Luego de dos años donde las actividades presenciales se detuvieron debido a la pandemia, la comunidad de la Universidad Nacional de Mar del Plata regresa en forma progresiva a las aulas.
Una vuelta que no solo es un reencuentro físico con las cátedras, sino que reactiva la participación política de los estudiantes, los espacios de extensión e investigación, entre otros. “La nueva normalidad” trae grandes expectativas, y también incertidumbres, para el futuro del sistema universitario público.
“En primer lugar, significa una gran alegría porque, de alguna manera, quiere decir que estamos saliendo de esta época tan compleja como resultó ser la pandemia”, aseguró Alfredo Lazzeretti, rector de la casa de altos estudios. A lo que agregó: “Los altísimos porcentajes de vacunación con los que cuenta el país en general, y la comunidad universitaria en particular nos posibilitan retornar a una presencialidad plena, en la cual podamos volver a disfrutar de la vida universitaria como la conocíamos antes”.
Si bien, desde un principio se planteó que “nada va a ser igual”, recuperar la presencialidad se vuelve una necesidad urgente porque la vida universitaria no se puede reducir a una relación a través de las pantallas. “El contacto entre los estudiantes es muy positivo, no solo del punto de vista afectivo sino que, muchas veces, llegamos a terminar nuestras carreras porque el grupo en el que estudiamos nos ayuda a llegar cuando uno está flojo o sin ánimos. También es muy positivo por la relación con el docente, es mucho mejor cuando se realiza de forma presencial”, planteó.
Es que más allá de las aulas, recuperar la presencialidad implica restablecer la vida universitaria que, de alguna manera, es una de las características claves que tiene el sistema universitario público en Argentina. “Esto que atravesamos, de llevar todas las asignaturas a la virtualidad, fue parte de una excepcionalidad“, afirmó el Rector.
En este sentido, dijo que “somos conscientes y valoramos positivamente que nos haya quedado un importante capital en lo que es el uso de las nuevas tecnologías. Lo que avanzamos en este conocimiento, aunque sea parcial, fue un salto enorme que si lo hubiésemos tenido que dar a través de un debate con los claustros docentes y estudiantiles, nos hubiera llevado bastante más tiempo de lo que tuvimos que hacer, prácticamente, en semanas”.
Tanto aspectos positivos como negativos se reúnen alrededor del concepto de la virtualidad y, luego de dos años manteniendo este sistema, “hemos descubierto que también tiene una cara inclusiva. Hay muchas personas que, por horarios de cursadas o distancias, no podrían asistir a todas las clases y ahora la virtualidad, a través de los campus, le ofrece las clases grabadas y los materiales digitalizados. Esto hace que se puedan saldar esos obstáculos, aunque sabemos que la vida universitaria es presencial y la tenemos que recuperar“, confirmó.
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