior
Sí, pero relativamente, porque fíjese que, por ejemplo, volvamos al gobierno de Illia, ¿qué fracaso podía ser?
Me estaba refiriendo al 76.
Sí, bueno, el 76 sí. Efectivamente había condiciones políticas muy complejas, ni siquiera las condiciones económicas que se han vivido en los últimos tiempos.
¿Hay una superposición entre aquel radicalismo alfonsinista y progresista y el peronismo que, de alguna manera, lo llevó a usted al peronismo?
No, a mí no me llevó al peronismo, me llevó a un movimiento nacional, popular y democrático donde convivimos quienes provenimos del radicalismo, del peronismo, de la izquierda tradicional, del socialismo, por lo menos de algunas expresiones del socialismo, y donde también se han incorporado muchos sectores, sobre todo desde el punto de vista generacional, que no tienen un contacto directo con lo que ha sido la tradición peronista, pero se han incorporado a través de lo que se denominó el kirchnerismo.
Uno podría decir el propio Kicillof, para poner un ejemplo. Pero reconozca que en la masa crítica el peronismo, considerando al kirchnerismo también peronismo, es primus interpares.
Sí, sin lugar a dudas tiene una gravitación enorme. Además por la influencia que todavía el peronismo mantiene en el movimiento obrero, que es un factor primordial en el peronismo, y en la dinámica social de la Argentina.
Por eso yo no coincido con lo que decía Grondona, ni coincido con los que creen que hoy el problema es definirse a partir de la idea del antiperonismo. Creo que todas son categorías políticas que se han diluido. Creo que hoy lo que está sucediendo en la Argentina es que se está reconfigurando, como ocurrió en el 2003 y en adelante, porque usted recuerde que Néstor Kirchner convocó a la consultación, y ahí acudieron siete o seis gobernadores radicales. Es más, Cobos integró la fórmula con Cristina Kirchner.
El grave problema de la Argentina es precisamente que esas experiencias históricas, radicalismo primero y peronismo después, no han logrado del todo una síntesis, y eso ha permitido que minorías, en su momento ultra minorías, se apropiaran del Estado precisamente a partir de la rendija enorme, que más que rendija se transformó en grieta, de ese enfrentamiento. Creo que el día que el peronismo y el radicalismo, o lo que fue el peronismo y el radicalismo, que no es lo mismo que lo que fue en el pasado, encuentren un camino común con otros sectores progresistas de la Argentina, el país puede encaminarse.
Fíjese usted que, de alguna forma, lo que está sucediendo hoy tiene que ver con esa circunstancia, la falta de una nueva configuración en una polarización que seguramente tendrá que tener un formato diferente que el que tuvo en el último tiempo. Pero si no, ¿qué pasa? La derecha termina imponiendo las reglas de juego. Entre ellas, por ejemplo, últimamente, y en lo más grave a mi juicio, haber transformado el odio en bandera política.
¿Y el odio hacia qué? El odio hacia el movimiento popular, el odio a lo que Milei dice que es el primer populismo que tuvo Argentina, que es Irigoyen, el odio a lo que ellos caracterizan al populismo peronista, y acompañando ese odio, la deshumanización del adversario, la venganza, la violencia, a través de grupos como este de Revolución Federal, que en algún momento Macri debe haber soñado en transformarlo en los camisas pardas cuando dijo que esos muchachos iban a salir a combatir con los orcos en la calle.
Me parece que acá hay que generar un movimiento nacional, popular y democrático, particularmente de una enorme densidad, para alejarnos de esos peligros.
¿No cree que lo que hubo en la votación de 140 a 104 fue un acuerdo o alianza antiperonista? ¿Y de alguna manera también lo que hubo en las elecciones de segunda vuelta fue una alianza antiperonista?
Sí, a ver, le hago una pequeña corrección, que no va a modificar la historia, pero era de 144 a 109. Esos 109, efectivamente está incluido Manes, Juliano, está incluida Margarita Stolbizer, están incluidos los dos representantes del socialismo santafesino. Digo esto porque son datos que no le van a cambiar la historia a la Argentina de la noche a la mañana, pero que van marcando lo que le acabo de decir respecto a la necesidad de una nueva configuración política.
Claro que influyó eso del antiperonismo, sin lugar a dudas. Yo se lo dije además en el debate, o lo dije en el debate. Los guía el antiperonismo y el antikirchnerismo. Y detrás de eso se escudan para justificar y respaldar políticas de derecha. Por ejemplo, ¿cuál es el argumento de estos opositores que no se oponen? Bueno, que hay que darle al gobierno las herramientas para que pueda llevar adelante sus objetivos.
Ahora, lo que pasa es que hay que abrir esa caja de herramientas y ver qué hay adentro. Si vos le das una motosierra para que desmiembre la estructura federal del país, porque creen que los estados subnacionales, como lo llamaban Martínez de Hoz, Cavallo y compañía, y ahora Caputo y Stutzenegger, son el fruto de los problemas fiscales de la Argentina, porque son provincias llenas de vagos, que no laburan y que solo viven del Estado. Si le das un martillo para romper la República, le das una lima para limar los salarios de los trabajadores y los jubilados, y le das además en la caja de herramientas una estaca y gas pimienta, esas herramientas nosotros no se las vamos a dar a este gobierno de antemano.
Porque además, yo entiendo, no se leen proyectos de tanto volumen, pero el proyecto que envió el gobierno, en el mensaje lo dice con toda claridad, ellos en realidad lo que quieren hacer con estos poderes delegados o facultades delegadas es reformar la Constitución, porque en el artículo introductorio de la ley dicen que quieren volver a la Constitución de 1853.
Ahora hay un pequeño problema, en el camino hubo otras constituciones, otras reformas constitucionales, la del 57, que incorporó como único artículo el 14 bis de la Constitución, y mire qué casualidad, lo incorporó el radicalismo, que es el que consagra un montón de derechos para los trabajadores. Y después estuvo la Constitución del 94, que es la que perfeccionó el Estado Social de Derecho. Entonces ellos quieren, sin reforma constitucional, facultades extraordinarias para reformar la Constitución.
Alejandro Gomel: Ganó más el antiperonismo que lo que venía diciendo Milei de Irigoyen y de Alfonsín, que los insultaba y le votaron igual las leyes este grupo de radicales.
Efectivamente, porque los enceguece ese antiperonismo o porque creen que les conviene, porque creen que eso es mayoría en la Argentina, porque, alguna manera lo acaba de decir Jorge, en el balotaje se confirmó la idea de que el antiperonismo y el antikirchnerismo es más fuerte que las corrientes nacionales, y entonces como los enceguece por un lado el mensaje de odio, etcétera, y cuando van a sus bases se encuentran con que ese mensaje es el predominante, o porque les conviene creerlo porque es la pecera más gorda, siguen plantados en ese lugar y ese lugar los diluye y emborrona como una fuerza política de otra naturaleza, como la que fue históricamente el radicalismo.
Insisto, aun no siendo peronista o aun siendo hasta antiperonista, el radicalismo defendía la densidad nacional, y además esa etapa también terminó cuando el abrazo a Balbín-Perón, terminó cuando Alfonsín y Duhalde sacaron al país de la crisis del 2001, lo que además desmiente a Milei cuando dice que la política nunca resolvió una crisis. La política resolvió, a lo largo de la historia, infinidad de crisis creadas por la anti política a través de los golpes militares, infinidad de crisis.
AG: ¿Cómo ve la sesión de la tarde? ¿Se puede destrabar?
Va a ser una tarde en la que se va a mezclar mucho debate en términos de la opinión pública, o de lo que se ve, y muchas discusiones detrás de las cortinas respecto a una pulseada que la más visible es esta que usted acaba de mencionar, la de los gobernadores en relación a los recursos a las provincias.
La verdad es que hemos retrocedido tanto, no tanto como pensábamos que íbamos a retroceder porque Milei dijo que nos iba a llevar a 1910, bueno, nos llevó más atrás, nos llevó a la lucha entre unitarios y federales. Lo cierto es que las provincias hoy lo que tienen es sardina y desierto porque no son más beneficiadas con obra pública nacional y prohibió a los bancos de provincia adelantar recursos contra la corrupción.
Comentá la nota