En la sesión anterior Laviuzza había increpado a Hernán Sabbatella diciendo que le iba a romper la boca y que no sabía con quien se estaba metiendo. Las amenazas del massista fueron a la vista de todos y con todos los concejales como testigos, razón por la cual, consultados por El Diarío, todos coincidieron en que se había tratado de algo lamentable y que no recordaban hechos de violencia como éste desde que Rousselot comandaba el distrito.

Lo cierto es que ante el repudio generalizado por su accionar y la repercución que tuvieron sus amenazas, Laviuzza decidió ausentarse de la última sesión en la que se trataron expedientes importantes para el distrito como la extención y renovación del tendido de agua corriente.

Pudo haber sido por la vergüenza de sus propios actos o por mera estrategia de esperar que se calmen las aguas, lo cierto es que el massista amenazó y después se escondió.