El año pasado los costos de los productores crecieron un 30%, mientras que el precio de la leche se incrementó apenas un 8,6%. El acuerdo de precios limitó la capacidad de la industria de otorgar nuevos aumentos. Advierten que se inició una nueva fase de liquidación del rodeo lechero y que crece el proceso de concentración en el sector.
En su discurso de inauguración de sesiones ordinarias el pasado 1 de marzo en el Congreso, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, hizo mención al sector lechero al recordar que en 2012 se produjo la cifra récord de 11.500 millones litros de leche.
Pero la primera mandataria evitó en ese momento entrar en detalles e intentar explicar las causas de semejante nivel de producción dado que tiene su origen en un nuevo proceso de liquidación de vientres por parte de los productores tamberos.
El problema actual es que este fenómeno -que ya ocurrió en el sector ganadero de carne vacuna durante el periodo 2006/2010- promoverá una reducción significativa de la oferta de leche en todo el país en un plazo de tiempo no muy extenso.
En diálogo con La Política Online, el titular de Cartez, Néstor Roulet, puso sobre la mesa algunos números para entender la realidad de este castigado sector primario que viene sufriendo la ausencia de una política a largo plazo con reglas claras.
“En todo 2012 los costos de los productores crecieron un 30 por ciento, al tiempo que en el mismo período el precio lo hizo sólo en un 8,6 por ciento”, señaló el dirigente rural cordobés para ilustrar la situación de quebranto que atraviesan los tamberos.
“Está claro que en este contexto muchos productores de años en el sector tiraron la toalla y otros lo harán próximamente porque no hay señales de cambios en el corto plazo”, afirmó Roulet, quien fue vicepresidente de Mario Llambías en CRA en 2008.
La reducción del stock lechero se produce vía disminución del rodeo por parte de tamberos que liquidan parte de su stock para sobrevivir, y la segunda corre por cuenta de aquellos que liquidan tambos para pasarse a la agricultura.
En el segundo caso, las vacas son adquiridas por otros tambos de mayor escala productiva, alentando de esta forma el proceso de concentración en un sector caracterizado por la diversidad de sus actores (se calculan unos 11.000 tambos).
En tanto, el dirigente de la Mesa de Productores de Leche (MNPL), Julio Aimar, contó a este medio que “durante 2008/2012 el aumento de costos fue del 176 por ciento, mientras que en ese mismo período el precio de la leche creció un 95 por ciento”.
“Al estar en un sector donde los tiempos son biológicos, la liquidación del stock ganadero no se nota de inmediato en el mercado, sino que los resultados de malas políticas demoran algunos años en vislumbrarse”, dijo Aimar.
Lo cierto es que los últimos datos oficiales muestran que en el primer mes de 2013 la recepción de leche en las principales industrias lácteas descendió un 11 por ciento respecto al mismo mes del año pasado (en febrero y marzo siguió cayendo).
Precios
En este contexto, según un artículo publicado en valorsoja.com, los tamberos argentinos, en promedio, están cobrando unos 0,34 u$s/litro de leche, mientras que sus pares uruguayos en febrero pasado comenzaron a recibir 0,40 u$s/litro.
Así las cosas, en nuestro país las principales industrias lácteas comenzaron a aumentar en los últimos meses el valor de la leche pagada a los tamberos para intentar evitar una mayor sangría. Pero la depreciación del peso argentino neutralizó esa estrategia.
Asimismo, otro tema que genera preocupación, al igual que en el resto de los sectores productivos, es el acuerdo de precios que impuso el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, a los supermercados y que, aparentemente, seguirá hasta octubre.
Con este virtual congelamiento de precios, la capacidad de la industria láctea para seguir aumentando el valor pagado a los tamberos es limitadísima a menos que decidan resignar ganancias (algo muy poco probable).
Por ende, la política de Moreno congeló también los precios mayoristas de la mayor parte de los productos lácteos. Pero los costos de producción de las usinas –leche, salarios sindicalizados, energía y demás– siguen un inexorable curso alcista.
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