El reciclaje de restos agroindustriales como medio de cultivo y sustituto parcial de la turba mejora la fertilidad del suelo y reduce el uso de químicosEnsayos de la tesis con un cultivo de espinaca.
La tesis de la nueva doctora por la Universidad Politécnica de Cartagena Alicia Hernández Lara avala el uso de compost agroindustrial para el control biológico de enfermedades en cultivos de lechuga y espinaca. Esta técnica de economía circular y sostenible proporciona mejoras agronómicas y edafológicas, al mejorar el rendimiento de las cosechas y la actividad microbiana y fúngica en el suelo.
“Los residuos agrícolas y los aditivos incorporados durante el proceso de compostaje mejoran el compost como medio de cultivo y como enmienda orgánica en procesos de solarización para la desinfección del suelo”, explica la investigadora del CEBAS-CSIC.
Los ensayos se realizaron combinando residuos de tomate, puerro, orujo de almazara y restos de poda e incorporando durante el proceso de compostaje diferentes aditivos como residuos de café, tomillo, lavanda y jara. “Las plantas de lechuga cultivadas en compost mostraron valores de peso fresco significativamente mayor que las cultivadas en turba, siendo los compost con café los que mostraron un mayor rendimiento”, resalta la tesis.
La investigación destaca también que los residuos de tomate y puerro adicionados con lavanda tuvieron la mayor capacidad de eliminación de patógenos vegetales como el ‘Pythium irregulare’, conocido como moho de agua y que pudre las plantas. “Este compost puede utilizarse como sustituto parcial de la turba en el cultivo de lechuga en invernadero”, recomienda la investigadora. “El objetivo es mejorar la fertilidad del suelo, manteniendo un entorno seguro al reducir la aplicación de pesticidas y fertilizantes químicos”, añade.
“La combinación de compost y proceso de solarización para la práctica de desinfección del suelo, incrementó el carbono orgánico total, el nitrógeno total y la actividad microbiana. El compost produjo cambios significativos en las comunidades bacterianas y fúngicas del suelo, que se mantuvieron después de la cosecha”, concluye igualmente la tesis, dirigida por Margarita Ros Muñoz y José Antonio Pascual Valero, bajo la supervisión de la catedrática de la UPCT Catalina Egea Gilabert.
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