Durante esa convención, que se llevó a cabo entre el 8 y el 11 de octubre de 1998, en Río de Janeiro, se elaboró el primer Consenso Latinoamericano de Obesidad.

Esa reunión reflejó la preocupación de la comunidad científica de la región en torno a lo que se considera la epidemia del siglo XXI, la obesidad. Es una enfermedad metabólica crónica, constituye un problema de salud pública generalizado que se puede prevenir con la incorporación y práctica de hábitos de vida saludables.

La morbimortalidad asociada a esta enfermedad incluye en un 70% a las enfermedades cardiovasculares. En los países desarrollados la obesidad y el sobrepeso son considerados como problemas, que también van en constante incremento en los países con ingresos medios y bajos, especialmente en las áreas urbanas.

La prevalencia de esta patología en Latinoamérica es de más del 50% y trae como consecuencias una serie de enfermedades, entre las que sobresalen las cardiovasculares y diabetes entre otras; además el gran número de niños que la padece está en grave riesgo de enfermar en el futuro de diabetes, hipertensión arterial, enfermedad coronaria y otras enfermedades conocidas como ECNT (Enfermedades Crónicas No Transmisibles).

Desde el Ministerio de Desarrollo Humano se recomienda tomar las medidas necesarias para prevenir la obesidad y se sostiene que las medidas deben centrarse en la modificación de hábitos de vida, tales como la dieta alimentaria inadecuada y el sedentarismo.

Además, se remarca la importancia de informarse y tomar conciencia de los serios riesgos y complicaciones que acarrea esta enfermedad, y desde edades tempranas se debe adoptar dos medidas fundamentales: dietas equilibradas con incorporación de frutas y verduras y pocas grasas, y la práctica diaria de una actividad física moderada.