Según la primera encuesta nacional de La Liga de la Leche Argentina, el 95% considera importante promover la lactancia materna, pero el 4% desconoce hasta cuándo.
Más teta por favor. La elocuente frase resume las recomendaciones que los expertos brindaron durante la Semana Mundial de la Lactancia Materna, que finaliza mañana. Los beneficios de dar de mamar no se comparan con ninguna otra forma de alimentación o suplementos que puedan ofrecerse al bebé. Los niños que fueron amamantados no sólo tienden a gozar de buena salud, sino que, cuando se enferman, presentan síntomas menos intensos y sanan más fácilmente que aquellos que no lactaron.
Sin embargo, aún existen algunos mitos y creencias que obstaculizan el correcto amamantamiento. Uno de ellos es que si la mamá está enferma, no debe amamantar y, de continuar, no puede tomar ninguna medicación. Esto es falso, ya que si la mujer tiene gripe, tos o un resfrío, no hay inconveniente en que siga amamantando. De tratarse de una enfermedad más grave, antes de tomar cualquier medicación deberá consultar al médico. Desde la Asociación de Empresas de Nutrición Infantil (ANI), los especialistas aclararon que “si el medicamento o terapia que debe tomar es incompatible con la lactancia y no hay ninguna otra alternativa, se puede mantener la producción de leche haciéndose una extracción manual o con sacaleche mientras dura el tratamiento, para después retomar la lactancia”.
Otro de los mitos extendidos en la sociedad es que hay que espaciar al menos tres horas cada toma para darle tiempo al pecho a que "se recargue". Los expertos de la Liga de la Leche Argentina aseguran que el cuerpo de una madre lactante siempre está produciendo leche. Sus senos funcionan, en parte, como "depósitos de reserva", algunos con mayor capacidad que otros. Cuanto más vacío esté el pecho, más rápido trabajará el cuerpo para reabastecerlo. Y cuanto más lleno esté, más lenta será la producción de leche. Si una madre espera sistemáticamente a que se le "llenen" los pechos antes de dar de mamar a su bebé, su cuerpo puede recibir el mensaje de que está produciendo demasiada leche y, por tanto, reducir la producción.
Según los resultados de la primera encuesta nacional “Mitos y creencias sobre lactancia materna”, realizada por la consultora Voices! para la Liga de la Leche, un 95% de los argentinos considera que es importante promover la lactancia, pero sólo un 4% conoce la recomendación de la Organización Mundial de la Salud (OMS) acerca de los beneficios de amamantar un mínimo de dos años. Al respecto, el Ministerio de Salud de la Nación, en consonancia con los lineamientos de la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP) y la OMS, recomienda que los niños sean amamantados de forma exclusiva durante los primeros seis meses de vida.
La encuesta en cuestión contó con una muestra de 1000 casos y fue publicada ayer en el sitio web de la Liga. Entre otros resultados, destacó que nueve de cada diez argentinos sostienen que la lactancia materna es importante para la salud presente y futura del niño, y para el vínculo madre-hijo. Además, sólo un 1% de los encuestados menciona al favorecimiento del desarrollo de la mente como beneficio de la leche materna. Desde la entidad explican que numerosos estudios científicos demuestran la correlación entre el amamantamiento y el desarrollo intelectual y motor, probando que existe una relación estrecha y notable entre la duración de la lactancia materna y el coeficiente intelectual.
Otro de los resultados dio cuenta de que la mitad de los argentinos cree que la leche de fórmula contiene anticuerpos vivos y mutantes, similares a los de la leche materna. Sin embargo, las leches artificiales contienen sólo una parte de esos nutrientes y ninguna de las hormonas y los anticuerpos que están presentes en la leche humana y cuya ausencia conlleva mayor riesgo de padecer asma, alergias, infecciones de las vías respiratorias y gastrointestinales, oclusión dental alterada e infecciones por contaminación de la leche artificial.
Por otra parte, la encuesta nacional muestra un costado algo mojigato, puesto que tres de cada diez argentinos sostienen que una madre no puede amamantar al tiempo que trabaja o estudia. En rigor, todos los lugares de trabajo deberían contar con lactarios, para que las madres que trabajan no tengan que extraerse leche en el baño y puedan almacenarla en condiciones óptimas. Por otro lado, cuando la madre vuelve a casa, la lactancia favorece el reencuentro y fortalece el vínculo madre-hijo, además de que sigue cubriendo las necesidades físicas y emocionales del niño. De todo modos, los argentinos ponen énfasis en extender la licencia por maternidad a seis meses, el período de lactancia materna exclusiva.
Pese a que la mayoría de los encuestados se manifiesta de acuerdo con que los lugares de trabajo deban poseer lactarios, dos de cada cinco argentinos sostienen que las madres deberían amamantar en privado, o bien admiten que se sienten incómodos cuando una mujer amamanta cerca de ellos en algún lugar público. Pero los chicos no tienen por qué esperar. Según la Liga de la Leche, la cantidad que produce una madre llega a su punto óptimo cuando se amamanta al niño tantas veces como lo necesite. «
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