Ezequiel Spillman
El lunes pasado intentó tomarse el día. Pero no pudo: terminó recibiendo a María Eugenia Vidal y a Emmanuel Ferrario, el vicejefe porteño. Y se llenó de reuniones con asesores cercanos. También su WhatsApp se transformó en una gran cadena de pésames. Tras la derrota en las PASO, Horacio Rodríguez Larreta intenta, por estas horas, dar vuelta la página de la amarga elección del domingo pasado, en la que Patricia Bullrich le sacó seis puntos.
Siguió esta semana hiperactivo e intentó disimular lo mejor posible el golpe político. Eso sí: se sacó la foto en el Botánico con la exministra de Seguridad. Aunque allí no se habló de cargos, Larreta no está dispuesto a integrar un hipotético gabinete bullrichista. Ella tampoco se lo pidió. Fue Mauricio Macri quien insinuó que podría ser jefe de Gabinete. Fue una carta de intención que no prosperó.
En ese marco, el jefe de Gobierno tomó dos decisiones centrales. La primera es que se enfocará, nuevamente, en la gestión de la Ciudad en estos casi cuatro meses más de mandato que le quedan.
Eso supone un regreso a Uspallata, la sede gubernamental, en Parque Patricios, y a las reuniones de seguimiento. Todo lo relativo a la gestión, desde comienzos de este año, había quedado en manos del jefe de Gabinete porteño, Felipe Miguel. Larreta volverá a mostrarse como “gestor”, una marca que instaló.
La otra decisión es acompañar y ayudar a Jorge Macri para que intente ganar en primera vuelta en octubre. Por ello, el miércoles se volvió a poner al frente de la reunión del gabinete porteño y sentó al candidato del PRO por su sucesión a su izquierda.
“La prioridad número uno que tiene hoy Horacio es trabajar para que Jorge gane en todas las comunas y, eventualmente, no haya segunda vuelta”, afirma a PERFIL una fuente de línea directa con el jefe de Gobierno.
En la Ciudad, para evitar la segunda vuelta, se necesita el 50% de los votos. La única ocasión que ocurrió fue en 2019, cuando el propio Larreta sacó el 55% y eludió el ballottage.
Ayudará a Jorge Macri en la Capital Federal y encolumnó a todo su gabinete
El otro caso: en 2000, cuando Aníbal Ibarra alcanzó casi el 49% y el segundo, Domingo Cavallo, apenas superó el 20% y decidió bajarse.
En ese marco, Larreta hará campaña con Jorge Macri y ya se empezó a delinear, por lo bajo, la transición. La inmensa mayoría de ministros larretistas no estará en un hipotético nuevo gobierno del PRO.
En especial, aquellos que jugaron a fondo con Fernán Quirós (Salud) cuando era precandidato. U otros casos, como el de la ministra de Desarrollo Humano, María Migliore, quien ayudó abiertamente a Martín Lousteau y fue importante para la victoria en el sur de la UCR en sociedad con Emiliano Yacobitti, socio de Lousteau. Pero no solo él la dejará afuera: Bullrich la dejará afuera también de los equipos técnicos en el área social.
A pesar de ello, Larreta ordenó a todo su gabinete alinearse para que el PRO pueda ganar. Concentrado en terminar la gestión de manera ordenada.
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